Nunca nadie podrá acusarnos de escribir o de decir, nada en contra de la institución que creamos, engrandecimos, reactivamos y prestigiamos.

Nos fuimos en silencio y en silencio continuamos hasta ahora.

Cuando nuestros asesores legales nos aconsejaron iniciar querellas por daños y perjuicios al haber sido acusados oficialmente por los directivos de la institución, de ejercer "represión sindical" y de coartar la libertad de expresión, nos asombramos mucho porque nunca tuvimos directa relación con ningún sindicato y además, porque quien firmó esa acusación, si censura en su medio, nos censuró a nosotros cuando tuvimos la desgracia de escribir allí en una etapa muy gris de nuestra existencia.

Una vez más, en honor a nuestra propia creación, descartamos la querella y les dijimos a los abogados que solicitaran, no que exigieran, una disculpa y nada más. Nunca la recibimos. Recordamos lo de las peras y el olmo.

Desde nuestro alejamiento, hemos sentido en reiteradas oportunidades, vergüenza ajena, al enterarnos, entre otros desaciertos, de inaceptables agravios sufridos por nuestro colega Darío Queirolo, primero por parte de un asociado al que nunca deberían haber aceptado en los registros, como a otros que traicionaron a la institución y luego por la actual directiva de la institución, en una disputa por lo que jamás debería involucrarse ningún dirigente gremial: por una invitación a viajar.

Cuando vemos que en Uruguay se habla de prensa especializada, solemos hacer siempre lo mismo (lo recomendamos), buscamos en Google para ver las coberturas que realiza la misma ante el evento o suceso puntual. No hace falta que comentemos los resultados.

Como se ve entonces, hasta este momento, habíamos conservado distancia, respetuoso silencio y nos habíamos dedicado solamente a trabajar, en la más profunda tranquilidad e independencia con la cual solemos hacerlo.

Pero como nos pasaron el dato, decidimos hacer lo que nunca hacemos, ingresar a la página web, que al igual que la institución, la fundación, la reactivación, el crecimiento y el prestigio, ideamos y realizamos nosotros personalmente y no pudimos creer lo que leímos.

Alguien, no sabemos con certeza quien, pero tenemos la más absoluta seguridad de acertar en nuestra sospecha, se permitió cometer la bajeza de pretender cambiar la historia, cambiando el texto de la reseña histórica, borrando nuestro nombre de los hechos más salientes y directamente, faltando a la verdad.

La miopía del autor, seguramente muy alejado de la palabra grandeza, no le permitió ver que con cambiar ese texto lo único que lograría sería empequeñecer aún más a la institución, como lo vienen haciendo.

La gente del turismo conoce la breve historia de la prensa turística del Uruguay y esa gente, no necesita leer el texto de una página web para saber quien hizo qué y como.


Como lo hicimos al renunciar y pedir expresamente ser eliminados de los registros sociales, perdonamos nuevamente a quienes pretenden ofendernos de manera tan baja, faltando a la verdad, tergiversando datos históricos, queriendo tapar el sol con las manos y subestimando la inteligencia de los actores del turismo.

Mal que les pese, a nuestro nombre lo podrán borrar de la reseña histórica de la página web (obligados, tuvieron que dejarlo en la integración de las directivas) pero jamás, podrán hacerlo desaparecer de la historia de la prensa turística del Uruguay, está grabado a fuego.

Nos vemos, pero no.

Sergio Antonio Herrera