por Ramón de Isequilla, desde Madrid, @ramonpunta

Luego de un período de experimentos independentistas en Cataluña y un gobierno populista de corte bolivariano en su capital, Barcelona se ha degradado de tal forma que ha perdido el atractivo para el turismo de lujo, al contrario de Madrid que no sólo ha resistido heroica y eficientemente la pandemia, sino que ha renovado y mejorado su infraestructura tanto en lo público como en lo privado, en un ambiente de libertad hoy valorado por la hostelería madrileña, única que va resistiendo la crisis en España.

Ejemplo de esto es la apertura y reciclaje de hoteles cinco estrellas, como el caso del Four Seasons Hotel Madrid, que está cambiando la imagen del entorno de la Puerta del Sol, que se prepara para una espectacular transformación, con las obras que encaran las actuales autoridades del Ayuntamiento en conjunto con la Comunidad de Madrid, dentro de un plan de peatonalización que, sumado a la ampliación y mejora de la red de Metro, mantiene a Madrid a la vanguardia de la oferta turística de España.

El otro ejemplo de la nueva oferta hotelera de lujo de Madrid es el Mandarín Oriental Ritz, que tuvimos el privilegio de conocer gracias a la gestión de nuestro skalega Ramón Adillón, de la mano de Marcelo Moscheni, Director de Commerce, que muy gentilmente nos enseño sus flamantes instalaciones.

Ramón de Isequilla en el Ritz de Madrid.

Lo primero que surge al escuchar la historia del Ritz, es la figura de Alfonso XIII ligada indiscutiblemente a la historia de turismo de España, como lo relatábamos en nuestra nota sobre el hotel Miramar de Málaga en noviembre pasado.

El Mandarín Oriental Ritz con su fantástica reconstrucción, preserva la tradición de uno de los tres únicos Ritz originales del mundo, Londres, Paris, Madrid, el resto provienen de una licencia otorgada por los sucesores de Cesar Ritz.

El lobby del hotel.

Todos los detalles fueron preservados, manteniendo el lujo de principio del siglo XX con detalles de equilibrio oriental como el uso de materiales y el equilibrio Feng shui, acompañado de esfuerzos notables en el manejo de estructuras, como su fabulosa cúpula de vidrio que cubre la estancia central que resistió sin ningún inconveniente los sesenta centímetros de nieve del ya célebre temporal Filomena.

La comodidad de sus habitaciones, suites y salones de eventos se complementa con una gastronomía exquisita y uno de los mejores spas de Europa, donde el techo de su piscina climatizada reproduce exactamente el cielo que se observa desde el jardín ubicado sobre el, comandado por un ordenador que va mostrando como evoluciona la vista de las estrellas durante el curso de la noche.

El toque de misterio que nos mueve la imaginación sobre historias de espías de la gran guerra, es el pequeño salón ubicado junto al bar principal, que bajo el sugestivo nombre de Mata Hari, la cual fue célebre huésped del Ritz, acoge un ambiente totalmente aislado, con una tecnología que impide el uso de teléfonos inteligentes o cualquier aparato electrónico, no permitiendo la comunicación con el exterior; las reservas de este refugio para reuniones discretas se suceden sin pausa, despertando nuestro interés al nivel que consultaremos con nuestros espías berlineses, que vimos por última vez en nuestra fallida vista a la ITB en el tristemente célebre marzo de 2020 y los despedimos con algo de nostalgia en el Checkpoint Charlie.

Vista del Hotel del Prado desde una de las habitaciones del hotel.

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