Estas circunstancias por cierto incómodas y en algunos casos potencialmente riesgosas, implican generalmente demoras, pérdidas del valioso tiempo libre e interrupción de vacaciones largamente soñadas.

Los problemas de Egipto han traído nuevamente al tapete este tema que se repite en distintos niveles cualitativos y cuantitativos.

No es necesario inventariarlos ya que ocupan los titulares de la prensa en forma abundante.

Es común que en estos viajes, ciudadanos de distintos países reclamen vehementemente, soluciones de sus gobiernos que no siempre son fáciles de instrumentar, cuando no imposibles, ya que se puede entender que un estado no necesariamente debe atender los problemas de ciudadanos que están viajando en forma voluntaria y por placer.

Se dan algunos casos de problemas en los que determinados accidentes naturales como inundaciones o huracanes ocurren en fechas en que éstos tienen cierta previsibilidad.

Más difícil de predecir son  los conflictos socio-políticos en países que a priori gozan de cierta estabilidad.

Para el periodista Peter Greenberg la respuesta es corta: “seguros de viaje”.

Pero aclara que elegir un plan de seguros no es una solución definitiva: ”y si no lee la letra chica usted puede no tener suerte en caso de emergencia”.

No obstante hay muchos seguros que no cubren casualmente casos de “conmoción social”.

Algunas compañías cubren problemas causados “por cualquier razón”, estos son obviamente más caros, pero dice Greemberg cuando uno hace el “viaje de su vida, minimiza al menos los problemas económicos”.

Con tantos foros, congresos y debates sobre turismo suponemos que el tema debe estar sobre la mesa. Si no lo está, debería estarlo.

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