El salvador de la mansión Versace
Viernes, 09 Abril 2010 00:18

Mientras se prepara para volver a inaugurar la opulenta mansión de Gianni Versace, el empresario de alimentos Barton G. Weiss no oculta su disgusto por los anteriores intentos de convertir en un sitio popular el lugar de South Beach.
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"El concepto nunca funcionó'', dijo Weiss del palacio que funciona como un club, restaurante, y boutique hotel privado. "Lo utilizaron como si fuera un palacio de fiestas de Hugh Hefner. Y no lo es''.

Tres meses después de haber firmado un contrato de 10 años para encargarse de una propiedad vinculada con el escándalo de inversiones de Scott Rothstein, Weiss insiste que puede lanzar una era más elegante y refinada de la más famosa (y tristemente célebre) residencia de South Beach.

Weiss empezó por vincular la mansión de 20 habitaciones con otro colorido nombre: el suyo propio.

"Barton G.'' dice una bandera que ondea afuera del tercer piso de la vieja casa de Versace, una suite con frescos en el techo, una cama de nueve pies de ancho, y una habitación para el enorme armario. Verjas de hierro que señalan el lugar donde el ícono de la moda fue asesinado hace 13 años tienen un nuevo nombre en letras doradas: la villa de Barton G.

"Creo que mi nombre traerá una estabilidad estable, una indudable calidad'', dijo Weiss mientras degustaba café y croissants servidos en una vajilla de Versace, perteneciente a su compañía de comidas a domicilio, Barton G., que hace años se llevó a la mansión para un evento. ``Cuando borré el nombre y le puse la Villa de Barton G., eso ya indica de qué se trata''.

La estrategia supone un gran reto para Weiss, de 53 años, que ha hecho su carrera mediante la venta de comidas sofisticadas y elegantes. Su Barton G. The Restaurant en South Beach sirve macarrones y quesos en una trampa para ratones. Empleó una jirafa real para inaugurar su nuevo restaurante, Prelude, en el Centro de Artes Escénicas Adrienne Arsht en Miami.

Ahora Weiss se enfrenta a un sitio con fama de difícil, al que su firma le prestó servicios durante un tiempo, y espera que el nombre y el prestigio de Barton G. logre cambiar la situación.

"Se trata de un lugar realmente único, y Weiss es también un negociante excepcional'', dijo Jeff Lehman, ex gerente general del National Hotel, en South Beach, donde la compañía de Weiss en determinada ocasión realizó diversos eventos. ``Tal vez es un encuentro hecho desde el cielo''.

En la mayor parte, Weiss ha preservado el plan de negocios del dueño, Peter Loftin, que pagó a la familia de Versace U$19 millones de dólares en el 2000 por la mansión construida en 1930 llamada Casa Casuarina. La propiedad continuará funcionando como un hotel de 10 habitaciones, el alquiler de las suites estilo romano de Versace cuesta $5,200 por noche, con un pequeño restaurante, y un suntuoso espacio para realizar eventos.

Sin embargo, Weiss contempla un rol diferente para la antigua casona donde Versace pasaba sus vacaciones.

Cuando el restaurante de 70 comensales reabra el sábado por la noche, lo hará sin los camareros vestidos ostentosamente que le entregaban el menú a los transeúntes que pasaban por la acera. Tampoco Weiss tiene pensado restaurar el club privado cuya membresía costaba U$50,000, y decidió cancelar los tours de U$50 que Loftin comenzó a realizar en el 2008.

Mayordomos atenderán a los huéspedes, que podrán esperar finos arreglos florales, y servicios de desayuno y almuerzo privado. El público será invitado para tomar por la tarde un te inglés (unos U$30 por persona, dijo Weiss) que seguirá a una cena sólo mediante previa reservación. El menú es una pierna de cordeo por U$48 con yogurt griego, y una cremosa sopa de espárragos blancos por U$13.

Loftin, magnate de telecomunicaciones que compró la propiedad a través de una compañía llamada Casa Casuarina LLC, cerró la casa en noviembre, tres meses después de haber anunciado una nueva sociedad con el abogado de Fort Lauderdale Scott Rothstein. El equipo de Rothstein asumió brevemente las operaciones en tanto se preparaban para inaugurar un club y un restaurante italiano de alto nivel.

La participación de Rothstein tuvo lugar en medio de indicios de gran estrés financiero, cuando la propiedad se vio afectada con problemas fiscales tanto estatales como federales, y las compañías presentaron una demanda para cobrar cuentas que no se habían pagado. Weiss dejó de ser la compañía exclusiva de la propiedad alrededor del 2006.

Pero la asociación con Rothstein se vino abajo cuando una pesquisa federal lo acusó de llevar a cabo un complot estilo Esquema de Ponzi de U$1,000 millones con inversiones diversas.

Rothstein, que en la actualidad espera una sentencia judicial, vio cómo su interés de 10% en la propiedad se congeló mientras el gobierno se prepara para apoderarse de sus activos, dijo el viernes Loftin.

"Estados Unidos es propietario de 9.99 por ciento de Casa Casuarina y yo soy dueño del resto'', escribió Loftin en un correo electrónico.

Loftin declinó ser entrevistado para este artículo, pero elogió a Weiss como la respuesta a una propiedad que estaba a punto de perderse. Loftin tiene una hipoteca de U$25 millones sobre la propiedad.

El negocio de Loftin con Rothstein presenta un obstáculo para Weiss en momentos en que el magnate se encarga de la espléndida mansión en una economía en plena crisis.


fuente: El Nuevo Herald

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