por Carlos Salvochea desde el velero Gipsy Wind
El Lunes 7, al final de la tarde, la flota fue arribando en perfecto estado y cada uno de los veleros amarrando en la marina dos. Una vez que los barcos se encontraron seguros, sus tripulaciones se entregaron al descanso.
El Martes amaneció con el sol brillando a pleno, y las múltiples tareas a bordo de cada embarcación, los trámites de rigor y el avituallamiento llevaron casi toda la mañana y parte de la tarde. Por la noche, todos fuimos agasajados en La Liga de Punta del Este con un lunch. Al acto concurrieron autoridades locales, y de la Liga, con quienes compartimos el momento.
La previsión meteorológica daba como día ideal para la zarpada, el Jueves 10, y a las 13 horas de ese día zarpó la flota entre sirenas, pitazos y festejos de todo tipo.
En el momento de la zarpada, llegó el esperado frente frío, y mientras contorneábamos la península para poner rumbo NE, el viento aumentó hasta los veinticinco nudos, condición óptima para esta pierna.
Así entre comunicaciones radiales y reportes de los participantes, fue transcurriendo la tarde y el viento disminuyendo hasta los 18 nudos del SE, con lo que el mar fue calmando haciendo mas cómoda la navegación.
El viernes amaneció con sol, y el viento fue disminuyendo hasta los diez nudos, por lo que en algunos casos hubo que recurrir al motor.
El pronóstico daba vientos del NE de 15 nudos, condición ideal para nuestro rumbo que era NE, por ser través y de la costa con lo que no tendríamos ola.
Para el día siguiente, Sábado, daba desde temprano otro frente frío, pero de mas de treinta nudos. Esta condición también era buena, pero no tanto como la anterior. La primera no se cumplió, dado que los vientos fueron del norte y en disminución, por lo que recurrimos al motor, para llegar lo antes posible y evitar los fuertes vientos del SW.
Esto no pudo ser, porque a partir de las 2,00 horas del viernes comenzó a entrar el frente y los vientos aumentaron hasta los treinta y cinco nudos. Las olas cada vez mas grandes desacomodaban el barco, pero por suerte nuestro mejor tripulante, el piloto automático, a pesar de ser para el la peor condición, demostró nuevamente su excelente desempeño, mientras nosotros desde el interior tratábamos de no pasar tanto frio.
A las 5 de la mañana encarábamos en canal de acceso a Rio Grande, previamente nos habíamos comunicado por radio con todos los barcos de la flota, y sabíamos la posición y estado de cada uno. Por suerte todos muy bien.
Las grandes olas y fuerte corriente transversal no impidieron que a las 7,00 horas fondearamos al reparo de la escollera para esperar el arribo de toda la flota. A las 12,00 horas levantamos los fondeos y con el apoyo de la lancha de la Policía Federal y el semirrígido de la Capitanía dos Portos, nos dirigimos a la sede del Rio Grande Yatch Club, donde nos recibieron con su conocida hospitalidad, fuegos artificiales mediante.
N. de R.: El viaje continuará hasta Buzios este año y estaremos al tanto del mismo por estas crónicas de la AMISTAD 2012 que envía Carlos Salvochea a la Liga de Punta del Este, desde donde nos llega este artículo, mediante la gentileza de María Luisa Cordone.
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