Bali contra la furia del volcán
Lunes, 31 Octubre 2011 23:32

En el siglo VIII un sacerdote de Java levantó el primer templo hindú junto a un monolito pagano en la falda del volcán Agung, estableciendo elaboradas ceremonias religiosas para calmar su furia.

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por Francisco López- Seivane

En tiempos prehistóricos, un monolito de piedra en la falda del poderoso Agung ya anunciaba el temor y el respeto al volcán del pueblo balinés. En el siglo VIII un sacerdote venido de Java levantó el primer templo hindú junto al monolito pagano, estableciendo elaboradas ceremonias religiosas para calmar la furia del Agung.

Desde entonces, Besakih, que así se llama el complejo, no ha parado de crecer y cuenta hoy con 22 puras, o templos, que se extienden varios kilómetros sobre la feraz ladera sur del Augung. Es un terreno inclinado en cuya parte más alta se alza el llamado Pura Batu Madeg (Templo de la Piedra Solitaria), una vieja estructura de terrazas alrededor de un monolito primitivo que sugiere un culto megalítico.

A lo largo del complejo (prepárense para subir escaleras), los puras elevan al cielo los múltiples tejados negros de sus esbeltas pagodas, a los que sólo los fieles tienen acceso para celebrar alguna ceremonia. Pura es un término sánscrito que se refiere a lo que hay dentro de un recinto amurallado. En Bali, los templos, igual que las casas, son recintos cerrados, cuya concepción está basada en la peculiar cosmogonía del hinduismo balinés, un verso suelto, una festiva y colorida resultante del sincretismo entre el hinduismo de Java, ya bastante alejado del original, y el paganismo imperante en la isla. Por lo demás, nada hay en este magnífico lugar sagrado, que atrae todos los años a más de 250.000 turistas, que recuerde las espléndidas apsaras y otras fantasías de piedra de los templos hindúes.Ceremonias cargadas de energía espiritual

Entre las múltiples ceremonias religiosas que se estilan en Bali, las hay que se celebran todos los años, pero las más importantes tienen lugar en ciclos largos de cuatro y veinticinco años, respectivamente. Incluso hay una, Eka Dasa Rudra, la más sagrada de todas, que se convoca cada cien años para purificar la isla y a todos sus moradores, mantener la armonía social y, sobre todo, apaciguar al espíritu del Agung.

Desde el siglo XVI sólo se había celebrado dos veces, así que los líderes religiosos decidieron convocar el acontecimiento en 1963. Sólo unos días después de que millones de devotos se congregaran en Besakih, el volcán comenzó a rugir y, días más tarde, vomitó ríos de lava que causaron miles de víctimas y grandes pérdidas. Algunos opinan que la convocatoria del Eka Dasa fue inoportuna y los dioses castigaron el desatino; otros, en cambio, sostienen que la ceremonia salvó a la isla de una desgracia mayor, ya que la fuerte corriente de energía espiritual liberada en Besakih durante la masiva celebración había empujado la lava en dirección al mar, salvando al templo y a todos los fieles.

A Besakih acuden hoy muchísimos más turistas que devotos, pero el templo se mantiene primoroso, las ceremonias individuales tienen lugar cada día en distintos altares y la calma del Agung hace presagiar que el volcán está complacido. Es una visita que nadie debe perderse cuando viaje a la Isla de los dioses.

Portal de América - Fuente: www.ocholeguas.com

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