Se trata de la segunda vez que SAS no cumple con el plazo que disponía para presentar un plan para salir de la quiebra. En abril pasado ya había solicitado una prórroga. La compañía escandinava está en la quiebra desde hace ahora un año, debido especialmente al impacto de la crisis del Covid.
SAS tiene un plan en varias partes: por un lado, conseguir que sus gastos e ingresos sean compatibles con una compañía aérea con futuro, lo cual pasa por reducir sus costes, y, por otro, obtener el apoyo económico de algún inversor para poder devolver algo del dinero que debe.
Las prórrogas que da el juez, obviamente, se basan en que los resultados que va presentando la compañía no son malos, aunque no tenga aún el dinero para salir definitivamente de la crisis. En estos momentos, la dirección de SAS ha lanzado una campaña para captar inversores, quienes tendrán que demostrar su interés antes del 18 de septiembre, fecha que puede ser clave para la salvación o, por el contrario, el cierre de la aerolínea.
La aerolínea está centranda ahora mismo sus esfuerzos de gestión en adelgazar, lo cual significa reducir flota y conseguir mejores precios en los leasing de muchos de sus aviones.
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