El Festival Grec, en foco
Sábado, 30 Julio 2011 13:03

El Festival Grec, en foco

A pesar de la crisis, Barcelona no permite que se apague su cultura. En esta ciudad hay actividad cultural para todos los paladares. En medio de un abanico de propuestas que han convertido a Barcelona en un lugar de vanguardia, todos los años tiene lugar el Festival Grec. El encuentro está dedicado a la música, la danza, el teatro y el circo. Termina mañana. Las proyecciones estadísticas hacen suponer que llegará casi a los 100.000 espectadores, cifra que se acerca a la del año pasado, que fue récord en la historia de este festival de verano. Para tiempos de vacas flacas, un verdadero logro.

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por Alejandro Cruz

Gran angular . A lo largo del año pasado, el consumo de espectáculos de danza y de teatro disminuyó en dos millones en relación al período anterior. En la reciente edición del Festival Sonar, se vendieron 15.000 entradas menos. En lo que hace a espectáculos musicales en vivo, en la región catalana se produjo una merma del 30 por ciento. Igualmente, las cifras pueden ser engañosas. "La cultura ha sido de los sectores que mejor ha resistido la crisis. Cierto: ha disminuido la oferta y, por lo tanto, el consumo. Pero la crisis actual va más allá de lo económico. Es un momento de cambio de tanta envergadura que se asemeja a cuando comenzó la revolución industrial. Desde esa perspectiva, la necesidad de encontrarse con lo simbólico crece y la cultura vuelve a ser el sitio del cual rescatar sentido", interpreta en charla con este enviado Jordi Martí, el que fue director del Plan de Cultura para Barcelona y figura imprescindible en el campo de la gestión de políticas culturales públicas de las últimas dos décadas.

Foto testimonial. La sala Beckett es el teatro independiente más significativo de Barcelona. Tanto Javier Daulte como Rafael Spregelburd la conocen muy bien porque han presentado aquí infinidad de trabajos. El espectáculo que está ahora en cartel en el marco del Grec se llama Contra la democracia, de Esteve Soler. Está hablada en catalán (todo un problema, cierto). Más allá de esa dificultad, parece escrita a la luz del movimiento 15-M. Sin embargo, el texto es de un año atrás como si la reflexión artística tuviera un poder anticipatorio. La corrupción, la impunidad de los banqueros y el desencanto hacia la clase política la convierten en una obra de suma actualidad. Justo frente al Beckett, hay una casa. Está llena de grafitis en los que aparece la queja por la especulación inmobiliaria y el costo de la renta. Su futuro corre peligro. Ficción y realidad con sólo cruzar la calle.

Retrato. Ricardo Swzarcer es el director del Grec. Es argentino. Fue director administrativo del Teatro San Martín y director del Teatro Colón en 1986. La hiperinflación alfonsinista hizo que partiera a Europa. En Francia, fue director de la Opera de Lille; recibió el premio Victoire de la Musique a la mejor producción lírica francesa. Por concurso, desde hace cinco años, es director del Grec. Su contrato culmina ahora. Junto a su esposa y uno de sus tres hijos, piensa volver a la Argentina. Destino: Los Cocos, Córdoba. ¿Cuál fue el mayor desafío de su trabajo en Europa? "El trabajo de ir hacia el otro, de analizar lo que el otro percibe para poder programar -sea un teatro como un festival- fue muy rico y muy doloroso. Y digo «doloroso» porque uno atraviesa una crisis de identidad al tener que dejar de lado lo que piensa y siente. De todos maneras, vuelvo a la Argentina muy contento", dice en medio de un almuerzo vegetariano cerca del Mercat de la Boquería. Lo peor de esta experiencia lo contará volviendo hacia su oficina, que está frente a la Rambla: "Caminar todos los días por esta calle llena de turistas es imposible. Fueron 700 kilómetros en 5 años; los tengo contados". Tiene razón. Transitar por la Rambla, rodeado de tantos turistas convertidos en especies de zombis en estado de exaltación permanente, da una especie de miedito.

Foto contrastada. En Buenos Aires, el tango se convirtió en un elemento más del turismo cultural. De hecho, aquí, el gobierno porteño presentó el domingo un espectáculo de ese tipo, que se ganó un fuerte aplauso. El turismo en Barcelona es fundamental; nada nuevo. Cuando se le pregunta al visitante qué le atrae de la ciudad, habla del ambiente. Parámetro subjetivo, es verdad, pero palpable al caminar por las calles. El Grec también trabaja para ellos; por eso, en cualquier puesto de información turística, está el festival. "Por más que la Sagrada Familia brille en el mundo, esa mezcla de vida en la calle es lo nuestro. Claro que el exceso de turismo puede volverse en contra", dice Jordi Martí, y saca a relucir una leyenda urbana. Cuentan que a la pregunta más frecuente que les hacen los turistas a los de la Guardia Urbana del Barrio Gótico es a qué hora cierra. El ex número uno de Cultura de la ciudad se ríe: "Es que cuando la cota de carga de turistas se excede, conviertes el lugar en un espacio temático y la gente piensa que el Gótico es como un Disney con horario de apertura y cierre". Toda esa realidad convive con gente, con los reclamos de la gente del barrio, que, muy sencillamente, pide poder dormir en medio de esa fascinante Disney gótica.

Foto feliz. En medio de la completa programación del Grec, en estos días se presenta Días estupendos, de Alfredo Sarzol. El trabajo ha tenido tanto éxito que ha debido agregar funciones. El brillante espectáculo está montado en medio de una escenografía hiperrealista al borde del un set cinematográfico kitsch. Allí, los actores apelan a un realismo corrido de registro muy al estilo de La omisión de la familia Coleman, el trabajo de Claudio Tolcachir de quien, de hecho, el Grec programó Todos eran mis hijos. El paralelismo no es de mi autoría; se le ocurrió al gran director Lluís Pasqual, aquel que durante los ochenta realizó varios montajes icónicos en Buenos Aires. Pasqual desarrolla el concepto en su oficina del teatro Lliure, una de las salas estatales más importantes, durante un amable encuentro con La Nacion. "Esa naturalidad, aunque la naturalidad en teatro es muy artificiosa; esa manera de interpretar muy a la argentina le quita retórica a la tradición del teatro madrileño. Por eso, creo que Alfredo Sarzol y Tolcachir son como primos. Hay algo en ellos de una profunda libertad, osadía y de un envidiable humor." En medio de esta panzada de oferta cultural, hoy el Festival Grec estrena el último montaje; Tragedia, un poema visual que se presentará en pleno corazón del Montjuic en un auditorio al aire libre para 2000 personas. Entradas a tope. Una constante, como los síntomas de la crisis y los turistas dando vueltas mientras los españoles se preparan para las vacaciones. De hecho, mientras escribo en un bar del Raval, la mesera se despereza y dice en voz alta: "¡Qué cabronada! Todo un año de trabajo para un mes de vacaciones. ¡A tomar por culo! Así no es negocio".

Portal de América - Fuente: www.lanacion.com.ar

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