Obviamente que en los días pasados, no faltó aquel "opinalotodo" que, mirando que de pronto había algún stand sin visitantes dijo: "che que poca gente que vino".
Otra de las rarezas y ésta, para nada endosable a la organización, fue la ausencia de agencias de viajes u operadoras de receptivo.
Este negocio del turismo de reuniones es para entendidos y para empresas que no solo saben, sino que pueden mirar el horizonte, que están preparadas para "esperar el futuro, andando".
Cincuenta destinos presentes y en una rápida recorrida de testeo, amplia satisfacción por haber estado presentes, por la cantidad y por la calidad de las entrevistas concretadas, en definitiva acierto de convocantes y convocados.
Para la organización, apostando a potenciar un destino como Uruguay, a mostrar Montevideo como plaza, el desafío en las tres ediciones ya concretadas ha estado plagado de riesgos; no se trata solamente del espacio físico y del armado, del apoyo tecnológico y la cobertura gastronómica y social, hay un capítulo decisivo que es el que atrae a los expositores y hace que cada año la feria crezca: los hosted buyers.
La búsqueda, la selección y la inversión para que viniesen, es uno de los grandes aciertos de FIEXPO, la feria de OPC´s más importante de América Latina, la que sus organizadores le regalan a su país, Uruguay y la que no sabemos hasta cuando podrá sostenerse aquí, en el extremo sur del continente dado que cada año son más insistentes y más tentadoras las ofertas para llevarla a otras sedes.
FIEXPO debería pasar a integrar el patrimonio nacional y de alguna manera, "decretar" con hechos, con apoyos, con certezas, que no puede salir de fronteras.
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