por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Las primeras reacciones de los kelpers han sido negativas, ya que no creen, con toda razón, en la sinceridad de la propuesta.

De todos modos habrá que recurrir a la coherencia para hacer de esa propuesta un ofrecimiento creíble, lo que llevará su tiempo.

El error que habrá que evitar es prohibir el vuelo semanal de LAN, como medio para condicionar a los kelpers a aceptar la propuesta que comentamos.

Si, como dice la presidenta, Las Malvinas, es una causa regional, prohibir el vuelo de LAN, implicaría menoscabar a uno de los países de la región y le demostraría al Reino Unido y a los propios Kelpers, que en verdad, como lo dice Antonio en su nota, que vemos el mundo desde el ombligo de la Presidenta.

Estimo que la propuesta habrá que mantenerla a lo largo del tiempo y pensar que lo mejor sería que los vuelos de Aerolíneas Argentinas se sumen al de LAN, eso le daría a la propuesta visos de genuina sinceridad.

La cosa no será fácil ya que cuestiones semánticas aparecerán en las negociaciones y desde ya anticipo que las mismas no nos deberían apartar del objetiv0: acercarnos a las islas y a sus habitantes de modo amistoso.

Una de las cuestiones será determinar si el destino será Puerto Argentino o Puerto Stanley lo que determinará la documentación necesaria para ingresar a las islas: pasaporte, eventualmente visa, o simple documento de identidad.

Esa cuestión nos lleva a otra: ¿será un vuelo de cabotaje o internacional?

En mi opinión debería primar el objetivo de que Aerolíneas Argentinas o cualquier empresa nacional pudiera aterrizar en las Islas, aunque se les exija a los pasajeros una vacuna contra el odio....

La concreción de vuelos directos entre el continente y las islas facilitará que flujos de personas circulen entre ambos destinos y es en este punto donde una hábil política turística deberá ser puesta en práctica, tanto para unos como para los otros. El turismo debe ser una avenida de doble mano.

Estupideces como prohibir el atraque de naves con bandera inglesa o de las propias islas en el continente deberán dejarse a un lado ya que se contradicen con la propuesta de que aeronaves argentinas puedan llegar a la islas, en este punto el Poder Ejecutivo nacional debería fijar una clara política e imponer su autoridad.

No sé si pecamos de ingenuos como le ocurrió al alcalde de Buenos Aires, al creer que, aceptando una recepción precaria del sistema de metro de Buenos Aires, podría negociar su traspaso definitivo, pero en cambio, encontrándose día a día con hechos consumados tomados unilateralmente, todo lo cual convertía su ingenuidad en una soncera inadmisible en un político.

Tampoco nuestro alcalde estuvo acertado cuando anunció por los medios la devolución del metro, reconociendo al mismo tiempo que el Ministro de Planificación lo había convocado a una reunión por ese tema.

Habría correspondido que en esa reunión notificara su decisión de modo personal y luego la divulgara ante la sociedad.

Eso hace la gente de bien que, además, obra con valentía y buena fe.

Reitero no peco de ingenuidad, simplemente ofrezco mis reflexiones de entrecasa para que sirvan para tratar el tema, una idea sobre la que ya escribí hace bastante tiempo.

Por el momento aprecio que la Presidenta haya abierto esta posibilidad lo que debe implicar dejar de lado el patoterismo, el patrioterismo y la ansiedad adolescente de los jóvenes imberbes, aquellos que Perón echó de la Plaza de Mayo, no?

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