Alguien dijo que “viajar afirma lo bueno que tenemos en nuestro país e indica nuestras carencias y errores”.

De todos modos, no es nuestro tema de hoy discurrir sobre la importancia de los viajes, sino sobre los gastos de viajes.

Creemos que nuestros gobernantes deben viajar en el mejor nivel posible. especialmente en lo que a  transportes y hoteles se refiere.

Un viaje de trabajo, y estamos hablando de eso, indica una agenda apretada: volar varias horas, atravesar distintas zonas de uso horario, llegar y entrar en actividad lo antes posible, retornar al país o dirigirse a la próxima escala no bien terminen sus obligaciones.

Esto ahorra tiempo y dinero.

Este tipo de viajes  se deben encarar de la manera más cómoda posible y la comodidad, es algo que no se consigue fácilmente en clase económica.

No estamos hablando de comidas o bebidas especiales y otras “amenities”. Rapidez en los trámites, salas de espera confortables, más espacio para el descanso son ventajas nada despreciables.

En las llamadas “clases nobles” es más frecuente y posible relacionarse con los llamados “tomadores de decisión” y “formadores de opinión” de otros países, lo que puede ser un valor añadido al viaje de un gobernante.

Por algo se llaman clase ”Business” o Ejecutiva.

Para que el gobernante pueda relacionarse con su gente, con su pueblo, tiene todo el resto del año.

Lo mismo podemos decir de los hoteles, los que deben ser lo más cómodos posibles y cuando se trata de un evento internacional, alojarse en un hotel de categoría superior, permite continuar la llamada “diplomacia de los pasillos”.

Finalmente, no podemos omitir algo con lo que íntimamente no estamos de acuerdo, pero que no deja de tener su importancia,

No juzgaremos nunca a nadie por la ropa que usa, ni por la marca de su reloj o el modelo de auto. Tampoco por la clase en que viaje ni la categoría de su hotel, pero son sin duda, son factores muy tomados en cuenta.

Leímos no hace mucho, que si una secretaria recibe un pedido de entrevista con un Director de su empresa y el solicitante indica que estará alojado en uno de los mejores hoteles de la ciudad o en un simpático y céntrico albergue, de no mediar otra referencia, la categoría del alojamiento será determinante para el éxito de la gestión.

Es el mundo en que vivimos y no es nuevo.

En la época de post-guerra un grupo de ejecutivos de una empresa alemana -cosas que  pasan en Alemania-, se reunió para protestar porque sus gastos de viajes eran demasiado elevados, para la situación del país.

La propuesta fue rechazada, “ningún funcionario nuestro va a viajar en inferioridad de condiciones a las de cualquier competidor”.

Lo cierto es que cincuenta años después, esta compañía goza de muy buena salud y da empleo a miles de trabajadores muy bien remunerados.

La efectividad es lo primero que hay que medir para evaluar el éxito de una misión.

El ahorro de tiempo, cuando se viaja, es lo prioritario a la hora de sacar cuentas.

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