Funciona desde 1931 en su actual ubicación, donde ocupa toda una manzana, entre  las Avenidas Lexington y Park (de sur a norte) y las calles 49 y 50 (de este a oeste),en el corazón del lado este.

El hotel es considerado uno de las más valiosas muestras de Art Deco de la ciudad, un  verdadero museo de ese estilo que se aprecia en cada rincón, en cada detalle desde el remate de su torre y sus fachadas a las bruñidas puertas de los ascensores.

Por su renombre, Waldorf Astoria se ha convertido además, en una marca de lujo de la Compañía Hilton su propietaria, que se expande hoy por EEUU y el mundo, construyendo nuevos hoteles o adquiriendo otras propiedades de singular prosapia como el San Juan o El Conquistador, ambos en Puerto Rico.

De este modo, se mantiene la tradición y sirve para una expansión global.

Porque la novedad y los cambios, deben partir por mantener y mejorar aquello que ya está bien.

Y el primer Waldorf, el de Manhattan, se mantiene estupendamente bien, sin que las nuevas tecnologías, adaptadas para mayor confort de sus huéspedes, afecten esa elegancia que tanto se aprecia en  salones como donde Al Pacino baila un tango en “Perfume de Mujer.”

Repetimos que cambio, no es destruir las tradiciones; de estos ejemplos los profesionales tenemos  mucho que aprender y a los  que viajen a Nueva York, les recomendamos sinceramente alojarse en el Waldorf o simplemente visitarlo.

Pueden tomar una copa en cualquiera de sus bares (a precios razonables), tomar un café en el Oscars Bar, su alegre Cafetería, o disfrutar de una comida en el elegante  Restaurante Bull & Bear, sin olvidarnos de los domingueros brunchs del Peacock Alley.

Es posible que nos estemos olvidando de destacar algo, pero si toman una visita guiada del hotel con almuerzo incluido, podrán apreciarlo en todos sus detalles (Se realiza jueves y sábados a las 11:30).

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