Siendo muy respetuosos del statu quo y sin ánimo de poner en tela de juicio el comportamiento público y privado que se viene observando en los últimos años, creemos que los países de nuestra región no deberían acudir a más de una media docena de ferias en el año y en el mundo.

Todos sabemos cuáles son las más importantes y a las que hay que ir, por lo tanto, nos ahorramos la antipática enumeración y descarte tácito.

De la primera vez que fuimos a hacer una gira de promoción por Brasil, del departamento receptivo de la agencia en la que trabajábamos a fines de los sesenta, hasta ahora, mucho ha cambiado el turismo, el mundo, las costumbres, la tecnología, el transporte y también, los métodos promocionales pero, podemos afirmar que la asistencia a las ferias, sirve para marcar presencia, para las relaciones públicas, mantener vigencia, estatus, prestigio y todo lo que se quiera argumentar pero, nadie puede asegurar que también sirva para vender, esa funcion, en una feria, es cada día más relativa.

Tomemos como ejemplo uno de los eventos que no tienen discusión como es la FIT.

Hace varios años consecutivos que es al único que no faltamos.

En la última edición, en noviembre de 2010, una de las entrevistas que más nos interesaba concretar, era con un operador de primera línea, que tiene su oficina central para América Latina en la misma Buenos Aires y cuando buscamos su stand y no lo encontramos, nos llamó poderosamente la atención.

Nos propusimos encontrar al Director de esa empresa, llamamos a la oficina y nos informaron que estaba en el predio ferial y que allí permanecería todo el día, con ese dato, redoblamos la búsqueda y logramos ubicarlo mientras visitaba un stand brasileño.

Solicitó permiso a los propietarios de ese stand y nos ubicamos en un lado del mismo, para charlar de nuestros asuntos.

Intrigados, inquirimos el porqué de la ausencia de la empresa en la feria y tras corregirnos, diciéndonos que no estaba ausente, que no solamente él sino parte de su equipo estaba presente, aclarando si que lo que no había, era un espacio propio, como hacía años estilaban.

El argumento utilizado fue casi idéntico al que horas después nos expresaba el Gerente Comercial de Pluna: su empresa había crecido notoriamente y no podía permitirse por imagen, contratar un pequeño stand y lo que había ocurrido en los últimos años era que cada nueva edición, se iba aumentando el metraje y por ende, también la inversión, hasta llegar a un nivel en el que se vieron obligados a evaluar si era necesaria, indefectiblemente, la contratación de un stand y su alhajamiento. El resultado de esa evaluación indicó que no, que no era imprescindible hacer tan importante inversión, cuando la empresa tenía durante el año, suficientes instancias promocionales, más efectivas y más económicas.

Hay que analizar el calendario mundial y elegir, procurando extremar el cuidado, a cuales y a cuantas asistir.

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