Nos parece muy oportuna y encomiable esa medida de salvataje emprendida por un prestigioso grupo de músicos y gente del espectáculo.

El cierre de lugares nocturnos y de comercios es normal. En una ciudad como Nueva York, nada menos, el ciclo de vida de un restaurante es de solo cinco años.

Pero ciertos lugares, tan representativos deberían encontrar un mayor apoyo o estímulo que aseguren su continuidad. especialmente en el sector turístico, ya que ellos enriquecen la oferta al viajero, que muchas veces los frecuentan por efectos del “boca a boca”.

Reflexionábamos con amigos la cantidad de lugares de Montevideo, que figurando en la agenda de muchos viajeros, habían cerrado en los últimos años: Morini, El Águila, Bungalow Suizo, Forte di Makale, recientemente reabierto, para no irnos demasiado atrás en el tiempo.

Algo similar podemos decir de Asunción del Paraguay, donde varios de los más tradicionales lugares para escuchar música folklórica han cerrado, siendo sin duda la música uno de los principales atractivos de ese país.

Las causas de estos cierres deben ser múltiples, pero el apoyo de la comunidad para que sigan funcionando es imprescindible.

El nombre del pub se debe al legendario tartamudo, Eduardo Mateo, quien lamentablemente comenzó a ser verdaderamente grande después de morir. Sus últimos años transcurrieron casi en la indigencia. Foto: www.elmagodelosplatillos.blogspot.com

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