Estas son noticias recientes, pero en Uruguay las restricciones para las intenciones de eventuales nuevos operadores aéreos, vienen de larga data.


Mientras todo esto ocurre, por los acuerdos bilaterales de cielos abiertos, Pluna por ejemplo, prepara su futura operación de cabotaje en territorio chileno (claro, no vemos a LAN queriendo volar desde Montevideo a Rivera o a Salto o a Paysandú) y TACA se prepara para volar sin límites, desde Costa Rica a Colombia.

En una era de globalización tan implacable, algunas regulaciones oficiales, como las señaladas al principio del artículo, sacan de eje a un observador normal extracontinental.

No es nuevo tampoco que como decimos por estas tierras: "cuando se resfría Argentina, Uruguay tiene pulmonía" y ello viene al tapete mirando las medidas recientes que obligan a los ciudadanos argentinos a sortear una evaluación fiscal para comprar divisas para viajar.

Las autoridades uruguayas del turismo se han manifestado públicamente al respecto, declarando en los medios que "no preocupa esta medida pues en Uruguay es común y corriente que todos aceptemos el peso argentino como eficiente moneda de pago".

Y es muy bueno que así sea, no quisiéramos tener que analizar lo que sería un duro golpe para el turismo en vísperas de la alta temprada si no existiese la conciencia de este lado de los ríos, de aceptar la moneda del país vecino.

Sabemos que no es fácil, es más, estamos convencidos que sería casi imposible pero, ¡qué buena cosa sería! que funcionara de verdad un parlamento latinoamericano o al menos, que pudiesen crearse (y funcionaran), ámbitos regionales de discusión.

Mientras tanto, seguirá mandando el Antón Pirulero.

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