Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados.
Jueves, 06 Octubre 2011 02:59

Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados.

Uno de los hombres más influyentes en el desarrollo del turismo y actividades conexas, vino al mundo como un bebé no deseado y se acaba de marchar como uno de lo íconos más influyentes y decisivos de la tecnología contemporánea. Murió Steve Jobs.

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La computadora Macintosh, fue la primera que tuvo una tipografía clara y agradable a la vista que como el propio Jobs lo dice, al ser copiada por Windows, hizo que las computadoras personales de allí en más, tuvieran maravillosos tipos de letra, los que permitieron variar drásticamente la presentación de toda la papelería, folletería, vouchers, pasajes, etcétera.

Pero para los editores de video, elementos insuperables e insustituibles a la hora de promover un destino o un servicio, la Macintosh es, sencillamente excluyente, no tiene punto de comparación.

El reproductor de canciones iPod, se convirtió de inmediato en el compañero ideal de viaje;  el teléfono iPhone es una herramienta de primera línea para la comunicación profesional en aeropuertos, hoteles, parques de diversiones y demás y la tableta iPad, pasó a ser quasi un órgano más del ser humano, sobremanera de los ejecutivos a bordo de aviones, en un salón de conferencias o mientras están alojados en los hoteles.

Quienes tuvimos que escribir en pesadas máquinas de carro grande con tipos grotescos, utilizar papel carbónico, correctores, dar charlas promocionales apoyados con un proyector de 35 mm y posponer una y otra vez la urgencia de comunicarnos a larga distancia, hasta llegar a una estación  de la telefónica del lugar, hemos apreciado siempre, valorado mucho y asombranos más, de los adelantos tecnológicos que han ido apareciendo de la mano de genios como Jobs.

Pero como si fuese poco el impresionante legado gestado en Silicon Valley, en 2005, ya afectado del cáncer que finalmente terminaría con su vida,  pronunció el memorable discurso que reproducimos hoy en texto en la sección Entrevistas y en video en el reproductor  Multimedia, en el que nos deja además, una impresionante lección de vida cuando dice: "Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo parecido a “Si vives cada día como si fuera el último, es muy probable que algún día hagas lo correcto”. A mí me impresionó y desde entonces, durante los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” por varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo.

Aquel memorable mensaje en la universidad de Stanford, fue pronunciado el día de la graduación de ese año y en donde con mucho humor reconoció que lo más cerca que había estado en su vida de una graduación universitaria, era ese mismo día.

Terminó el discurso con una cita a una publicación por él admirada, la cual en su último número, el de despedida, mostraba en contratapa una foto de una carretera "en el campo, temprano en la mañana, similar a una en que estarían haciendo dedo si fueran así de aventureros", les dijo a los jóvenes que conformaban la multitudinaria audiencia, agregando: "Debajo de la foto decía: Manténganse hambrientos. Manténganse descabellados, siempre he deseado eso para mí y ahora se lo deseo a ustedes".

Portal de América

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