Mallorca recupera el lujo chic
Lunes, 28 Junio 2010 00:00

La isla reivindica una vuelta a lo sencillo, a la recuperación de la esencia de la tierra. Con esta filosofía nace Cap Rocat, frente al Mediterráneo y con estética mallorquina.
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por Paz Álvarez 
Cualquier excusa es buena para visitar Mallorca, sin exclusión de la capital, Palma. Un lugar que recobra, sobre todo en los últimos tiempos, el encanto y la elegancia que rodea a la sencillez, el buen vivir sin estridencias, y así aleja a horteras y nuevos ricos que huyen de aquellos lugares donde la exhibición excesiva de bienes y de caudales sospechosos está mal vista.

Es una vuelta a la zapatilla de esparto, al aprecio de un buen calamar de potera, de unos mejillones capturados en la vecina Menorca, de una sobrasada de cerdo negro, de un vino local (Mallorca está haciendo buenos caldos), de una rica ensaimada, de una puesta de sol espectacular o de un baño en las playas que baña el Mediterráneo. O una visita a la catedral de Palma, donde se encuentra el retablo cerámico realizado por Miquel Barceló. ¿Para qué más?

Hay otra Mallorca lejos del bullicio de las zonas más turísticas de rigor, que ya comienzan a estar atestadas de gente estos días. Es la isla que disfrutan los amantes de las pequeñas cosas, aquellos que huyen de las autovías y viajan por carreteras secundarias, donde se aprecia mejor el paisaje agrícola, salpicado de balas de paja, árboles frutales y caserones de recia piedra. La tierra aquí es importante, también el mar. Teniendo en cuenta ambos elementos, acaba de abrir sus portones Cap Rocat.

No es un lugar cualquiera, ni un hotel al uso. Es mucho más: una antigua fortaleza, planteada para defender Mallorca, una vez que España perdió Filipinas y Cuba, y declarada área natural de especial interés hace una década. Situada al sur de la bahía de Palma, emerge de la tierra este espacio en el que se han respetado las antiguas instalaciones de la fortaleza y el entorno -ya que se trata de una reserva natural marina y de aves-, y que se ha adaptado a la estética mallorquina. Es una reivindicación del lujo por la sencillez, la privacidad, donde se prima el confort, el descanso y donde el tiempo se detiene.

El hotel es propiedad de un mallorquín que ama su tierra, Antonio Obrador, que ha respetado al máximo todos los rincones de este lugar. Cap Rocat ofrecerá durante el primer año de apertura un total de 24 habitaciones, decoradas con fotografías de la colección particular del propietario. A excepción de dos estancias situadas en el recinto de la fortaleza, todas las suites están aisladas al emplazarse en las antiguas troneras de los cañones al borde del acantilado. Cada una cuenta con una terraza privada desde cuyos gacebos se puede divisar el infinito Mediterráneo. Por las noches se oye el oleaje golpeando en las rocas. En un enclave más exclusivo se encuentra la suite El Cabo, donde además de todo lo anterior se puede disfrutar de una piscina privada. En una pequeña cala, conocida como de la Reina, se ha dispuesto de un espacio, el Sea Club, donde se puede disfrutar de un baño en alta mar, o de un almuerzo a base de carpaccio de gamba roja de Mallorca o una lubina con socarrat de arroz negro. La cocina se abastece de productos ecológicos y cuentan además con una ganadería mimada en atenciones. Los desayunos son a la carta y el cliente puede elegir dónde tomarlo: se dispone en cestas de picnic, donde no falta detalle. Y como dice su propietario, más que un hotel está concebido como una casa de huéspedes, donde el cliente se sienta como en su propio hogar.
Guía para el viajero

Cómo ir

Las aerolíneas españolas tienen varios vuelos diarios que unen las principales ciudades con Mallorca. También las low cost tienen trayectos a la isla. Por mar, desde Valencia y Barcelona parten ferries a diario.

Dónde dormir

La oferta de hoteles es amplia, para todos los bolsillos y clientes. El último en abrir ha sido Cap Rocat, con una oferta de inauguración de 300 euros la noche en habitación doble, 450 euros las suites y 850 euros la suite El Cabo. Los precios incluyen desayuno. Las habitaciones tienen wifi y las amenities del baño están elaboradas con almendras y miel mallorquinas.

Dónde comer


La cocina mallorquina es puramente mediterránea, basada en los productos de la tierra y del mar. En el pueblo de Ses Salines existe un lugar especial, Casa Manolo, donde se puede tomar caldereta, un excelente calamar de potera, pescados y mariscos a la plancha, y una deliciosa tarta de castaña.

fuente: cincodias.com

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