El cambio más notable al hablar de conectividad para Uruguay, lo ha protagonizado Pluna, sin duda alguna, pero quien crea que con ello es suficiente, se equivoca de medio a medio.

De alguna manera, se puede decir que el mercado argentino es el que está mejor servido en cuanto a transporte al Uruguay. Existen todas las modalidades posibles: fluviales, aéreas y terrestres y en una cantidad bastante parecida al ideal.

Con Chile y Paraguay hay en la actualidad, una aceptable cantidad de frecuencias aéreas y las terrestres necearias.

Pensando en optimizar la oferta, alentando el turismo regional, donde existen carencias determinantes es en el transporte desde y hacia Brasil.

Puede decirse que el tráfico entre los principales destinos turísticos uruguayos y el Estado de Río Grande Do Sul, es correcto. Durante el año está muy bien servido y en alta temporada colapsa en el período de Reveillon (la más alta temporada del turismo brasileño entre la segunda quincena de diciembre y la primera de enero).

El gran desafió es poder "entrar" al gran mercado paulista, del mismo modo que al carioca y al mineiro, por citar algunos ejemplos claros.

Para la alta temporada, alguna vez habría que experimentar y programar vuelos charter entre San Pablo y Montevideo y/o Punta del Este. Algo parecido hace el Conrad Resort & Casino con Porto Alegre y nada mal le resulta.

Esa operación podría encargársele a un pool de operadores receptivos pero, con un respaldo integral por parte del Estado, fundamentalmente en plan de subsidio de la idea, al menos hasta consolidarla.

No habría que verlo como un gasto; sería claramente una inversión promocional del destino en mercados regionales a los que podría catalogarse como de vital importancia para la economía uruguaya, ya no limitada solamente al turismo. Un buen suceso de una estrategia como la señalada, podría marcar una gran incidencia en la balanza comercial entre ambos países.

Obviamente, habría que trasladar al paquete el mero costo del charter, si hablamos de subsidio del Estado para imponer la idea, los receptivos se verían beneficiados con el crecimiento del tráfico y no tendrían que "marcar" el aéreo, simplemente operarlo.

Pero todo esto no tendría sentido si no se resuelven los problemas generados por las demoras en el ingreso al país. A las de los puentes, hay que sumar las que se geenran en determinados horarios en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, por la misma causa del deficitario servicio de la Dirección de Migraciones.

En fin, son aportes a tener en cuenta para adecuarse al nuevo orden, que ya llegó.

Portal de América