Cuando va llegando la temporada estival, vemos a los mismos protagonistas delante de todas las cámaras de televisión y hablando por todos los micrófonos a los que pueden llegar.

Durante la temporada estival, se reiteran las mismas caras y más o menos, las mismas declaraciones.

Cuando termina el verano, las mismas caras, dicen las mismas cosas que el año anterior y prometen lo mismo que el año anterior.

Llega la baja y desaparecen las caras, las cámaras y los  micrófonos curiosamente, cuando hay más problemas y cuando hay más tema para debatir.

Pero no hay debate.

Allí está la ley de turismo ingresada al Parlamento con el caprichoso texto que representa la idea del actual gobierno pero no la de los actores verdaderos del turismo, los cuales increíblemente, se callan la boca.

Allí esta axfixiada en los cajones del Parlamento la ley que regularía a las tarjetas de crédito, enterrada por la Comisión de Hacienda del Senado presidida por Rafael Michellini quien al parecer, no quiere sacarla de allí.

Allí está postergada hasta la exasperación la salida al ruedo de la nueva aerolínea que a pesar que ahora sabemos se llama Alas U, no tiene nombre su demora y los entretelones que cotidianamente se conocen y que no ayudan a que nazca como debiera, siendo la aerolínea de todos. La están haciendo emerger como una reivindicación social de la máxima cúpula de un gobierno progresista con mensajes equívocos hacia la opinión pública coordinados por gente que no tiene experiencia en la comunicación en esta actividad, conocida como "la tumba de los cracks".

Allí está la parálisis que se viene adueñando de los principales destinos turísticos, fruto de las dificultades y el fundamentalismo imperante en el principal mercado emisor.

Pero en Uruguay seguimos errándole en el alineamiento.

Los trabajadores de tierra por un lado y los pilotos por el otro.

Los hoteleros por un lado y los agentes de viajes por el otro.

Las aerolíneas por un lado y los agentes de viajes por el otro.

Todo el turismo y el transporte por un lado y los emisores de tarjetas de crédito por el otro.

La prensa especializada por un lado y la masiva por el otro.

Los empresarios y trabajadores de la actividad por un lado y los políticos por el otro.

Mientras tanto, aquel paroxismo o éxtasis de sentido de pertenencia que nos había invadido gracias a la celeste en Sudáfrica y nos hizo fantasear con la cercanía del país de primera o desarrollado, se ha desdibujado y no precisamente porque la selección haya jugado mal los últimos partidos.

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