Lugo: acaté la sentencia "para no darles gusto a los que hacen mercadeo con la violencia y la muerte"
Miércoles, 05 Septiembre 2012 00:11

Lugo: acaté la sentencia "para no darles gusto a los que hacen mercadeo con la violencia y la muerte"
Dos meses después del juicio político que lo destituyó, el expresidente de Paraguay Fernando Lugo viajó a Uruguay para mantener reuniones con legisladores y autoridades del Frente Amplio y del PIT-CNT. Aprovechando su visita, En Perspectiva entrevistó al exmandatario. Lugo aseguró que los argumentos que se utilizaron en su contra en el juicio no tienen "ninguna relación" con la sentencia de "mal desempeño" de sus funciones como presidente. Afirmó haber acatado la sentencia porque, a su criterio, resistirse podría haber provocado hechos de violencia significativos. Sobre el actual presidente de Paraguay, Federico Franco, Lugo aseguró que "es el hombre más impopular en la política paraguaya" y que "no tenía otra chance para ser presidente" si no era "por medio de un golpe de Estado". Manifestó tener reparos sobre la posibilidad de volver a presentarse como candidato para las próximas elecciones por considerar que "la clase política y la Justicia paraguaya, cuando les conviene, sacan del camino a los candidatos". El exsacerdote se refirió también a la polémica sobre sus hijos naturales y afirmó que si bien es posible que haya afectado su reputación, sus opositores usaron ese argumento intencionadamente para "deteriorar" su imagen.
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EMILIANO COTELO:
El 22 de junio pasado, Paraguay vivió uno de los hechos políticos más importantes de su historia reciente.

(Audio.)

“Conforme al resultado de la votación nominal se declara culpable al acusado Fernando Armindo Lugo Méndez y por lo tanto queda separado de pleno derecho de su cargo.”

(Fin.)

EC - Así fue como el Senado paraguayo finalizó el juicio político que destituyó al presidente Fernando Lugo.

Lugo había llegado a la Presidencia en agosto de 2008, poniendo fin a seis décadas de hegemonía del Partido Colorado (PC) en el Gobierno. Sin embargo, no logró completar el cuarto año de los cinco para los que había sido elegido.

Desde su destitución, hace dos meses, Lugo viene denunciando lo que entiende fue un “golpe de Estado parlamentario” que se ejecutó en su contra, y paralelamente trabaja en la reorganización de su movimiento político, el Frente Guasú.

Anoche llegó a Uruguay, donde mantendrá reuniones con legisladores y autoridades del Frente Amplio y del PIT-CNT.

Aprovechando su visita, lo hemos invitado a que nos acompañara esta mañana en los estudios de Radio El Espectador.

Fernando Lugo es exsacerdote, exobispo de la diócesis de San Pedro, licenciado en Ciencias religiosas y sociólogo con especialización en la Doctrina Social de la Iglesia.

FERNANDO LUGO:
Agradezco poder estar en comunicación con tanta gente amiga, conocida, y desconocida también, en este país tan hermoso que acogió a mis hermanos como exiliados en las décadas de 60 y 70. Tengo familiares todavía aquí.

EC - Usted tiene una agenda que empieza sobre las 9.30 y que se va a extender a lo largo de todo el día, también mañana. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de esta visita a Uruguay?

FL - Hace dos meses y poco que hubo ese golpe de Estado parlamentario, “golpe exprés”, como dicen algunos, “golpe 2.0”, como dicen otros, y nunca salí del país, he recibido una serie de invitaciones, pero esta es la primera vez. Contrariamente a lo que ha hecho Zelaya, él no paró; aunque es otra situación, a él no le permitieron entrar en su país. Algunos decían: “Si sale Lugo no lo dejan entrar más”. Yo valoro muchísimo lo que hacen los medios de comunicación, sin duda en las empresas periodísticas hay informaciones sesgadas, interesadas, tenemos que ser claros, y el contacto directo con la gente no hay que perderlo nunca. Ese es uno de los motivos de venir aquí. Desde junio no he conversado con ninguno de los presidentes. El 21 de junio hablamos con el presidente Mujica que estaba en Río + 20, y a raíz de esa conversación es que estuvieron todos los cancilleres de Unasur en Paraguay esos días. Encontrarme aquí con la gente, conversar, intercambiar, seguir soñando juntos con una región diferente y, personalmente, con un país diferente.

EC - ¿Qué es lo que usted cuestiona del juicio político que lo removió del cargo? Usted lo define como “golpe de Estado parlamentario” .

FL - Así es. Esa tipificación no la hace solamente Fernando Lugo, la hacen prestigiosos juristas incluso de la región, de Chile, de aquí de Uruguay, también de Brasil. Hay que ver cómo viene este juicio político. En Paraguay se suele decir que en un juicio político lo importante es el número y no la letra, lo importante es tener los votos, no importa el argumento. Escuchamos recién la sentencia: “Culpable”, por “mal desempeño de sus funciones”. Creo que ningún argumento del libelo acusatorio hace relación con el “mal desempeño de sus funciones”. Para mí el libelo acusador no tiene ni pies ni cabeza.

Fui acusado de haber firmado la carta democrática de Unasur, de defensa de la democracia, que no estaba en vigencia en Paraguay. No existía en Paraguay, no tenía vigencia en Paraguay, pero era motivo de mal desempeño.

Matanza en Curuguaty. ¿Qué tiene que ver el Poder Ejecutivo con una matanza en un desalojo a campesinos ocupando una tierra? Pertenece al Poder Judicial, se hizo con orden judicial, con acompañamiento fiscal y la policía, por la Constitución, es el brazo ejecutor de la justicia. Como si yo les hubiese dicho: “Vayan y maten a los campesinos y mátense entre policías”. No veo ninguna relación de ninguno de los argumentos con la sentencia del mal desempeño de las funciones del presidente de la República.

EC - Había cuatro temas más en ese juicio político.

FL - Sí, el nepotismo creo que está por ahí.

EC - “Haber autorizado el uso de las dependencias del Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas para un acto considerado político-partidario durante el llamado Campamento Latinoamericano de Jóvenes por el Cambio en 2009.”

FL - En ese punto el que autorizó fue el comandante, que fue destituido inmediatamente después de eso.

EC - “Ser incapaz de reducir la inseguridad en el país.” También se lo acusó de tener vinculación con grupos que promueven la existencia del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), al que la Fiscalía atribuye secuestros y asesinatos de policías.

FL - El EPP nació hace 15 años, no nació durante el Gobierno de Lugo. Es más, el Gobierno de Lugo fue el que más combatió al EPP. El presidente golpista [se refiere a Federico Franco] dijo que en ocho días iba a reducir a ese ejército, que los iba a traer del monte, de la oreja, y cada mes hay un golpe en la región de ese famoso grupo de delincuentes autodenominado EPP.

EC - El día del juicio político en el Senado usted acató el pronunciamiento. No exteriorizó esta protesta, esta disconformidad, esta impugnación que luego sí ha hecho pública, en especial por ejemplo en reuniones con visitantes del exterior o ahora en esta visita a Uruguay.

FL - Para no darles gusto a los que hacen mercadeo con la violencia y con la muerte.

EC - ¿Cómo es eso?

FL - Había francotiradores en la plaza, había gente que iba a promover la violencia y la muerte allí, y estábamos muy recientes con el marzo paraguayo, con la matanza de Curuguaty. Este presidente está contra todo tipo de violencia, provenga de donde provenga, no importa quién la promueva ni de dónde venga. Y también por otro motivo, nos hemos sometido a un juicio político sin pies ni cabeza, injustamente, y hasta ahora, hoy, 4 de setiembre, el Senado no nos dio el acta de esa sesión, y la hemos solicitado más de 10 veces. No saben qué argumento poner, no tiene ninguna relación el libelo acusatorio con la sentencia. Y también nos hemos sometido para mantener nuestros derechos civiles y políticos. Supongamos el otro escenario: que me resistía, no entregaba, la gente se levantaba, muertes en las calles, militares en las calles, eso sí que iba a ser una masacre. Y para poder acudir después a instituciones internacionales. En algunos días se agota el tema por todos los trámites que hemos hecho localmente con la Justicia, ahora sí tenemos el derecho de acudir a instituciones internacionales.

EC - Usted defiende la actitud que tuvo durante el juicio político, el acatamiento a lo que estaba ocurriendo y a su resolución, porque, dice, tenía que evitar hechos de violencia, evitar que corriera sangre. Pero curiosamente el mismo argumento se maneja del otro lado para explicar por qué el juicio político fue tan breve, por qué usted tuvo poco tiempo para exponer. Esa es una de sus quejas, usted señala que no tuvo tiempo suficiente para preparar su defensa.

Consultamos sobre esta característica del juicio a Efraín Alegre, senador del Partido liberal Radical Auténtico (PLRA), que fue además ministro de Obras Públicas y Comunicaciones durante su gobierno, y la explicación que daba a propósito de esto de los tiempos, cuando lo entrevistamos, fue la siguiente:

(Audio Efraín Alegre.)

“La razón de que el proceso se desarrollara de esa manera es que nosotros tenemos antecedentes. En el año 99 se desarrolló un caso similar con motivo de la muerte de [Luis María] Argaña, que era vicepresidente de la República, y el juicio político se le hacía al presidente de aquel entonces, Raúl Cubas. A Raúl Cubas se le habían dado dos días para la defensa, y el resultado fueron unos nueve muertos en la plaza y unos 400 heridos. Esa es la historia del juicio político y los antecedentes que tenemos en el Paraguay, que conocemos y que nadie nos va a enseñar. Por eso decíamos que era importante llevar adelante el proceso respetando todas las garantías pero en los tiempos que sabemos que son los más convenientes para la seguridad, la tranquilidad y la solución de los grandes temas de la República”. Fin.)

EC - ¿Qué responde usted sobre este argumento?

FL - Y el otro argumento: hubo un juicio político que duró tres meses al presidente José Guggiari, liberal, de octubre a enero, y después de enero se dieron cuenta de que no tenían argumentos para demostrar la relación del libelo acusatorio con el mal desempeño en sus funciones. Si había tiempo se iba a debatir en la sociedad. José Guggiari, después de tres meses de juicio político, fue restituido al cargo.

EC - La Constitución de Paraguay no establece ningún plazo, no establece un procedimiento desde el punto de vista de los tiempos, no fija una duración mínima ara el juicio político. En teoría se puede hacer en el tiempo en que se hizo.

FL - Es una laguna jurídica por culpa del Parlamento, que tenía que haber hecho esa ley, no está autorizado a hacer un estatuto. El juicio político tiene que ser regido por ley, no por un estatuto hecho de la noche a la mañana como lo hicieron ellos.

EC - Usted ha impugnado ante la Corte Suprema de Justicia con este tipo de razones el juicio político que lo destituyó. Y ya hay una primera resolución negativa.

FL - Porque el Parlamento amenazó a los miembros de la Corte de llevarlos a juicio político. Entonces es una Corte Suprema de Justicia cautiva, chantajeada por este Senado que materializó ese juicio político injusto e irracional.

EC - Según la Corte Suprema, para un juicio político no es obligatorio que el acusado tenga las garantías del debido proceso, que sí valen para un juicio en la justicia penal, por ejemplo.

FL - Hace poco un jurista chileno decía: “Entonces el juicio político ¿bajo qué ordenamiento jurídico entra? ¿Libre? ¿Puede jugar libre, un partido sin árbitro, sin normas, sin leyes?”. Entonces ¿por qué le llaman “juicio”? Tiene que estar el libelo acusatorio, derecho a la defensa y después la sentencia, porque hay un proceso que se tiene que respetar. Pero como decía, la clase política paraguaya dice que no es cuestión de argumentos, de razonamientos, es cuestión de tener los números y los votos y se hace. 23 veces se habló en el Parlamento de juicio político a Fernando Lugo en los tres años, 10 meses y siete
días. En el número 24 se materializó porque tenían los votos.

EC - A eso iba con otra de mis preguntas. Hay datos que me impresionan mucho a propósito de cómo estaba plantado usted en el tablero político paraguayo: en el Senado el juicio político solo fue rechazado por 4 en 45 y aprobado por 39, y en Diputados, la primera cámara en la que se lauda si va a haber o no un juicio político, hubo un solo voto de rechazo, un solo voto que lo acompañó a usted. En 80, 77 diputados estuvieron de acuerdo en llevar adelante el juicio político. Esos números hablan claramente de que usted era un presidente sin respaldo político. Entonces, ¿qué habría pasado si usted hubiese continuado en el cargo, de qué habría servido?

FL - De mucho.


EC - El último año de su administración, puede sostenerse, habría sido de bloqueo, de una enorme inestabilidad: la democracia paraguaya habría estado tanto o más cuestionada que con el juicio político mismo.

FL - La democracia no se cuestiona cuando un presidente fue elegido democráticamente en el 2008 con el 40%. Hay una democracia representativa que no tuvo empacho de destrozar una democracia participativa, las dos democracias contempla la Constitución nacional del Paraguay. Y los poderes del Estado son independientes y deben coordinarse entre sí. Durante tres años, 10 meses y siete días el Parlamento boicoteó todas las iniciativas del Ejecutivo. Yo suelo decir que el mérito más grande del Gobierno de Lugo es haberse mantenido tres años y 10 meses sin el respaldo del Parlamento. Posiblemente fue un gran error político.

EC - Usted ganó las elecciones como candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), una coalición de izquierda formada por unos 20 grupos y partidos, más el PLRA, la fuerza política que históricamente ha sido oposición en Paraguay y que tuvo, dentro de esa coalición, la mayor parte de los legisladores en el Parlamento. Usted llegó al poder con una alianza que en sí misma era débil porque el presidente no pertenecía al sector mayoritario. Y los problemas internos empezaron en los primeros meses del Gobierno. Usted ya dio un dato al pasar, hubo 23 propuestas de juicio político. ¿Qué ocurrió? ¿Qué fue lo que falló en aquel acuerdo que lo impulsó a usted a la Presidencia?

FL - Falló que fue un acuerdo electoral y no programático-político. Creo que el pecado original del inicio, del origen, es que haya sido una coalición, una alianza patriótica electoral, no programática. Nunca se habló de cogobierno, nunca se habló de qué espacios políticos corresponderían a cada una de las fuerzas que formaban parte de la APC. Fue una coalición frágil, sin un respaldo, creo que en el fondo hubo dos elementos importantes, que no es noticia, porque es una manera de hacer política en muchos países de América Latina. En Paraguay hay muy pocos militantes políticos, hay clientes políticos a los que se visita cada cinco años para pedirles el voto, hay prebendas políticas que se reparten la torta del Estado.

Nosotros quisimos romper con esas prácticas perversas de hacer política del país. Eso no gustó, no gustó ni al PLRA ni a los otros partidos tradicionales. Por ejemplo, se le decía al ministro de Salud: “Señor ministro de Salud, le apruebo este presupuesto, pero aquí tengo 100 que tiene que contratar”. Colmaron el vaso los 70.000 millones de guaraníes para la justicia electoral en los que había 12.000 empleados de los partidos políticos tradicionales de la coalición de todos los votos que se unieron por primera vez para destituir al presidente, porque yo veté esa ley del presupuesto de dar 70.000 millones de guaraníes para operadores que tenían que cobrar sin trabajar. Yo me hice la ecuación: ¿qué es mejor, ser un títere de este Parlamento que tiene una manera de hacer política prebendaria, clientelar, o quizás dejarle la cancha libre? Ahora están retomando. Fueron los muchachos del after office revolucionario quienes lo hicieron retroceder, gente espontánea de la ciudadanía que se manifestó apoyando el veto del Ejecutivo a este presupuesto para la justicia electoral, y hoy están en serias dificultades, pues sus operadores políticos tienen que cobrar y tienen que trabajar para el partido y no para la justicia electoral. Eso es uno de los puntos fundamentales del juicio político.

EC - ¿De su parte no hubo errores? ¿Los errores fueron de los otros?

FL - Seguramente, muchos.

***

EC - Yo le preguntaba qué falló en esa coalición que lo llevó a la Presidencia en el año 2008. Usted daba recién algunas razones y yo le preguntaba si de su parte no hubo también responsabilidad. Por ejemplo, un tema que al menos en el exterior dio mucho que hablar es esa serie de reclamos de paternidad que usted ha recibido. Poco después de asumir la Presidencia usted se vio envuelto en una polémica muy fuerte cuando varias mujeres le reclamaron que asumiera la paternidad de sus hijos. Son cuatro denuncias, si no estoy mal informado, y usted ha reconocido a dos de esos niños. De los otros dos casos, uno está todavía en trámite judicial y en el otro la Justicia falló que usted no es el padre. En el plano internacional, al menos, esas revelaciones causaron una gran conmoción, y la información que hemos podido leer y escuchar señala que este tema también pesó en el debate político paraguayo. ¿Cómo lo analiza usted? ¿Ese no fue uno de los motivos del deterioro de su credibilidad?

FL - Creo que hay una cuestión cultural en Paraguay, cómo nace la candidatura de Fernando Lugo, hay una cuestión psicoafectiva de la ciudadanía. Después de 60 años de un partido hegemónico en el poder, el PC, no se avizoraba ningún candidato, ni de la oposición ni de los otros partidos políticos, que pudiera dar un cambio al país. Yo no soy militante político de ningún partido, no estoy afiliado a ningún partido, pero cuando nace la iniciativa de esta candidatura, nace un gran afecto por Fernando Lugo. Afecto que fue minando incluso las bases de los partidos tradicionales, del PLRA, al cual yo no le pedí hacer alianza, ellos resolvieron “apoyamos la candidatura de Lugo” porque se dieron cuenta de que la ciudadanía campesina, obrera, los pobres del PLRA ya estaban con la candidatura de Lugo. Hay una expresión muy común en Paraguay (en guaraní), “le hemos tomado afecto ya a Lugo”, y esto no lo vamos a cambiar.

EC - Pero una de las formas de referirse a usted en todo aquel comienzo de la campaña era “el obispo de los pobres”, así se lo denominaba, así se lo presentaba. ¿Cómo entiende usted que pega en Paraguay después esa novedad de que el obispo era padre, padre de hijos en relaciones con mujeres que no había divulgado?

FL - Yo creo que ha pesado en la clase más tradicional de Paraguay, en la Iglesia más conservadora de Paraguay, sin duda, uno no puede negar que ha pesado eso. Incluso el argumento político que trae la gente, especialmente los partidos tradicionales, y lo instalaron mediáticamente. Creo que en la realidad posiblemente afectó, pero poco. Porque cuando nos hacen el juicio político el Gobierno Lugo gozaba del 68% de aceptación de la ciudadanía, especialmente en sus programas sociales, entre bien y muy bien o aceptable. Sin duda, yo no niego que pueda haber afectado a mucha gente, incluso a gente del episcopado, a gente de la clase política que usó este argumento para deteriorar la figura, la imagen de un político diferente. Sin duda creo que afectó este hecho que salió a luz después de la elección del 2008.


EC - Pero a usted directamente también (lo afectó). Quiero decir: un sacerdote debe cumplir con una serie de reglas, una de ellas es el celibato.

FL - Imperfecto.

EC - ¿Cómo es eso?

FL - Encuéntreme 10 sacerdotes que utilicen el celibato perfecto. Hay varias maneras de ser infiel al celibato, no solamente teniendo hijos o teniendo relación con mujeres. Es decir, nos estamos agarrando de una minucia y hacemos un elefante para poder instalarlo inmediatamente y deteriorar el afecto que la gente tiene a una persona. Acepto, puede ser un motivo. Como se dice, en política entra todo.

EC - ¿Usted no debió haber evaluado eso cuando se candidateó? Usted conocía su conducta.

FL - Sí, yo estoy convencido de que el afecto va por encima de eso, el afecto y el compromiso, el compromiso con los pobres va más allá de una equivocación, un error circunstancial. Quien no tenga pecado que tire la primera piedra.

EC - Otra pregunta a propósito de eventuales responsabilidades suyas en el deterioro del respaldo político, en el deterioro de su propia gobernabilidad, ya en el final de su Presidencia: los hechos que tuvieron lugar en Curuguaty, la muerte de 11 campesinos y seis policías en el enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y un grupo de sintierras que ocupaban un campo en la zona de Curuguaty. En ese momento, después de la renuncia del entonces ministro del Interior, Carlos Filizzola, usted toma una decisión muy polémica, que termina por alejar a los pocos legisladores del PLRA que aún le respondían: designa como ministro del Interior a Rubén Candia Amarilla, un exfiscal general del Estado integrante del PC, la principal fuerza política de oposición en este momento en Paraguay. ¿Por qué tomó ese camino?

FL - Porque correspondía exclusivamente al presidente de la República. Hay dos ministerios en Paraguay que nadie ni le pregunta al presidente a quién va a nombrar. Ni el PLRA ni ningún otro partido de la coalición, de la Alianza, propusieron a alguien para el Ministerio del Interior.

EC - Pero el nombre de Candia Amarilla era muy resistido incluso dentro de la propia coalición de sectores que lo apoyaban a usted, lo consideraban un hombre con “antecedentes represivos y lesivos a los derechos humanos”. ¿Cómo fue que optó por él? ¿Qué estaba pasando? ¿Usted buscaba en ese momento reconciliarse con el PC, compensar con el PC un apoyo que le estaba faltando en otros lados del espectro político?

FL - No, posiblemente Candia Amarilla es el hombre que más información de la clase política paraguaya maneja. Él conoce vida y milagro de muchos de los políticos. Iba a molestar y efectivamente molestó a la clase política, tanto colorada –sus correligionarios no lo aceptaban– como liberal, porque como fiscal general del Estado tenía el “prontuario” de muchos políticos de Paraguay.

EC - El PC anunció que estaba en todo caso asumiendo a título personal, que no tenía el respaldo del partido.

FL - Claro. Porque yo se lo pedí personalmente a él, recuerdo todavía el día que se lo pedí. En Paraguay hoy es muy difícil que los partidos políticos asuman institucionalmente la responsabilidad por una persona, porque esa institucionalidad no digo que no exista, pero es muy difícil. Relacionarme institucionalmente con los partidos políticos paraguayos es de lo que más me ha costado. Con el PLRA, con el que estábamos juntos en la Alianza, yo hablaba con el presidente y enseguida venían cuatro o cinco líneas del partido. Y lo mismo pasó con el PC. Candia Amarilla viene en un momento difícil, porque yo lo consideraba un hombre que sabe decidir, que tiene fortaleza, que conoce.

EC - Pero fue una decisión llena de riesgos.

FL - Riesgos sí, y el riesgo más grande estaba dentro de su propio partido. Riesgo porque solamente alguien que conoce y tiene la voluntad puede cambiar y limpiar la sociedad y la política paraguaya.

EC - Pero ¿fue una especie de suicidio para usted?

FL - No, no. Como se suele decir, fue un riesgo, algunos lo toman como un desafío, este presidente sale a desafiar, porque el ministro del Interior y el ministro de Relaciones Exteriores no se consultan, es potestad exclusiva del presidente de la República, la seguridad interna y las relaciones exteriores.

EC - Pero viendo lo que pasó después, hoy, usted, si tuviera que tomar esa decisión, ¿la tomaría de nuevo?

FL - Sí.

EC - ¿Sí?

FL - Sí.

***

EC - El 22 de junio, pocas horas después de confirmarse su destitución, usted dio a conocer un mensaje en el que, por un lado, anunciaba que acataba la decisión del Parlamento y, por otro, pedía que no se generaran enfrentamientos que hubiera que lamentar. Un pedido que realizó tanto a sus seguidores como a sus detractores, y que tuvo un resultado positivo porque, efectivamente, no hubo enfrentamientos importantes que lamentar. ¿Qué ha pasado desde entonces? Tengo entendido que usted puede moverse libremente, puede actuar en política sin restricciones. ¿Lo mismo pasa con la gente de su movimiento político?

FL - Hay una gran persecución política e ideológica hoy en Paraguay que no se comunica ni por los medios de prensa. Hay más de 2.000 despedidos de la función pública, 2.000 familias que se quedan sin el pan cotidiano de cada día. Anteayer 350 de una sola secretaría, 350 empleados, que no son altos funcionarios ni con sueldos jugosos, fueron despedidos. Gente de pueblo, 350 de la Secretaría de Acción Social. Sin ninguna cuestión administrativa, sin juicio, simplemente les comunican que están descontratados o están echados, ya no entran en la institución. El derecho laboral no les interesa nada, por cierto. No se puede decir que en Paraguay todo está tranquilo, que en Paraguay todo sigue igual, que funciona. Hay una economía muy golpeada, el 50% del comercio en Ciudad del Este ha caído, la exportación textil bajó, 3.000 funcionarios fueron despedidos en la industria textil. Pero mediáticamente da la impresión de que todo es normal, de que todo está tranquilo, no hay tanques en la calle, no hay muertos, no hay violencia, acá no pasó nada. Y no es que no pasó nada, en Paraguay pasó un golpe de Estado, ahí no se respetó la voluntad popular –no porque haya sido yo–, no se respetó una política exterior de integración a la región, es decir una serie de cosas que todavía hay que hablar.

EC - Usted en las actividades que ha desarrollado como parte de la campaña de denuncia y de reorganización de su frente, el Frente Guasú, no ha logrado convocar grandes multitudes. ¿Por qué? ¿Qué está pasando en ese sentido?

FL - Más que nunca hubo una reacción popular en Paraguay, como nunca. Una cosa es que no se publique, los medios de prensa tienen una gran responsabilidad en Paraguay en callar lo que sucede en el país. En los días posgolpe hubo 40 manifestaciones en sitios diferentes monitoreados y seguidos por nosotros. Nunca había habido eso en Paraguay.

EC - No ha habido, por otro lado, manifestaciones importantes a favor del actual presidente, Federico Franco. ¿Qué interpretación hace usted?

FL - Él es el hombre más impopular en la política paraguaya hoy. Participó en las internas para candidato a presidente en su partido y salió tercero. No tenía otra chance para ser presidente que por medio de un golpe de Estado. Y hoy no existe lugar adonde él vaya donde no haya una protesta de ciudadanos incluso no organizados para demostrar su inconformidad con la política y la forma como ha asumido la Presidencia.

EC - Usted ¿qué futuro político tiene? En abril habrá elecciones, se han confirmado las elecciones presidenciales en Paraguay, y en estos días usted acaba de ser designado presidente del Frente Guasú, pero al mismo tiempo ha anunciado que no va a ser candidato a la Presidencia. ¿Por qué?

FL - Porque también va a erigir una gran polémica. Hay una decisión jurídica y una decisión política en la candidatura a la Presidencia. La Constitución nacional dice que la reelección no existe, pero yo no terminé el período presidencial, entonces no soy senador vitalicio, sí puedo ser senador activo, en eso todo el mundo está de acuerdo. Podríamos haber peleado más la candidatura a la Presidencia de la República, pero la clase política y la Justicia paraguaya cuando les conviene sacan del camino a los candidatos. Cuando el general Oviedo iba a ser candidato con chance de ganar en el 2008 lo mandaron a la cárcel, y cuando ya no tenía chance para ganar las elecciones lo sacaron, la misma gente, la misma justicia. Creo que mi candidatura podía seguir, pero con el grave riesgo de ser cortada en víspera de las elecciones, e iba a ser mucho más difícil de solucionar.

EC - ¿De todos modos sí va a ser candidato al Parlamento?

FL - Lo estamos estudiando, el Frente Guasú lo va a decidir. La mesa política seguramente, la mesa de presidentes. Si ellos lo ven conveniente yo creo que el Frente Guasú tiene la gran posibilidad hoy de meter un grupo significativo de parlamentarios en cuanto haya un consenso y una lista única. Esos parlamentarios que usted señalaba, cuatro o cinco, fueron por listas separadas. Como suelo decir, se mandaron un montón de votos al basurero, si hubiese sido una lista única el número de parlamentarios habría sido superior dentro del Frente Guasú.

EC - Dos o tres preguntas más a propósito del Mercosur y de Uruguay y la crisis paraguaya. Veamos primero el Mercosur. Una semana después de que usted fuera destituido, los presidentes Cristina Fernández de Argentina, Dilma Rousseff de Brasil y José Mujica de Uruguay se reunieron en Mendoza y decidieron suspender a Paraguay de los órganos del Mercosur y, en el mismo acto, habilitar el ingreso de Venezuela como miembro pleno. ¿Cómo observa esa doble resolución?

FL - Lo primero es la aplicación de la carta democrática pedida por Paraguay. Como se suele decir en Paraguay, con la misma vara que pidió Paraguay fue medido Paraguay, por la interpretación y la aceptación de que hubo una interrupción del orden democrático. El ingreso de Venezuela es una solicitud de más de dos o tres años. Yo siempre he pensado y en conversaciones con parlamentarios paraguayos decía: ¿cómo es posible que no podamos entender ni querer ser socios de uno de los países…? Porque hay una identificación forzada de Venezuela con Chávez, y eso no es racional, no es justo. Chávez no es Venezuela, Chávez no es los grandes empresarios de Venezuela, los grandes inversionistas, los grandes hacedores de negocios de Venezuela. El gran mercado no es Chávez.

EC - ¿Por qué el Senado paraguayo no votaba el ingreso de Venezuela?

FL - Precisamente por eso, porque no pudieron discernir con claridad y objetividad lo que significaría el ingreso de Venezuela al Mercosur.

EC - ¿Usted avala las versiones, las denuncias que han circulado a propósito de que había senadores resistentes al ingreso de Venezuela al Mercosur que podían haber cambiado su voto a cambio de determinadas sumas de dinero, que se hicieron gestiones en procura de ese pago por el voto?

FL - Es muy posible, como se dice en Paraguay, en la política entra todo. Y para algunos sectores en Paraguay la política es la industria sin humo de hacer fortuna rápida, porque existen los que viven de la política y los que viven para la política. También hemos querido cambiar esa diferenciación en el país.

EC - Lo cierto es que ahora se aprueba el ingreso de Venezuela al Mercosur aprovechando esa suspensión de Paraguay. ¿Esa forma de ingreso de Venezuela lo convence a usted?

FL - Sí. No por el hecho que ocurrió en Mendoza y después en Brasilia, no entiendo cómo es posible que tres presidentes y tres congresos de tres países estén equivocados y Paraguay tenga la razón. O sea, 160 congresistas tienen más razón que todo el Parlamento de Uruguay, que todo el Parlamento de Brasil, que todo el Parlamento de Argentina. El peso de racionalidad en la discusión del ingreso de Venezuela no puede ser que se dé por poner barreras por motivos para mí irracionales.

EC - Pero los propios estatutos del Mercosur establecen que para aprobar el ingreso de un nuevo miembro pleno se requiere la conformidad de todos los miembros del bloque, y Paraguay es miembro, por más que esté suspendido.

FL - Sin ninguna duda, yo no discuto eso, yo discuto los argumentos, los motivos.

EC - Pero hay una polémica jurídica fuerte a propósito de cómo se terminó aprobando el ingreso de Venezuela y qué validez tiene. Aquí mismo en Uruguay toda la oposición y algunos sectores del propio Frente Amplio entienden que, se estuviera de acuerdo o no con el ingreso de Venezuela, esa no era la forma y que lo que se hizo daña la institucionalidad del Mercosur.

FL - Como se suele decir, en cuestiones jurídicas, en cuestiones polémicas como en este caso, la mitad de la biblioteca está a favor y la mitad de la biblioteca está en contra. Siempre vamos a encontrar argumentos a favor y en contra de un hecho polémico que generó el ingreso de Venezuela al Mercosur en esas circunstancias. Yo habría preferido que el Parlamento paraguayo racionalmente hubiera discutido y aceptado el ingreso de Venezuela por las vías normales, siendo miembros plenos también los paraguayos.

EC - Ya que mencioné a la oposición de nuestro país, usted tiene prevista una larga serie de encuentros con representantes del oficialismo y del movimiento sindical, pero ¿qué pasa con el Partido Colorado, con el Partido Nacional, con el Partido Independiente? ¿No va a reunirse con ellos para explicarles sus razones?

FL - Me hubiera gustado, de verdad. Me hubiera gustado poder conversar, incluso en tiempo de campaña encontrarme con algunas de esas personas de esos partidos, el Partido Blanco, el Partido Colorado, pero es la primera vez que salgo de Paraguay con una agenda apretadísima, atrasado en tiempo. Pero me hubiera gustado tener una conversación clara, franca, racional sobre lo que pasó en Paraguay y lo que puede seguir pasando en la región también.

EC - Con el presidente Mujica se reunió ya anoche, tengo entendido.

FL - Anoche tuve una reunión muy amena con algunos ministros, con la delegación de parlamentarios que me acompañan. No fue una reunión formal, fue una cena en el quincho de Varela (aprovecho para agradecer su hospitalidad) y una reunión más distendida, pero en la que no faltaron los temas serios. Hubo una pequeña alocución, un discurso de Mujica imperdible, es un sabio para mí, un gran maestro, con la franqueza de los hombres del campo, a quien le agradezco mucho su hospitalidad. Fue una sorpresa agradable haber compartido esa cena anoche con ellos.

EC - ¿Surgió en ese encuentro alguna novedad importante desde el punto de vista del gobierno uruguayo con relación a la situación en Paraguay?

FL - No, no conversamos de temas que hagan a la política bilateral, pero sí me ha alegrado encontrarme al menos con el presidente Mujica anoche en esa cena informal.

***

Transcripción: María Lila Ltaif

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Video de la entrevista

"Paraguay tiene que recuperar su dignidad" - Entrevista de Emiliano Cotelo a Fernando Lugo - Julio de 2007

Portal de América - fuente: www.espectador.com.uy

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