Si a nuestra mesa llega una botella de Fino Laína, de Evian o de Coca Cola, sabemos perfectamente cual es la procedencia de cada una de ellas, en cambio a una botella de vino, generalmente hay que tomarla entre las manos para saber su origen.

Colocar entonces el distintivo de Uruguay Natural, sumándolo a la muy buena calidad de los vinos uruguayos, es una conjunción muy inteligente que merece el mejor de los reconocimientos y está marcando una clara política de Estado.

En el mundo, nos consta, el nombre Uruguay no es familiar y todos sabemos que en el mejor de los casos, se le suele confundir con Paraguay, por ello, todas las medidas y acciones como la que señalamos que se tomen, mejorarán la comunicación y el márquetin del producto Uruguay en general.

Se nos ocurre que habría que promover una costumbre: todos los uruguayos que viajen al exterior, deberían tener acceso, con precios promocionales, a llevar una caja con vinos uruguayos de regalo y de esa forma, ayudar a la promoción del producto que nos interesa a todos, sin excepciones.

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