Si hablamos de turismo todo el año, comenzamos a encontrar la gran diferencia.

Si bien Punta del Este, con la construcción del Centro de Convenciones en El Jagüel, muy pronto habrá de convertirse en una plaza receptiva bastante diferente a la cual ha sido históricamente, Montevideo sigue contando con mayores condicionantes para mantenerse como la principal puerta de ingreso de turistas.

Hasta hace relativamente poco tiempo, a la "Muy Fiel y Reconquistadora ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo", le hacían falta salas, butacas y camas para postularse como un destino turístico hábil.

Sabido es que en los tiempos modernos el gran flujo, el diferenciador, es el turismo de reuniones, máxime en un enclave como el montevideano, por su estratégica ubicación geográfica, en medio de dos gigantes.

Pues bien, las recientes inauguraciones de las remodeladas y espectaculares salas del Teatro Solís y del Estudio Auditorio en el centro de la ciudad, a las que se suma la sala multiuso del LATU (Laboratorio Tecnológico) para 1.800 personas, vienen a conformar una oferta estupenda en el rubro.

El Regency Hotel de Campo en Zonamérica, su homónimo en Punta Carretas y las confirmaciones de la pùesta en marcha de obras para recuperar el mítico Hotel Casino Carrasco en la playa del mismo nombre, el Pestana Montevideo en el legendario edificio del Jockey Club y el viejo hotel Cervantes, el cual antepondrá a su nombre, la prestigiosa grifa Esplendor, son contundentes muestras que los inversores ven en el lugar, un sitio de buenos negocios.

El futuro gobierno departamental, que saldrá de las próximas elecciones municipales de mayo, seguramente será nuevamente del FA, la misma fuerza política que gobierna a nivel nacional. Tendrá ante si un arduo trabajo: recuperar la higiene de la ciudad y afirmar la seguridad, uno de los puntos débiles de la oferta, a pesar de ser Montevideo, con todo, una de las capitales más seguras de América del Sur.

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