¿País turístico o con turistas?
Jueves, 29 Julio 2010 01:02

Luego de la devaluación asimétrica de 2001, Argentina logró un importante volumen de pasajeros. Sin embargo, el futuro de la actividad sigue sujeto a la realidad cambiaria. ¿Qué responsabilidad le cabe al empresariado en esta situación? ¿Cuáles son las dificultades para establecer precios justos que fomenten el turismo interno?
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“La base de la industria turística reside en el pasajero interno”, dice una remanida frase que marca el norte de los que se dedican a esta actividad. Sin embargo, la consolidación del mercado nacional que garantice un desarrollo sustentable, sigue siendo una cuenta pendiente en nuestro país.
Los agentes de viajes y operadores turísticos coincidieron en que la temporada de invierno está sobrevaluada, y se deposita demasiada confianza en el pasajero regional, que a su vez es el más volátil ante una situación de crisis.

A su vez, el incremento de la oferta chárter a destinos internacionales que hasta hace poco eran operados sólo por vuelos regulares, suma una acérrima competencia a los destinos locales, que van perdiendo un segmento de pasajeros que hasta hace tres años optaban por moverse dentro del país.
Entre los caminos a seguir, suele traerse a colación la necesidad de trabajar palmo a palmo con el Estado, pero el empresariado no está dispuesto por ahora a aplicar políticas de precios más regulares, que permitan una actividad no tan marcada por la estacionalidad. Sin embargo, la inflación también obliga a incrementar las tarifas.

Aéreos demasiado “altos”

“Es muy difícil captar al público interno porque los hoteles le venden mucho a los operadores que traen brasileros con los vuelos chárter, y se agotan los lugares. Sin embargo, hay una franja de hoteles de menor categoría, de 1, 2 y 3 estrellas, que no tiene precios tan elevados, de hecho hay lugares todavía. El problema es que los mata el aéreo, el cabotaje a Bariloche es carísimo, te diría que es el más costoso del país”, dijo Gastón Burlon, presidente de la regional Bariloche de AAAVyT.

“Es más caro ir a Bariloche que a Ushuaia desde Buenos Aires, cuando hay el doble de kilómetros de diferencia, eso es algo ilógico. Lo que pasa es que la ruta a Bariloche está manteniendo al resto de las rutas que no son negocio para las compañías aéreas. Eso favorece que los pasajeros viajen a destinos del exterior. Es más caro viajar a Bariloche que a Brasil. En un paquete, el 70 por ciento es el aéreo. Por más esfuerzo que haga el empresariado local en hacer promociones, con el aéreo que hoy tenemos se hace imposible competir contra los destinos extranjeros”, agregó el dirigente.

Mucho para mejorar

Por otra parte, los agentes de viajes también analizaron la diferencia entre la situación cambiaria actual y la de hace algunos años.
“Hoy Argentina sigue siendo competitiva, pero convengamos que la relación peso-dólar cambió. En algunos casos estamos caros en dólares, lo que antes significaba comer con valores acomodados, hoy los números son otros, eso es una realidad. Pero también vas a Puerto Madero y te vas a encontrar con menús ejecutivos que tienen al mercado internacional entre sus clientes”, señaló Nolberto Pezzati, presidente de Pezzati Viajes.
“Siempre se puede mejorar, pero si a un restaurante le aumentan los insumos tampoco puede hacer magia, son las reglas del juego”, analizó el empresario.

Responsabilidad de todos

A la hora de analizar los precios de las compañías nacionales, Alfredo Jiménez, titular de Ayax y miembro de la comisión directiva de AVIABUE, opinó: “en esto hay que evaluar todo: tanto la política comercial de los hoteles, las líneas aéreas, las empresas de micros, como nuestro comportamiento como operadores. Si bien somos intermediarios, al armar un paquete formamos una tarifa”.
“No creo que le quepa toda la responsabilidad al hotelero en la sobrevaluación de los precios, no son el malo de la película. Al menos las empresas con las que trabajamos, siempre están abiertas a nuestras sugerencias. En todo caso, lo más caro es el transporte en los paquetes de destinos nacionales. El hotelero está más limitado en este sentido, aunque en general los precios estén un poco sobrevaluados, y eso haya sido causa de que descartemos algunos establecimientos para este invierno”, añadió Jiménez.

“Lo que sí veo es la comercialización en forma directa -al igual que los acuerdos entre bancos y líneas aéreas-, en la cual no participamos las agencias de viajes y los operadores. Así como tienen actitudes justificadas, también hay que criticar lo que corresponde. Eso nos está afectando porque nos quita posibilidad de venta y nos perjudica económicamente”, concluyó el titular de Ayax.

Inflación mediante


En relación a la política de precios, Oscar Ghezzi, presidente de FEHGRA, manifestó que en nuestro país pasa lo mismo que en el resto de los destinos internacionales, dado que con los meses cambian los costos. “Un hotel en invierno no sólo tiene ocupación sino también gastos de alta temporada: plus salariales, incrementos por zona fría, limitaciones con el personal”, ejemplificó.
“Yo no creo que el turismo interno esté descuidado, pero es un momento en que hay que atenderlo muy fuertemente, dado que las condiciones han cambiado y exigen que tengamos iniciativas, tanto del sector público como del privado. Esto es importante porque, con este tipo de cambio, se acercan momentos difíciles. Hoy tenemos un Bariloche espectacular de ocupación, por ejemplo, pero termina julio y toda la gente que pedía agosto y septiembre está con un gran interrogante. Vamos a tener que redoblar los esfuerzos y volver a producir ofertas para potenciar el turismo interno, que es la herramienta más fuerte que tenemos”, analizó el dirigente.

Década cambiante


“Desde la salida de la convertibilidad, en diciembre de 2001, tuvimos un crecimiento importante que se prolongó hasta 2007. Prácticamente durante la mitad de ese período no había otra opción que el turismo argentino. En lo personal, creo que en ese período no fuimos un país turístico sino un país con turistas. Es lo inverso de cuando la gente va al exterior porque el dólar está barato. Eso no es turismo, es una elección económica.

De 2002 a 2007, al ser tan masiva la venta, no hubo quien hiciera (y me incluyo) problema cuando el hotelero o el transportista aumentaba el costo de sus servicios. Los gastos que generaba la inflación se pagaban con producción. Sin embargo, tuvimos inconvenientes con la infraestructura  de hoteles, con la atención y el nivel de servicio. A la mayoría le faltaba algo.
A partir del 2008, se sucedieron conflictos como el del campo, después vino el volcán, la Gripe A, la crisis financiera internacional. Todo eso hizo que cualquier formador de precios tuviera imprevisibilidad: ahora, por ejemplo, las tarifas para vacaciones de invierno llegaron recién en mayo. cesita”, analizaba Alfredo Giménez.

fuente: mensajeroweb.com.ar

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