Pocos países han generado tantas malas noticias en la primera década del siglo XXI como Irak, un país torturado y agostado. Sin embargo, Irak mantiene fuertes pretensiones de atraer visitantes proclamando su condición de Cuna de la Civilización, ubicada en la legendaria Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, abocándose a la reconstrucción de sitios legendarios como Babilonia, Samaria y Nínive.
Sorprendentemente, Irak ya está recibiendo algunos grupos turísticos de Europa y Lejano Oriente, así como atención de la prensa especializada. Para el lector occidental, es más sorprendente aún, que este país recibe ya, desde hace un tiempo, muy importantes contingentes para visitar la tumba de Al Husayn Masjid, considerada por ellos como lugar sagrado.
Mas sorprendente resulta que algunas regiones de Irak, se encuentren en la lista de destinos recomendados para el 2011, por prestigiosas publicaciones como Lonely Planet.
El ejemplo iraquí sirve para demostrar como un país con tantas dificultades, apela a sus recursos histórico-culturales para atraer turistas como una forma de desarrollarse económicamente.
Sin embargo pese a que la importancia de las “atracciones turísticas”, expresión que parecería explicarse por si sola, su tratamiento es generalmente dejado de lado en el medio turístico: los numerosos encuentros profesionales, publicaciones e instituciones públicas y privadas de demasiados países.
Se piden reducciones de impuestos, subsidios, reglamentaciones, restricciones a las actividades informales, concientización, durabilidad, entre otras razonables demandas, pero la necesidad de crear, adecuar o desarrollar atractivos turísticos son generalmente omitidas.
Las atracciones turísticas, “no sólo son los lugares que proveen al turista lo que ver y hacer, sino que además representan el magnetismo del viaje”,(Clare A.Gunn, Tourism Planning).
La expresión se torna cada vez más abarcativa en vista del desarrollo del turismo y la diversidad de apetencias del público viajero y cada vez más se publicitan nuevas formas de viajar y nuevos intereses del viajero.
Por ejemplo, hoy se habla de turismo Atómico, caso Chernobyl, como la espeluznante forma de visitar los lugares donde se han realizado Explosiones, experimentos y todo lo relacionado con estos mortíferos elementos.
Más edificante puede resultar la contemplación de aves (birdwatching), una modalidad de turismo responsable, que lleva a muchos viajeros a recorrer el mundo para la observación de diferentes especies de aves.
Pero dentro de este gran abanico de posibilidades cuya novedad muchas veces nos sorprende, sólo algunas resultan predominantes y pueden dar lugar al desarrollo de una industria turística significativa:
* Sol y Playa.
* Histórico-Cultural.
* Compras.
* Nieve y Montaña.
* Negocios y Congresos
* Vida nocturna, espectáculos, gastronomía.
Las corrientes turísticas se dirigen a los destinos que le son turísticamente más atractivos y especialmente cuando algunos de ellos pueden ofrecer una combinación de estos elementos.
Así tenemos que una playa en el Caribe Mexicano, ofrece no solo su fina arena sino también muestras de la cultura maya y distintos aspectos del folclore de ese país.
Por su parte Londres que tiene un tremendo patrimonio histórico-cultural, cuenta una bien ganada reputación en la calidad de sus ropas y la posibilidad de hacer negocios o asistir a Congresos. Últimamente como lo señalamos en forma reiterada, ha ganado gran reputación por su gastronomía, algo impensable hace solo diez años.
Como aprovechar, desarrollar y potencia el patrimonio, tangible o intangible, según la clasificación de la UNESCO, debería ser tema de máxima prioridad para un destino turístico.
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