La cosificación del actual proyecto, tratando de presentarlo como "un estadio de básquetbol" es una muestra más de como los hombres de la política uruguaya priorizan el agua de su molino por encima de la que es de todos.

Desde el punto de vista del turismo actividad que -les recordamos a los señores políticos- es una de las más importantes en nuestra economía, los destinos deben dotarse de infraestructura para que sean más aptos, más idóneos, más atractivos.

¿Por qué debemos negar la posibilidad de tener un espacio multimodal que posibilite no solamente jugar básquet, sino traer grandes espectáculos artísticos o realizar eventos importantes como congresos o convenciones?.

En la catarata de cosas que dice a diario el presidente Mujica, cuando sabe que el micrófono está abierto, hace pocas horas dijo una gran verdad: "con recortar un poco la publicidad que paga ANTEL ya tiene con qué financiar la obra".

Y esa obra, más allá que la quieran ver como un salvavidas para Ana Olivera -lo cual no es impúdico, son la misma fuerza política-, habrá de pasar a ser parte del patrimonio nacional, es decir, de todos los uruguayos.

Entonces, ahorremos tiempo y energías, cada vez que se cuestionen los 40 millones del Antel Arena, recordemos los 102 de la Torre de las Comunicaciones; la enormidad de millones del Banco Comercial y de otros bancos y seamos un poco más honestos.

Y a quienes quieren interponer el cuco de la inseguridad del entorno, les decimos que no tenemos dudas que el efecto será inverso al pretendidamente anunciado, habrá más luz, más movimiento, más vida, la más eficaz contrapartida para la impunidad de los suburbios.

Este artículo es otro de los placeres que brinda hacer periodismo independiente.

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