En otro artículo, en este caso en la sección Tendencias, se reproducen datos oficiales en los que el Ministro de Economía uruguayo, Fernando Lorenzo, vaticina que el ingreso de divisas por turismo en 2011, rondará los 2 mil millones de dólares y su colega de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, afirmando que ve en la falta de mano de obra profesional un desafío a superar como ocurre en otros sectores de la actividad. Por eso propone que haya una Sistema Nacional de Capacitación Turística que articule la oferta pública y privada. Lescano mencionó que hay operadores con carencias idiomáticas y eso ocurre sobre todo en el interior.
Dos casos bien diferenciados, uno afectado en la sostenibilidad y el otro, preocupado por vislumbrar la imposibilidad de atender al turista como indican las reglas del buen anfitrión.
Ya hace algunos años el área del Mediterráneo se vio desbordada por el turismo y la sostenibilidad de algunos destinos sigue amenazada por el crecimiento de llegadas de visitantes foráneos.
Hemos sostenido muchas veces, hace bastante tiempo, que el turismo es una actividad económica que no tiene techo y quizás en la presente coyuntura, debamos revisar esos dichos.
Para emitir esa afirmación habíamos tomado como ejemplo a Uruguay como destino turístico, buscando ejemplificar que desarrollando al turismo este país tomaba distancia de la dependencia económica de los países desarrollados a através de los organismos multilaterales de crédito. "Para dejar de estar de rodillas", decíamos (y sostenemos) que hay que apostar al turismo.
Como casi todos entendemos en la actualidad, aunque alto, se visualiza si bien no un techo formal, al menos un cielorraso de sostenibilidad en destinos como el mencionado.
Por obvio que parezca, nunca es demasiado a la hora de reiterar que el cuidado del medio ambiente es tarea de cada comunidad, pues si bien se espera que el turista respete ciertos límites, no deja de ser el invitado y como tal, debe admitírsele cierto grado de impunidad en usos y costumbres (esto no está escrito en ningún lado pero...).
Quisimos "dar una vuelta" por este tema, motivados por los artículos de los colegas de CND y El Observador respectivamente, intentando situarnos en la realidad, aquella que indica que hay que cuidar el medio ambiente, para salvaguardar mucho más que al destino turístico, afirmando que hay aún mucha distancia con el techo en este punto del mapa y aprovechando para preguntarnos sobre el final: ¿Es demasiado lo que invierte República dominicana en promoción (76 millones de dólares)? o: ¿es insuficiente lo que destina Uruguay a esos efectos (7,5 millones de dólares)?.
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