por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Giovanni Sartori se preguntaba si ¿queremos una cultura en la que nadie sepa nada? Y culminaba esta pregunta diciendo: “En definitiva, si el maestro sabe más que el alumno, tenemos que matar al maestro; y el que no razona de este modo es elitista. Esta es la lógica de quien carece de lógica”.

El punto de partida de Sartori es que la televisión genera un nuevo tipo de ser humano marcado durante toda su vida por una suerte de atrofia cultural.
La FIFA en otra muestra de su hipocresía expresó en un comunicado que “No se puede tolerar este tipo de comportamiento en un terreno de juego, especialmente durante la COPA MUNDIAL cuando millones de personas tienen la vista puesta en los jugadores…”

Veamos a la FIFA le alarma que la supuesta mordida, confieso no la vi, pero todos fuimos convencidos que “la mordida existió”, haya ocurrió en un “terreno de juego”, quiere decir que si hubiera ocurrido en el vestuario no le hubiera importado, dado que allí no había una cámara de TV.

La otra cosa que impulsó a la FIFA, una de las instituciones más cuestionadas por su falta de transparencia y por oscuros hechos, que no se difundieron por TV, como los entretelones para fijar la sede del mundial 2022, poco importan ya que no ocurrieron en un “campo de juego” ocurrieron en la oscuridad de un salón VIP, y en esos salones estas cosas ocurren, pero quedan ocultas bajo el velo de la redituable complicidad.

A la FIFA no le ha preocupado el derecho de defensa del señor Luis Suarez, le fueron suficientes unas pocas horas para demostrar la infalibilidad de su sharia futbolera.

La imagen o supuesta imagen de la “mordida” suplió a la idea de justicia convertida en una suerte de reminiscencia burguesa.

Esta es la hipocresía en la que vivimos las imágenes valen por lo que muestran y cuando no muestran algo, la repiten hasta que uno quede convencido que la repetición nos demuestra que lo que no vimos ocurrió.

Pero admitamos Luis Suarez mordió a un rival. En este caso a partir de ese hecho real se debe precisar la eventual culpa y a partir de esa culpa fijar una pena si correspondiera. Para eso debe escucharse al presunto infractor y se podrían encontrar atenuantes o hasta eximentes del castigo. Pero va de suyo que esto no se puede hacer en 48 horas.

A la FIFA le preocupó “la imagen”, le preocupó “el que dirán” porque se sabe vulnerable,  entonces  como una suerte de jacobinismo moderno resolvió la decapitación de Luis Suarez y creó una imagen virtual de JUSTICIA”, recurriendo a una suma injusticia y burlándose de todo principio que hace del derecho de defensa un muro contra la arbitrariedad.

La FIFA se quiso convertir en una suerte de Comité de Salvación Pública y para los que aun tenemos el hábito de pensar, más allá de que haya o no existido “la mordida”, creo que una vez que pase el tiempo nos daremos cuenta de cómo nos tomó por estúpidos y nos hizo creer que procedió con justicia…

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