Debe haber sido un muy buen negocio el de los agentes de viajes hace unos años. Tanto que resulta insólito percibir como se aferran a un status quo que definitivamente ya no tiene vigencia.

El reciente congreso realizado en la hermosa ciudad de Puerto Madryn, puso de relieve la persistente tozudez de un sector que reincide en sus reclamos ante la atónita mirada de los propios disertantes. Con tan solo un día de escuchar sus reclamos, un colega periodista especializado en economía, comentó en conversación informal “a esta gente le va muy bien... ¿No?, apoyando su conclusión en las débiles y antojadizas argumentaciones exhibidas por los asistentes a la reunión.

Hay realidades que pareciera no ser reconocidas, o lo que es peor, que se pueden cambiar con accionar un botón.

La realidad dice, entre muchas otras, cosas que:
* Estamos en un proceso inflacionario. (Hasta el funcionario del Ministerio de Industria y Turismo aclaró en su disertación que se debe tener en cuenta esta situación).
* Los acuerdos salariales no serán menores al 30%.
* El impuesto a los débitos bancarios es un recurso económico difícil de despreciar.
* Es improbable que las comisiones de las líneas aéreas vuelvan a ser las que fueron.
* El fee en el Ticket aéreo es una quimera desde hace tiempo.
* Es improbable que se cobre fee sobre ventas en la web.
* La tecnología fue un aliado no apreciado.

Nada de este panorama es nuevo. Nada ha hecho cambiar el pensamiento del sector.

Entonces el resultado del encuentro es invaluable, pero por lo anodino, trivial e inútil.
Insistir en la prédica del cambio, a esta altura parece una pérdida de tiempo. La suerte está echada, no es lógico esperar cambios. Asistiremos a una depuración del mercado en donde quedarán en pie los que hayan comprendido cual es el verdadero rol del Agente de Viajes del Bicentenario.

El mercado no tiene sentimientos, no sirve decir: “Yo les hablo con el corazón y ustedes me responden con el fee”. Solo quedarán los que se hayan adaptado, dicho así en tiempo pasado.

Pero existe otro mundo, probablemente de unos pocos, que habiendo comprendido las reglas del nuevo tiempo, ya estén haciendo buenos negocios. Cobrando honorarios por asesoramientos profesionales, honorarios no regulados, altos, que reflejen el verdadero valor de un experto en viajes. Profesionales que conozcan no sólo las profundidades de cada mercado sino que ya se aprovechen de las oportunidades de las nuevas tecnologías.
Herramientas que ofrecen mucho más que el envío masivo de un “flyer” en despreciable spam.

La tecnología ocupó un espacio amplio en la programación. Pero poco nuevo se dijo, nada novedoso, nada que no maneje con igual pericia un adolescente de la era digital, habituado a ser un habitante de las redes. O como alguien dijo, espacios en los que se mueven con comodidad varios ancianos sabios digitales.

Las redes sociales son un amplio espacio de experimentación, vivencial y personalísimo en el que las grandes estructuras poca ventaja pueden sacar a las pequeñas unidades empresarias de las nuevas generaciones. Para percibir esta realidad no es necesario convocar a gurúes de otras latitudes que saben “tan mucho” o “tan poco” como cualquier blogger local. Tratar el herramental tecnológico de este modo es intentar dar un aire de falaz inaccesibilidad.

No fue convincente el espacio sobre Liderazgo en Tiempos de Networking, a cargo de Luis Mamone. En principio lo de “networking” fue un aditamento, dado que simplemente se habló de liderazgo en términos más propios de un curso de autoayuda, o de una prédica de un pastor de los que abundan en las noches de insomnio televisivo. No pareció lo más adecuado para la ocasión.

Lo más destacable de las jornadas surgió del panel de Cruceros (incluso criticado por algunos agentes), dando claves sobre un negocio en continuo crecimiento, para lo cual es necesario especializarse adecuadamente al tiempo que se debe bregar por construir una infraestructura portuaria de magnitud. También fue un valioso aporte el panel en el que participaron el Dr. Gonzalo Casanova Ferro, tratando el tema de calidad, y el Lic. Daniel Enriquez, que abordó el tema de los programas del Sepyme.

La AAAVyT es una entidad integrada por hombres probos, que año tras año, preparan este ámbito de encuentro superándose en la faz organizativa, pero que no logran articular una agenda que, de forma expeditiva, se adapte a los nuevos tiempos. Los negocios son negocios y quien no lo entienda, indefectiblemente queda fuera de juego.

Ricardo Roza, presidente de la entidad, ha repetido con hidalguía que se nutre de las críticas, pero que también reclama propuestas. Lamentablemente, al menos desde lo tecnológico, no le podemos proponer mirar, lo que estando frente, no se ve.

fuente: Hostnews