El último golpe afecta al dos por ciento de la flota de la compañía, los Boeing 737 Max que ha tenido que dejar en tierra involuntariamente. Nada muy grave, pero siempre contra la cuenta de resultados de la misma compañía.
Un poco más serio es el último conflicto, que se va arrastrando: los mecánicos de la aerolínea, integrados en el sindicato Transit Workers Union, están retrasando deliberadamente los trabajos de reparación de aviones, según la compañía.
El conflicto estaba larvado y se origina por una disputa consecuencia de la fusión de las plantillas de US Airways y American en una. Según la empresa, en este trimestre pasado 125 mil pasajeros se vieron afectados, en 900 vuelos que se tuvieron que retrasar o cancelar. Todo lo cual es dinero y pérdidas en las cuentas de resultados.
El sindicato representa a 30 mil trabajadores y denuncia que no tiene un contrato con American, aunque sí con US Airways, hoy integrada en American.
Más complicado es el problema de la competencia. American está acusando el ataque de Norwegian y de Icelandair (supuestamente también el Wow, aunque esta ha cerrado) en el tráfico del Atlántico Norte, un mercado clave en la compañía. Y, por supuesto, el precio del combustible no ayuda, aunque esto no es particularmente más malo para American.
Sin embargo, hay que recordar que las aerolíneas americanas vienen de una década de beneficios espectaculares, periodo en el que estabilizaron el negocio y se han asentado sobre un modelo muy estable. La segunda y tercera aerolíneas americanas, Delta y United respectivamente, mantienen su estabilidad interna.
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