De comer mariscos en un avión a la pasta servida en bandeja de aluminio
Martes, 02 Mayo 2017 19:31

De comer mariscos en un avión a la pasta servida en bandeja de aluminio

En el primer servicio de catering en un avión se sirvieron sándwiches, sopa y galletas. Para beber, los viajeros podían escoger entre whisky, cerveza y agua mineral. Un mayordomo sirvió a los pasajeros del avión de Imperial Airways de Londres a París el 1 de mayo de 1927, el primer almuerzo ofrecido por una aerolínea en pleno vuelo. En esta crónica que realiza Hipertextual de las comidas a bordo, señala que 90 años después, Imperial Airways se ha convertido en British Airways, y ningún mayordomo vestido de blanco sirve whisky en los aviones.

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La primera comida servida en un avión fue sencilla: sopa y sándwich. En ese momento, las aerolíneas no contaban con un servicio de comida caliente que pudiera dar a los viajeros algo más que un tentempié. Años más tarde, los viajes en avión se convirtieron en experiencias de lujo al alcance de unos cuantos. Era la época en la que todavía no existía el low-cost ni los billetes promocionales, y viajar en compañías como Pan Am suponía vivir un viaje único para los pasajeros. Eso también incluía la comida. En los años 50, la aerolínea americana anunciaba "comida deliciosa que sumará al disfrute… preparada en cuatro cocinas que operan simultáneamente".



Todas las compañías ofrecían productos nacionales, degustación de embutidos y hasta marisco. La presentación en ese entonces era lo más importante y los alimentos servidos en el avión no tenían nada que envidiar a los de un restaurante.

 

 

La comida de los aviones gozaba, en aquellos años, de buena aceptación de los pasajeros. Hasta que llegaron los vuelos low-cost. Viajar en avión ya no era algo lujoso y desde la década de los 90 el volar se convirtió en algo al alcance de todos. Con ello, las comidas gratis empezaron a ser cada vez más costosas para las aerolíneas. De platos calientes y cocinados pasaron a los sándwiches y, de allí, a costear cada alimento disponible en el avión.

 

Uno de los primeros en alertar sobre la poca rentabilidad de dar almuerzos sin costo para las aerolíneas fue el CEO de American Airlines, Bob Crandall. En 1987, afirmó que dejó de servir una aceituna en el menú que ofrecen en primera clase y que desde ese momento la compañía empezó a ahorrarse 40.000 dólares anuales.

 

El dato fue tan polémico que muchos piensan que pudo tratarse de un mito. Sin embargo, es un hecho que las aerolíneas han recortado en comida y que, además, los precios de los alimentos en venta durante el vuelo multiplican los fijados en tierra. Solamente en vuelos internacionales ofrecen comida gratis a los pasajeros por las largas horas de viaje. En vuelos de corta distancia, hay pocas aerolíneas que ofrezcan alimentos a sus clientes sin costo.

 

Desde que llegaron los precios low-cost, lo que eran los festines con embutido y marisco de mediados del siglo XX se convirtieron en el XXI en motivo de críticas por parte de los pasajeros. La comida de avión empezó a compararse con la de los hospitales.

 

En algunas aerolíneas, las comidas o cenas de primera clase gozan de mejor reputación y, en casos poco comunes como Turkish Airlines, un chef vestido de blanco y con el tradicional gorro sirve los alimentos a los pasajeros. Las clase turista y la business se han convertido en un viaje en el tiempo. Mientras que en la mayoría de empresas de aviación las comidas en clase turista suelen ser, en la mayoría de los casos, poco apetitosa, en primera clase los alimentos y el servicio recuerdan a los buenos tiempos de embutido y mariscos.

 

El portal Airline Meals ha recolectado fotos de las comidas ofrecidas en las aerolíneas y en las diferentes clases. Se pueden encontrar ejemplos como el de una aerolínea suiza, donde las diferencias entre el menú para primera clase y para la turista son más que notables.

 

 

Y lo mismo con una línea aérea británica.

 

 

Chefs de altos vuelos

 

La iniciativa de Turkish Airlines de contratar a un chef para que sirva la comida a los pasajeros no es algo único. Desde el año 2000, los alimentos servidos en los aviones han dado un vuelco y algunas compañías han apostado por chefs prestigiosos para que se encarguen de los menús a bordo.

 

JetBlue ha apostado por un menú apetecible y de calidad para los viajeros, en concreto del restaurante neoyorquino Saxon + Parole, y las bebidas recomendadas por el experto en vino Jon Bonné.

 

El servicio exclusivo de Delta Airlines, Delta One, va más allá de la comida de calidad y ofrece a los pasajeros alimentos que vienen directamente de las granjas estadounidenses. El chef Linton Hopkins es el encargado de diseñar el menú de altos vuelos, en el que los alimentos son de producción propia y ecológica. Mientras que las aerolíneas utilizan servicios de catering para la elaboración de los menús, Hopkins cocina con su equipo las comidas para Delta y las envía a la empresa de catering, quienes solamente tienen que empacarla, explicó Expansión.

 

Los menús, además, varían según la temporada y los alimentos disponibles en ese momento. En la página de Delta One, ofrecen los diferentes tipos de comida según los meses del año y hasta un menú especial para vegetarianos. Ni en los mejores restaurantes en tierra.

 

No es imposible comer bien y de calidad en un avión. Sin embargo, hay que pagarlo. Mientras que las comidas en turista, aunque pasables, dejan bastante que desear, un billete en primera clase no solamente ofrece mejores asientos, más espacio y atención, también un menú como el que se debutaría en un restaurante de lujo en Estados Unidos.

 

El 1 de mayo de 1927 se sirvieron sopas y sándwiches. La primera comida servida en un avión no fue especialmente suculenta, pero llamó la atención por su servicio de calidad. Viajar en avión se ha convertido en la actualidad en una forma de transporte masivo y, con ello, se perdió el encanto de servir alimentos en pleno vuelo. No podemos volver atrás y volar con Pan Am pero, por una considerable cantidad de dinero, podemos disfrutar de un menú digno de un restaurante de lujo en Nueva York. El dinero no da la felicidad, pero puede ayudar a conseguir una buena comida en un avión.

 

Portal de América

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