Tal como están las discusiones ahora mismo, aplicando este parámetro, Estados Unidos, Rusia y Brasil se quedarían fuera. En los tres países los datos de la evolución del coronavirus son preocupantes. En el caso norteamericano, el impacto político de la decisión puede ser mayor, aunque en Bruselas se recuerda que fue la administración norteamericana la primera que cerró sus fronteras a los europeos sin ni siquiera un aviso previo.

Los embajadores de la UE llevan días en la elaboración de esta lista blanca de países a los que se abrirá la frontera. Discusiones hoy mismo en curso. Se basan en tres criterios, la situación sanitaria, la capacidad para aplicar medidas de contención durante el viaje y la reciprocidad que apliquen. En el criterio esencial, que es la situación de la salud, se está barajando fijar como límite la media de impacto del coronavirus en la UE, elevada ligeramente al alza.

Aplicando estos criterios, no se descarta que se acaben abriendo las fronteras con China, que está por debajo estas cifras de expansión, y algunos países insisten en aplicar con dureza la reciprocidad. Es decir, podría mantenerse la frontera cerrada con los ciudadanos de Nueva Zelanda, no porque la evolución de la pandemia no esté controlada, que lo está, sino porque mantienen su veto a la entrada de europeos.

Cuando la Comisión Europea propuso el 11 de junio elaborar esta lista conjunta de países a los que se abrirían las fronteras, ya sabía que se trataba de una operación políticamente muy delicada, por los distintos intereses de los 27 miembros de la UE y por el impacto que pueden tener las medidas. Ahora, la negociación está en marcha y con poco margen de tiempo, solo hasta el 1º de julio. Lo que se propone es una recomendación, por tanto, legalmente no de obligado cumplimiento, aunque la presión será muy fuerte para mantener una postura común de los 27.

Portal de América - Fuente: La Vanguardia