Reflexión y reivindicación
Miércoles, 25 Abril 2012 00:04

Reflexión y reivindicación
No sabemos si tendrá la solemnidad de la liturgia pero la convocatoria para el próximo viernes, en el Radisson Montevideo, por parte de AUDAVI, la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes, invita a la reflexión y a la reivindicación de la profesión. Y ya de arranque, está muy bien, muy distinto sería este mundo si cada sector se tomase al menos una jornada para reflexionar acerca de su actividad específica y para reivindicarla.
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Hemos sostenido en más de una ocasión, porque de ello estamos absolutamente convencidos, que no hay colectivo que funcione sin mística y ese estado muy rara vez surge por generación espontánea, generalmente se construye con trabajo, convicción, ilusión y mucha determinación, la que imprime el liderazgo.

Pero las instituciones que se robustecen con mayor vigor y se consolidan, son aquellas que pueden apelar a su propia historia.

Hace apenas poco más de dos meses escribimos: "Agentes de viajes: ¿de la línea de fuego a la retaguadia?" y creemos que en esa nota, logramos resumir en pocas palabras, la metamorfosis sufrida por el agente de viajes en los últimos tiempos.

Para colaborar con la reflexión de pasado mañana y para facilitar el camino de la reivindicación, compartimos un pasaje del artículo:

Si nos retrotraemos en el tiempo, para situarnos en la era de la "primera generación" de los tiempos modernos del turismo, situada claramente en el inicio de la segunda mitad del siglo pasado, con presencia clara hasta inicios de los 80, los agentes de viajes eran mucho más que "una especie de protagonistas de primera línea de la actividad", podemos decir sin temor a equivocarnos que en algunos lugares, en algunos países y más que eso, en algunos ámbitos no metropolitanos, el agente de viajes llegó a ser el más popular del barrio, del pueblo o de la provincia o departamento.


Hacía viajes de largo radio
Generalmente lucía bronceado
Fumaba americanos y los encendía con un Ronson o un Zippo
Bebía escocés
Calzaba Hush Puppies
Usaba gabardinas Burberry compradas en Londres
Punta era su lugar natural de week end

Acaparaba la atención en las reuniones familiares, en las de amigos, en el club, porque siempre "tenía la última", contaba lo que se usaba, lo que estaban dando en el Radio City o en el Lido o en la Scala y hablaba con tal naturalidad de la Quinta Avenida, de Rodeo Drive, de la Gran Vía, de Oxford Street o de la Rue Saint Honoré, como lo podía hacer de 18 de Julio, Corrientes, La Alameda o la calle Palma.

Entonces, cuando un cliente o un amigo de un amigo, o un familiar del amigo del amigo, llegaba a su oficina a preguntarle por un viaje, le invadía la misma sensación que la de estar visitando a una autoridad gubernamental o a un integrante del más selecto jet set. Máxime, si le ofrecía un Cohiba de la lata sobre el escritorio o a la dama, un After Eight.

Ese eventual cliente, si era muy ratón, salía a buscar otros precios pero, generalmente "compraba" todo lo que trasmitía ese ser tan especial, el autodenominado profesional del turismo, el agente de viajes, que con el paso del tiempo se convirtió en operador y fue subdividido en mayorista y minorista.

A la retaguardia

Un buen día sintió que le metían la mano en el bolsillo y se quiso rebelar pero no sabía bien como se hacía. Había creado su asociación pero para organizarse ante el Estado, para poder participar con cierto conocimiento de los Consejos de Salarios, para exonerar carga impositiva, para cambiar la factura por la boleta de control y canje, pero jamás, se le pasó por la mente que la otra parte de su propio ser, "la compañía aérea", pudiese desconocerlo y agraviarlo escamoteándole la comisión. No estaba preparado para eso.

De ahí en más, los aparatitos que él mismo se ocupó de traer como novedad, se fueron encargando de birlarle otra parte importante del negocio: esos aparatitos se convirtieron en competencia y en algunos casos no ponen garantía, ni aval ni rinden cuentas pero venden viajes.

Como si eso fuera poco, "la compañía aérea" le empezó a tirar con el abecedario por la cabeza y le creó la Sara, la Yolanda y todas las clases que se le pudieron ocurrir y le flechó drásticamente el mercado con tarifas prmocionales a las que les resguarda, apenas unas butaquitas.

Entonces ahí anda, intentando reacomodarse. Pero solo no puede, entonces va a la asociación, pero ahí también cambió la cosa, no tienen tiempo, están en la misma, tratando de reacomodarse.

Con el restito, pensó en contratar una consultoría pero, ninguna lo convence. Las del Norte, están a la vista, entonces, preguntó por aquí. Está intentando ubicar la que le recomendaron. Le dijeron escuetamente: "llamá al Consejo de Ancianos, son especialistas en el know how del error...".

¡Feliz día del agente de viajes!!

Unodeustedes


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