por Graciano Palomo, preferente.com
Lo primero que tengo que escribir es una perogrullada: el tiempo pasa para todos y si hay inteligencia opera con la misma eficacia en los humanos que como ingrediente en los vinos de la Ribera: mejoran con las horas, los días y los años.
Esos cuatro lustros sucedidos no han pasado en balde por Javier Hidalgo. Lo conocí y trabajamos juntos en aquella entrañable Torre de Madrid recién aterrizado de la Universidad de Pipperdine (Malibú. California. USA). Entonces como ahora Hidalgo Jr. quiere vivir la vida que es lo mejor y lo más justo que puede hacer un ser humano con el tiempo que le ha sido dado. Pero nadie debería tomarle el número cambiado al consejero delegado de Globalia, que viene de triunfar, además, en la aventura de Pepephone, entre otras cosas, porque tiene una pituitaria de primer orden y un conocimiento completamente puesto al día.
Ha mamado el negocio; conoce como nadie todos los intríngulis del asunto. Quería y me interesaba, sobre todo, conocer sus puntos de vista estratégicos sobre el conglomerado de empresas que tiene ahora bajo su responsabilidad. Realizó una disección una a una de sus más importantes marcas. Como titular yo diría que Javier –con su cabello tan particular y su forma de vestir que no debería causar ningún cuchicheo porque lo importante son otras cosas, las que se esconden debajo del pelamen- pretende hacer una revolución tecnológica en Globalia pero sin despreciar lo recibido y lo que tiene encima de la mesa. Cambiar lo que se ha quedado obsoleto o simplemente no funciona aplicando, obviamente, las nuevas tecnologías y las enormes sinergias que produce un grupo empresarial turístico vertical como el que está bajo su mando.
Por ejemplo, sacar partido y rentabilidad a las mil oficinas que Halcón Viajes tiene diseminadas por todo el territorio nacional. Se puede vender cualquier cosa y optimizar costes dando valor añadido al “big data”. Tampoco voy a desvelar aquí algunas de las pautas tácticas del Grupo Hidalgo. Pero son de sentido común. Acabar con lo viejo que no produce e introducir mecanismos de rapidez y agilidad en la toma de decisiones sobre la base de información cierta y comprobada.
Me dio también la sensación de que Hidalgo Jr. concede una importancia inusitada a la formación de sus empleados en la conquista diaria tecnológica. ¡Va de suyo! Pero había que hacerlo.
La verdad es que este muchacho ya de 45 años y con una niña de cinco nunca se ha distinguido por presumir de nada. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad. Va a su “bola” sin importarle una higa el qué dirán. Sigue decidido a distinguir las voces de los ecos porque sabe que la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana. Si consigue el éxito vendrán a miles en posición lewiskyana; si por el contrario la suerte le es esquiva no le conocerá ni dios. Esta verdad es tan vieja como el vuelo de los halcones.
Lo realmente importante desde su perspectiva es la cuenta de resultados. El resto son paqueiradas. Su icono es Richard Branson (Virgin) y se muestra especialmente orgulloso de la alianza estratégica conseguida recientemente con el capo de Ryanair (Michael O´Leary) una operación secreta que materializó en primera persona y que ha puesto de los nervios a los competidores.
Tipo realista, práctico, con mucha visión. Después del almuerzo iba musitando yo acerca de lo fácil que crecen los sambenitos “ad hominem” en este país que todavía seguimos llamando España.
La ventaja que tiene el “hereu” es que le importa tanto la leyenda de bont vivant que se ha construido a su alrededor como a Ronaldo que suban a su yate alquilado los agentes de la maltrecha AEAT.
En el caso de Javi Hidalgo se puede aplicar el viejo adagio escocés: Only time will tell!!!
¡Suerte amigo!
Portal de América