Apenas se conoció el nombramiento de Ballesteros, ex Fuerza Aérea y Líneas Aéreas Federales (Lafsa, la aerolínea que nunca voló) y vinculado a Ricardo Jaime y a la conducción de APLA, los otros dos gremios reaccionaron inmediatamente con sendos comunicados declarando el estado de "alerta y movilización".

Solo el lunes, 24 vuelos fueron cancelados, la mayoría de Austral, aunque tampoco despegó el Buenos Aires- Madrid de Aerolíneas. Algo parecido ocurrió el martes. Otra vez Schiavi, Baratta y Recalde buscaron desactivar las medidas de fuerza reuniéndose primero con los pilotos de Austral y luego con los técnicos. Se les pidió una tregua de 48 horas para buscar una solución.

Recalde, dicen quienes participaron del encuentro, no abrió la boca ni modificó su cara de disgusto.

Las negociaciones siguieron luego con la empresa, aunque en realidad el interlocutor es directamente Schiavi. Los pilotos pedían o la salida de Ballestero o una alternativa donde este gerente no tuviera ingerencia en la operatoria de Austral. "Es simple cuestión de supervivencia", dijo un piloto de esta última. Ballesteros es considerado un hombre de APLA y enemigo de la existencia de Austral.

Para el jueves al mediodía, sino se produce ningún cambio, UALA estaría convocando a sus afiliados a una asamblea -lo que podría parar en determinado momento completamente la operación de Austral- para decidir los pasos a seguir. Ricardo Cirielli, aliado circunstancial de los pilotos de Austral, debe en cambio soportar las presiones del ministro de Planificación, Julio De Vido, con quien mantiene un canal de diálogo permanente desde su salida de la Subsecretaria de Transporte Aerocomercial. Hasta el cierre de Aviación News el gremialista había resistido el embate oficial.

fuente: Aviación News