El otro Nardone
Miércoles, 05 Octubre 2011 02:53

En 1986, cuando Argentina tocaba el cielo con las manos, había un periodista deportivo muy especial, cubriendo el torneo. En 1986, cuando Argentina tocaba el cielo con las manos, había un periodista deportivo muy especial, cubriendo el torneo.

"Los fines de semana en verano, nos tomábamos el 192 con unos amigos e íbamos hasta las piscinas de Trouville, primero para aprender a nadar y luego, a disfrutarlas. En el invierno, variábamos entre el Intermezzo y el Trafalgar, en maratónicas matinées de cine. Viví una niñez y adolescencia típica del Uruguay de la segunda mitad del siglo XX, donde por supuesto no  faltaba el fútbol, en donde al principio me ponían de puntero izquierdo y terminé siendo número 3, clásico back adelantado, veloz y calentón"

Fiexpo 2024 1250x115
CIFFT 1250x115
Arapey 1250x115
Mintur verano 1250x115
SACRAMENTO - proasur
SACRAMENTO radisson
TSTT-1250x115



En los últimos tiempos, jugando con las palabras, casi todos sabemos casi todo, acerca del personaje Arnaldo Nardone. Del mismo modo, estamos seguros que muy pocos, conocemos a fondo a la persona del mismo nombre.

Generalmente estamos en contacto en forma virtual y nos reímos mucho, a medida que varía el grado de exotismo del lugar desde donde Arnaldo responde a veces a nuestros e mails, sms o llamados telefónicos.

Ha contestado desde el estrado principal de un evento en San José de Rica, hablando en voz baja mientras escuchábamos de fondo el ruido ambiente; lo ha hecho desde Bangkok, Puerto Varas o Frankfurt, indistintamente cumpliendo funciones de consultoría de su empresa particular MICE Consulting o en su rol de Presidente de la Asociación Internacional de Congresos y  Convenciones (ICCA), entidad que nuclea más de 950 miembros en 90 países y maneja un presupuesto anual de 4,5 millones de euros. Pero siempre responde, algo poco común, sobemanera si hablamos de alguien de su nivel y actividad.

¿Tomás mate?

“Tomaba mate amargo y fumaba La Paz sin filtro. Por estrictas razones de salud tuve que dejar el mate. A dos por tres me vienen una ganas bárbaras de matear pero me afecta y me tengo que aguantar. No hace mucho, estábamos con mi esposa en Punta del Diablo y estaba todo tan perfecto, la paz, tranquilidad, la playa y lo único que faltaba era el mate. Fui a un supermercado, me compré todo y tomé un poco".

¿Hace mucho que no vas a ver a Peñarol?

El domingo había pensado en ir pero, al final me fui con mis nietas y mi padre al Renacimiento, en Atlántida y quedó para otro día. ¡Qué bien que está el equipo!

Montevideano, de barrio...

"Nací en el seno de una familia típica del Uruguay de la época, de la clase trabajadora, mi madre era duraznense, de Capilla Farruco y mi padre italiano, del Sur de Roma. El viejo peleó dos guerras y en estos días cumple 94 años. Mi casa era del Plan Nacional de Vivienda, de INVE, en frente del Cilindro Municipal, con mucho verde alrededor, muchos amigos y tiempo para la diversión y para cumplir con mis obligaciones, como por ejemplo, desde los 8 años, ir en primera instancia a la profesora de inglés, vecina del barrio, para luego pasar a la antigua Alianza Uruguay-EEUU de la calle 25 de Mayo, mudarme con todos a la nueva sede de la calle Paraguay y cursar hasta lograr el First Certificate. Mis padres tuvieron la visión de brindarme ese conocimiento que no era tan común, al punto que si no recuerdo mal, era el único alumno de aquella profesora del barrio".

Arnaldo hizo primaria en dos escuelas públicas. Desde primero a cuarto en la Algarrobo, en la calle Industria (José Serrato); quinto y sexto en la Panamá, junto al Jardín de la Mutual en la Avenida 8 de octubre; liceo y preparatorios (bachillerato) en el Dámaso Antonio Larrañaga, con una interrupción en medio, pues estuvo viviendo en Buenos Aires más de un año. Llegó a cursar el primer año en la Facultad de Medicina pero necesitaba ganar su dinero y cuando el padre de Alberto Prandi (primer subsecretario de Turismo y Deporte de la administración Lescano) le dio trabajo en su gomería de la calle Eduardo Acevedo, desoyendo a su compañeros y a su entorno, enterró para siempre su vocación de llegar a ser cirujano cardiovascular. Ingresó como encargado, supliendo a Alberto que ya en ese momento había decidido poner proa hacia Punta del Este para comenzar su carrera inmobiliaria.

Antes de trabajar en la gomería, tenía alumnos a los que les vigilaba los deberes (tarea domiciliaria), a otros les impartía física y matemáticas y por supuesto, siendo adolescente, idioma inglés. Una vez a la semana, se montaba a las 7 de la amañana a un camión de reparto de bebidas alcohólicas y trabajaba en la venta a comercios hasta que caía la tarde.

Con 21 años, cuando aún no era el Día MUndial del Turismo, el 27 de setiembre de 1976 ingresó por tres meses a cumplir una suplencia como cajero del Room Service del entonces Victoria Plaza Hotel y desde entonces ese lugar, pasó a ser su segunda casa.

A esas alturas ya había agregado otro deporte a sus costumbres: el remo, en el cual llegó a competir federado a nivel nacional e internacional representando al Club ACAL de Malvín, en donde tenia su canoa y su kajac.

"En 1977, con 22 años, me caso y en 1979 nace mi adorable hija Vivian, de la cual hoy tengo 2 nietos varones, Federico y Emiliano".

Toda una vida en el Victoria Plaza (hoy Radisson Montevideo).

"El martes pasado, mientras todos brindábamos por el DMT 2011 yo lo hacía también por mis 35 años en el hotel. Pasé por casi todos los lugares. Fui cajero del famoso bar del Victoria, de la parrilla El Techo, en el piso 25  y varios cargos, entre ellos en la recepción, hasta que llegué a mi primera gerencia, la de créditos y cobranzas y posteriormente a la de Marketing, a la que Peter Schwarté (Gerente General del Radisson Montevideo), al poco tiempo le anexó Congresos y desde allí, es donde hice mi carrera más notoria dentro de la hotelería y el turismo de reuniones".

Cuando mencionaba su paso por la recepción del hotel, se dibujó una sonrisa en su rostro y al darse cuenta que lo observábamos cuenta:

"La recepción de los hoteles es un lugar muy especial, lo sabemos todos, ahí pasan las cosas más insólitas pero mientras recordaba esa época, se me cruzó el rostro de un pibe que siempre venía a pedir cambio y yo, "por hacerlo entrar", porque era bastante "calderita", casi nunca le daba, le decía que no tenía y se iba hecho una fiera. Ese pibe es hoy uno de mis mejores amigos, su nombre es Radamés (Montero, Director de Transhotel)".

Entre el 30 de diciembre de 1980 y el 10 de enero de 1981, se realizó en Montevideo el Mundialito o Copa de Oro, torneo de campeones mundiales en festejo de los 50 años del primer campeonato mundial, ganado por Uruguay, al igual que sucedería con este Mundialito. Lo disputaron Uruguay, Italia, Brasil, Argentina, y Alemania Federal. Como Inglaterra se negó a participar en el torneo, en su lugar compitió el equipo de Holanda, que era por entonces, subcampeón de las dos últimas Copas del Mundo de 1974 y 1978.

Estando en la recepción del viejo edificio, vio que llegaba a alojarse una delegación de periodistas de Kuwait, Arabia Saudita y Quatar, que venían a cubrir el Mundialito, representando a la revista El Halcón, con sede en Doha y a la televisión quatarí.

El principal del grupo le consultó acerca de la la posibilidad de contratar a un guía intérprete con conocimientos futboleros.

Dicen que a la suerte hay que ayudarla. Arnaldo estaba en el lugar y en el momento adecuado, pero además hablaba un muy correcto inglés y entendía bastante de fútbol. Era el back izquierdo del Salteño, en la Liga Universitaria y el capitán del equipo del hotel en la liga comercial.

No solamente vivió una experiencia inédita hasta entonces, la de estar acreditado en un torneo internacional como periodista y participar de entrevistas a las estrellas, ingresar a las concentraciones y demás, sino que ganó un buen dinero,  afianzó un excelente relacionamiento con el grupo de periodistas árabes, a los que incluso transportaba en su camioneta AMI 8 y ello derivó en una propuesta por parte de los mismos:

"Mándanos material deportivo de la región, principalmente de Brasil, Argentina y Uruguay y nosotros veremos, de acuerdo al contenido, de poder publicarlo".

Dos veces por semana, escribiendo en su vieja máquina Remington, en papel avión, mandaba por correo, crónicas del fútbol de los tres grandes del Atlántico. La revista en un principio tenía frecuencia mensual y luego pasó a ser semanal.

Habían transcurrido casi tres meses desde el fin del Mundialito, cuando Arnaldo oye que el Télex empieza a funcionar y se acerca a la máquina para comprobar que era un mensaje para él mismo, provenía de Doha y le anunciaba que había sido aceptado como corresponsal de habla hispana de la publicación y que comenzaría a cobrar por cada nota publicada (en principio, una mensual) una muy buena suma.

Al poco tiempo empezaron a ser dos mensuales las notas publicadas, motivo por el cual el cartero del barrio, una vez al mes le traía un sobre de envío certificado conteniendo un cheque por el doble del importe inicial.

El rostro se le iba iluminando con el relato, mientras compartíamos un exquisito almuerzo en Baccarat, el restaurante del Casino del Radisson.

Vino el Campeonato Mundial de España de 1982 y luego México 1986 y en ambos, fue designado para cubrirlos. En 1982 como integrante del equipo, intérprete y periodista y en el segundo, ya como reportero exclusivo, con un fotógrafo, encargado de toda la cobertura de la copa en territorio azteca.

"Pedí 40 días de licencia sin goce de sueldo en el hotel y me fui a España por primera vez. Recorrimos todas las sedes, recuerdo que en la mismísima final entre Italia y Alemania en el Bernabeu, Eduardo Rocca Couture, por entonces con un alto cargo en FIFA, a quien yo conocía por mis funciones en el hotel, me ve trabajando en el estadio y con cara de asombro me dice ¿Y usted que hace aquí?... Con lo que me pagaron de viáticos, al final del campeonato llamé al hotel y pedí 30 días más de licencia y me fui a recorrer Europa. Al  volver a Montevideo, a los pocos días, el cartero me trajo un sobre sellado en Quatar. Adentro venía el cheque con el pago por mi trabajo en España. Cuando vi la cifra me puse a llorar de alegría. Ese cheque fue directo al Banco Hipotecario, con él, abrí mi cuenta de ahorrista del Banco Hipotecario".

Ya como periodista deportivo profesional, miembro del Círculo de Periodistas Deportivos ("ya debo ser vitalicio, sigo pagando la cuota pero ya debo ser vitalicio"), junto a Ariel Giorgi y Humberto García, tiene su programa radial en emisora del SODRE, "3 a 1 se llamaba" dice sonriente y con un dejo de nostalgia.

En 1984 el Banco Hipotecario le entrega su primer apartamento por la zona del Zoológico montevideano y comienza su segunda etapa matrimonial, unión que perduró hasta 2004, de la que vinieron al mundo los dos varones, Germán y Rodrigo, éste último padre de las tres nietas de Arnaldo.

Luego del Mundial de México de 1986 fue invitado a viajar a Quatar vía Paris, en donde se unieron los directores de medios prestigiosos de España como Don Balón, de Francia L´Equpe y otros, de Italia y otros países europeos. Allí, ante todos esos monstruos del periodismo deportivo mundial, recibió el premio como el mejor corresponsal de la revista. Obviamente que junto al objeto de arte, vino otro cheque importante.

"En 1987, la revista dejó de editarse y perdí ese trabajo fabuloso que siempre pude realizar en forma paralela al del hotel,  gracias a la gran comprensión que siempre tuve de esta empresa. Puedes imaginar que al quedarme sin ese complemento, lloré lágrimas muy gruesas".

Siempre fui un buscavidas, cuidando siempre mi empleo principal, hice de todo, hasta tuve una empresa de alquiler de autos.

Pero un amigo, de esos que aparecen de vez en cuando y que dan buenos consejos, un día me dijo "ya está, hacés de todo y en serio, estás haciendo poco. Dedicate de lleno a lo que sabés, a lo que entendés, prestale atención a la hotelería.

"Y fue lo que hice, comencé a formarme y de esa manera, fui perfeccionando mis conocimientos en esta actividad. Junto a mi amigo Gabriel Umansky, en ese entonces compañero del Radisso, actualmente Gerente del Hotel Tryp Montevideo, comenzamos a viajar a Estados Unidos por determinada cantidad de semanas, durante cinco años, realizando algunos a distancia, dependiendo del curso y así logré especializarme en la Universidad de Cornell en Marketing Estratégico; Gerenciamiento Estratégico de Hoteles; Gerenciamiento, Operaciones y Marketing  de Centros de Conferencias; Liderazgo Estratégico y Gerencia Financiera de Hoteles y en la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, en Marketing Relacional y Fidelización de Clientes. En la Universidad Juan Carlos III de Madrid hice el Master Profesional en Estrategia, Marketing y Gestión Empresarial; en la Universidad de Bridgeport, me convertí en Licenciado en Administración Hotelera en su Escuela de Negocios y también en Cornell, en Licenciado en Gerenciamiento Estratégico".

El 19 de marzo de este 2011, en Lima, Perú, se casó con Blanca Chávez, una de las mejores chefs peruanas, Directora del Instituto Gastronómico Ambrossia de Cuzco y Directora del restaurante "El Rocoto", reconocido como el número uno en Perú, especializado en comida arequipeña. Como vemos, es su tercer matrimonio.

"La llevamos bien, nos encontramos en promedio cada poco menos de dos semanas en Lima o en Montevideo y cada vez que tengo un viaje largo vamos juntos", dice con toda naturalidad, para responder a nuestra pregunta de como es que hacen para vivir cada uno en su país y seguir atendiendo sus múltiples actividades.


Entrevista de Sergio Antonio Herrera

Portal de América - Imágenes:www.tnews.com.pe - www.miceconsulting.com

 

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.