por Damián Argul, Consejero Editorial del PDA               

La noticia como tal, no nos sorprende, pero la tomamos con cierto escepticismo, ya que a lo largo de nuestra vida, no sólo hemos visto fracasar  muchos proyectos, a cuyos lanzamientos asistimos y nunca se concretaron, sino que hasta fuimos a la celebración, 30 años atrás, de la instalación de Disney en  una provincia argentina.

De hecho, estas noticias se repiten periódicamente en distintos países de nuestro continente.

Son expresiones de deseo. Se pueden aplicar mucho a dichos como el  “Demasiado bueno para que sea verdad”.

Aclaramos  que nuestra opinión,  si es que  a alguien pudiera importarle, parte si, de nuestra total ignorancia de cómo se realizan estos megaeprendimientos cuyas cifras  superan nuestra  capacidad de entendimiento.


Somos si, atentos observadores de los atractivos turísticos, no es casualidad que hace poco días, refiriéndonos a la lista  Forbes de “Las 50 atracciones más visitadas del mundo” destacáramos: “que entre los “top 10”, figuren cuatro  parques de Disney, lo cual confirma el prestigio, capacidad y poderío de la gente de Disney".


También hemos sido testigos del desarrollo de algunos de estos proyectos, especialmente Disney World en Orlando, a donde hemos viajado en numerosas ocasiones.

Como  observaciones objetivas señalamos, que hasta el momento, no hay ningún parque temático  de esa compañía en Latino América ni en todo el Hemisferio Sur.

Los parques de Disney están ubicados en zonas cercanas a grandes metrópolis y regiones densamente pobladas.

La excepción es Orlando, el único parque en el este de los EEUU, al otro extremo de el de Anaheim, California (Disneyland).

Su ubicación en Florida Central, lo hacen accesible a muchas ciudades del Estado: Miami, Fort Lauderdale, Tampa, Jacksonville y Tallahassee, la capital.

Por otro lado es facilmente accesible desde otros estados vecinos, como Georgia y Alabama.

Esta situación geográfica para Disney, es compensada “con el sol de la Florida”, que le permite tener más días y más horas diarias de operación.

El elegir una zona de pantanos, suponemos le permitió a la compañía realizar una gigantesca operación inmobiliara, comprando gran cantidad de tierra que se ha ido valorizando con el tiempo y que en el espacio, vale más cuanto más se acerca a los parques y su entorno.

Algo común a los proyectos de Disney, al menos en Occidente, es el rechazo de las comunidades donde ella se iba a instalar.

Orlando era, antes de Disney, un pueblo muy conservador con unos pocos  miles de habitantes que  formaba parte del llamado “Cinturón de la Biblia” y donde muy posiblemente reinara el Ku Klux Klan.

Sin duda los parques iban a alterar su estilo de vida, es lógico, con  1,086,480 de habitantes sólo en el Condado de Orange (2009);  de ese pasado quedan solamente las mansiones que apreciamos cuando recorremos el barrio histórico.

Orlando es la ciudad de más rápido ctrecimiento en el mundo.

En Francia, la oposición a Disney fue tremenda, pero aquí provenía fundamentalmente de  los sectores intelectuales.

La instalación de Disney, epítome de la cultura yanqui,  en las cercanías de París, era todo un atentado. Aun hoy, a nosotros, formados en la admiración a la cultura francesa, nos cuesta comprender que el Euro Disney sea más visitado que el Museo del Louvre y tantas otras maravillas de Paris.

Bueno es consignar, que previstas o no, Disney debió afrontar dificultades en Europa, para adaptar su oferta a ese mercado y en Asia también descubrió que sus emblemas no eran tan populares como en Occidente.

Lo que no se niega es que Disney puede llegar a ser un elemento distorsionante para los lugares donde se ubique y los especialistas en desarrollo, urbanismo y sustentabilidad son los que deben evaluar su conveniencia.

Desde nuestro punto de vista, Disney es extremadamente ambiciosa y quiere la tajada más grande del turismo que atrae, lo que está dentro de las reglas de juego del mundo actual.

Atrae mucho turismo y crea mucho empleo. Las llegadas de las compañías aéreas se multiplican.

No degrada las zonas en las que se instala. Cuida mucho su entorno y a su alrededor florecen, entre otras cosas, canchas de golf y costosos hoteles.

Intenta preservar el ambiente de familias,que es su gran público.

A dos horas de coche,  playas como Cocoa Beach y Vero Beach mantienen todo su encanto y en la ciudad de Orlando, se han desarrollado  atractivos barrios como Winter Haven, con gran oferta gastronómica y lujoso comercio.

Ojalá, que Disney se instale en el lugar donde se instale, si se instala y contribuya a su desarrollo, respetando sus características actuales.

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