por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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Las fronteras están cerradas excepto para uruguayos y residentes en Uruguay. No dice nada de "quienes tienen la residencia en trámite".
Nosotros, como la mayoría de los uruguayos, vemos con satisfacción que muchos hermanos latinoamericanos elijan nuestro país para venir a vivir. Estamos de acuerdo, muy de acuerdo, con la política anunciada por el novel presidente Lacalle Pou, a los efectos de promover la radicación en Uruguay y muchísimo más (a pesar del idiota de Alfredo Casero) que a quienes apunta especialmente el mandatario, sean argentinos. A pesar de todo lo que se quiera argumentar, no hay dos pueblos más parecidos en el mundo.
No tenemos absolutamente nada en contra con el hecho de que la señora Giménez quiera vivir en Uruguay y que tenga en trámite su residencia., Por el contrario, ojalá se vengan muchos famosos como ella desde todos lados, para generar en el este uruguayo, un reducto que resulte atractivo para nuestro turismo. Punto y aparte.
Seamos claros
Si quienes pueden entrar legalmente con las fronteras cerradas como las tenemos, son los ciudadanos uruguayos o los residentes en nuestro país, pongámonos de acuerdo y apliquemos la ley.
Ya está oliendo muy mal el carácter reservado que se le da al escándalo de explotación sexual a menores.
Ahora esto.
¿Qué no tienen nada que ver los dos casos?
Sí y mucho. El común denominador es el dinero.
Desde el 1 de marzo somos muchos los que estamos convenciendónos de a poco que estamos conformando un Uruguay donde el derecho, la honestidad y las buenas costumbres pueden ser nuestro orgullo.
Seguramente se nos explicará de alguna manera y se argumentará acerca de estas dos cosas que para nosotros huelen a podrido.
Si estamos equivocados y "está todo bien", pediremos disculpas.
Pero permítannos recordar una vieja máxima: "no sólo hay que ser, hay que parecer..."
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