A no lavarnos las manos
Domingo, 15 Marzo 2020 19:48

A no lavarnos las manos

Me tocó hacer cuarentena. Estuve diez días en Holanda representando a Punta del Este en un evento con gente de todo el mundo y a mi vuelta a Uruguay decidí aislarme sola en mi casa por catorce días.

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por Florencia Sader, desde Punta del Este

Hoy con el diario del lunes, volviendo a tener la oportunidad de decidir si viajar o no, quizás no lo hubiera hecho, pero a lo hecho pecho, y la verdad que la pasé genial. Al momento de mi viaje Holanda no era uno de los países más afectados por el COVID-19, es más, creo que había apenas un par de casos, si es que los había. La gente actuaba en consecuencia, poca bola al tema, prácticamente nadie con las famosas mascarillas y un volumen normal de gente en los transportes públicos.

En mi viaje de ida los aeropuertos de Barajas y Schipol estaban todavía llenos de gente, y solamente algunos de ellos llevaban máscaras.  A medida que fueron pasando los días el tema fue escalando, acicateado principalmente por su presencia constante en las noticias y ya era tema de conversación obligado con taxistas y otras personas con las que uno se topa en los viajes.

Como no puedo ni quiero luchar con mi tendencia de tratar de encontrarle el lado positivo a las cosas, puedo decir que mi estadía en Holanda en tiempos del Corona Virus me permitió tener un tête à tête con las obras de los maestros holandeses como Veermer o Rembrandt en un poco concurrido Rijksmuseum.

También me permitió estar prácticamente sola subiendo la interminable y empinada escalera de la torre de la Nieuwe Ker (Iglesia nueva) de la deliciosa ciudad de Delft, desde donde se puede apreciar una vista que quita el aliento.

Otro cantar fue la vuelta, al aterrizar en el aeropuerto de Barajas y tener que atravesarlo buscando la puerta de salida del Air Europa para Montevideo. En ese trayecto apenas me crucé con algún otro pasajero con cara de susto en un aeropuerto prácticamente desierto, sin free-shops ni cafés donde tomarse la última caña o bocata, ahora si una gran cantidad de personas usaban las máscaras, dándole a la escena un carácter de película apocalíptica.

Ya aterrizada en Uruguay decidí ponerme en cuarentena en mi casa. En mi caso fue un poco más difícil porque implicaba hacerlo en solitario ya que mi marido no había viajado y no era realista pensar que por más precauciones que tomáramos podíamos compartir la casa sin que en algún momento se viera expuesto al contagio, si es que tuve la mala suerte de agarrarme el bicho este. Así que por suerte nos prestaron un departamento en la Punta por unos días y allí partió mi marido, dejándome en la casa con nuestras mascotas.

Voy por mi tercer día de cuarentena, cuarentena que empezó como algo voluntario, pero ahora un decreto del gobierno nacional la hizo obligatoria y la verdad que por ahora no me va tan mal. Estoy aprovechando este tiempo para hacer esas cosas en la casa para las que uno nunca tiene tiempo ni ganas: ordenar placares y cajones, tirar cosas viejas, en fin, despejar la vida de tanta cosa innecesaria que nos pesa, aunque no nos demos cuenta.

Es increíble como las cosas se acomodan solas, ya la cuarentena en solitario parece haberme impuesto un ritmo propio que sigue la luz del sol, me levanto y me acuesto temprano. Mantengo contacto con mis amigos y familia por WhastsApp, sigo las noticias y mantengo un mínimo de presencia en las redes sociales. Este tiempo lo siento como una oportunidad de hacer una pausa, de mirar un poco para adentro, de hacer lo mismo que estoy haciendo con la casa, de descongestionar la vida de cosas innecesarias.

Veo con preocupación como en un momento en que el mundo nos recuerda que estamos todos interconectados, y un chino comiéndose un murciélago en China resulta en que meses más tarde yo esté en cuarentena en mi casa en Punta del Este, todavía hay gente que parece no entender que de este tipo de cosas se sale entre todos y que actitudes alarmistas y discriminatorias no le hacen bien a nadie y lo único que hacen es sembrar el pánico en un momento que requiere de sensatez, cordura y solidaridad. A no lavarse las manos y que esto sea un "Sálvesequienpueda",  que de esta solamente se sale juntos.

Portal de América

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