La fuerza negativa de arrastre que provocan los incumplimientos masivos conlleva siempre, la consiguiente crisis de confianza en el consumidor.

Muchos viajeros se estarán preguntando ¿adónde compro mi próximo viaje?.

Lo habitual, es que cuando alguien compra servicios en una agencia de viajes y paga con tarjeta, quien debe cerciorarse que la misma está habilitada y cubre el monto es el vendedor.

Cada día más, se está imponiendo que haya "algo" que le asegure al consumidor, que el pago realizado, ya sea en plástico o en efectivo, será honrado convenientemente.

Tal vez, un control automático basado en la tecnología que vaya "liberando" ventas a la vez que las garantiza, teniendo en cuenta el saldo "disponible" del vendedor, de acuerdo a su aval o fianza ante la autoridad del turismo respectiva en su jurisdicción.

¿No queda claro?.

Ejemplifiquemos.

La agencia minorista Fulana de Tal Viajes, tiene cubierta su posibilidad de venta, digamos en un total de 50 mil dólares ante la autoridad del turismo de su país.

Pues bien, mientras va vendiendo y cobrando, hasta llegar a esa cifra límite, un aparato expendedor colocado en su propio local, emitirá un boleto de garantía para el viajero y a él será entregado.

De ese modo, si ante cualquier problema, los servicios no se cumplen, el consumidor recuperará el importe pagado, con la sola presentación del comprobante ante la autoridad del turismo local.

A su vez, el agente de viajes minorista, parado ante el touroperador o mayorista o consolidador o inclusive transportador, cadena hotelera o lo que se vaya a inventar de aquí en más, incluidos los touroperadores virtuales, deberán tener su expendedor físico o virtual para emitirle al también consumidor agente minorista, su boleto de garantía.

Todo bien con el libre mercado pero, debemos preocuparnos seriamente para que de una buena vez, comprar servicios turísticos deje de parecerse a la ruleta rusa.

Firmado: Master en Know del error

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