Y se va el cuarto de los CRJ 900 NG de PLUNA
Miércoles, 13 Mayo 2015
El CX-CRB con su nueva matrícula C-GMXJ
Esta jornada sobre las 09:00 horas partirá rumbo a los Estados Unidos el cuarto de los siete aviones Bombardier CRJ-900 Next Generation que pertenecieron a la compañía aérea PLUNA, con su nueva matrícula C-GMXJ.
El otrora matriculado en Uruguay CX-CRB -que corresponde al segundo de los 7 aviones que llegó al Uruguay en marzo de 2008 procedente de la fábrica canadiense- y que tuvimos el placer de ver en pleno proceso de armado en las instalaciones de Bombardier en Saint Jerôme, Montreal por aquella época, aquí luce su matrícula original C-GZQE en el hangar del fabricante.
Así dejará por última vez nuestras tierras rumbo a su primer destino, el broker Strategic Air Finance (SAF), empresa intermediaria que renegoció la compra de los aviones por algo más de US$ 70 millones de dólares, bajo la autorización de la jueza Teresita Rodríguez Mascardi que lleva adelante el concurso de acreedores por el caso PLUNA. SAF rápidamente llegó a un acuerdo con la compañía dedicada al leasing de aeronaves Nordic Aviation Capital a la que cedió sus derechos sobre las siete aparatos comprados. Por su parte, el Estado ha tenido que hacer frente a 6 cuotas de más de US$ 8,8 millones de dólares cada una, que, a la fecha superan los US$ 50 millones de dólares. Al momento de comprar los aviones, el entonces y actual Ministro de Economía, Danilo Astori, y el entonces y actual ministro de Transporte, Víctor Rossi, autorizaron a PLUNA Ente Autónomo (PEA) a garantizar la operación por un monto de US$ 203 millones, con cuotas de vencimientos semestrales a pagar al Scotia Bank.
Cabe recordar que a casi 3 años del cierre de la ex-compañía de bandera se han ido del país cuatro de los “7 malditos”, incluyendo este avión, preservados por el equipo de Mantenimiento de PLUNA S.A., que aún trabaja en el hangar del Aeropuerto Internacional de Carrasco. El deterioro de los motores de las aeronaves estacionadas en Carrasco ha obligado al adquirente a utilizar un solo juego de motores para el vuelo de exportación, que es repatriado sistemáticamente en contenedores para la colocación en la siguiente aeronave a ser despachada.
Aún hay cientos de acreedores que aguardan por la venta final de estos activos (en los que el Estado gasta casi medio millón de dólares mensuales por la gestión de mantenimiento) para cobrar sus adeudos, entre ellos, los empleados a quienes a la fecha no se le han saldado sus créditos laborales por egreso.
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