Personal o Virtual “That is the question"
Martes, 24 Octubre 2017 12:24

El hotel La henn na de Nagasaki, atendido casi enteramente por robots, es idea del empresario japonés Hideo Sawada, que asegura que abrirá más alojamientos de este tipo en Japón y en el resto del mundo. El hotel La henn na de Nagasaki, atendido casi enteramente por robots, es idea del empresario japonés Hideo Sawada, que asegura que abrirá más alojamientos de este tipo en Japón y en el resto del mundo.

Mientras el Portal de América  propone discutir sobre  los agentes de viajes y su futuro, la sección Viajes del New York Times acaba de publicar “El Gran Debate de los Conserjes: ¿Digital o Personal?". En realidad ambos abordan el mismo asunto: la obsolecencia de dos profesiones, vinculadas ambas a los viajes, ante los avances de la tecnología.

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por Damián Argul

 

 

Esto de los trabajos en extinción  no es  nuevo, pero la vertiginosidad con la que suceden actualmente es asombrosa y coloca el tema en el tapete.

Que no es nuevo ya lo sabemos, seguramente se podría escribir una historia de la humanidad a través de las obsolescencias o de profesiones extintas, que las hubo y muchas; aunque algunas se transformaron como las de paje, bufón o pregonero.

Específicamente en los viajes son o fueron muchas las profesiones desparecidas o en vías de  desaparecer, aún antes de la llamada IV Revolución Industrial.
Una muy notoria, de la que todavía quedamos algunos testigos supervivientes, fue la los barcos transatlánticos  de pasajeros que empezaron a desparecer con posterioridad a la aparición del Boeing 707. En este caso los marítimos se reciclaron, creando la poderosa industria de cruceros. Dejaron de ser un medio de transporte para convertirse en un destino móvil.

Señala  la revista Condé Nast Traveler un pequeño gran invento que cambió la forma en que viajamos y costó miles de puestos de trabajo a  maleteros de aeropuertos y hoteles: las maletas con rueditas. Ian Schaeregger –ex Studio 54- considera que los pasajeros de sus Public Hoteles, que buscan el ”nuevo lujo”, ya no requieren el servicio de botones, esos simpáticos muchachos que nos enseñaban a prender el aire acondicionado, manejar la TV e incluso nos daban un par de datos útiles para aprovechar nuestra estadía.

De manera que hoy,  mañana o pasado, podremos registrarnos en un kiosko, viajar sin servicio de azafatas, tomar un taxi sin conductor, registrarnos en el hotel y abrir la habitación con el celular, consultar al conserje electrónico, visitar la ciudad guiados por una app y si estamos perdidos preguntarle a Google Street o al GPS.

O sea, con un poco de suerte podríamos pasar una semana de viaje sin conversar con ningún ser humano. Y si tenemos ganas de hacerlo y entablar una charla con algún nativo o nativa desconocido/desconocida, corremos el riesgo de ser procesados penalmente por acoso, de acuerdo a algunas leyes que, se dice, se están discutiendo en varios países.

De vuelta a casa “el tipo” (Wimpi dixit) seguirá viendo cine por Netflix; desaparecidos los shopping centers hará las compras por internet, leerá lo que le recomendó Amazon y no su librero amigo, pedirá los platos de sus restaurantes ´preferidos por delivery y merced al gobierno electrónico, ni siquiera podrá enojarse con la burocracia, por más que ésta, se resista.
En su libro Cinco años de España (1981) el Profesor y filósofo Julián Marías decía algo así como que “desde el norte se ciernen sobre nosotros los negros nubarrones del aburrimiento”. Ojalá que se demoren lo más posible en llegar acá.

Portal de América

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