Capitales imperiales, un regalo para los sentidos
Lunes, 01 Enero 2024 01:28

Capitales imperiales, un regalo para los sentidos

10 días en Austria, República Checa y Hungría ha sido de las mejores elecciones de destino en nuestra vida. Viena nos deslumbró; Praga nos gustó mucho pero (al menos para nosotros) tiene buena prensa con algo de exageración y Budapest, sencillamente queremos volver, nos faltó tiempo.

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Viena nos recibió con música de Mozart y Strauss en Schönbrunn

Nos dio el tiempo justo para llegar al hotel y enfilar hacia el Palacio de Schönbrunn, conocido como el “Versalles vienés”, uno de los principales edificios históricos y culturales de Austria. Mozart, Strauss, Klimt, Francisco José y María Teresa entre otros notables, fueron los anfitriones de un lugar espectacular, elegante, ordenado, pulcro, que exalta cultura.

La formidable experiencia del concierto en Schönbrunn; el recorrido por el museo del Palacio de Belvedere; la imponencia del Palacio Imperial de Hofburg; el Pabellón de la Secesión con el Friso de Beethoven, de Gustav Klimt y la imponencia del Parlamento como una postal de la antigua Grecia, fue un regalo para los sentidos.

Nos dimos el gusto de visitar el museo del Palacio de Belvedere.  La colección de obras es magnífica y se destacan las obras de Klimt con lugar preferencial para "El beso" y la del francés Jack Luis David, neoclásico, con su magnífico "Napoleón cruzando Los Alpes".

Disfrutamos además, la visita al monumento a los héroes del Ejército Rojo al recuperar Viena; el imponente Palacio Imperial de Hofburg; el Parlamento; la Basílica de San Carlos de Borromeo y en el Stadt Park, la icónica estatua a Johan Strauss.

 

Praga, la ciudad de las cien torres

Es una ciudad muy bonita, plena de contrastes, pero no nos dio en absoluto, la convicción de ser un destino turístico acogedor, máxime, para quienes hablamos español.

Manifiesta tosquedad en el relacionamiento humano, es rarísimo encontrar una carta de restaurante escrita al menos en inglés y sus precios no son nada accesibles.

Quedamos conformes con lo que vimos, es un lugar acerca del cual debemos decir con sinceridad que hay que visitarlo, que ofrece contrastes, que el Castillo de Praga; el puente de Carlos; la Ciudad Vieja y la obra de David Černý, son por sí solos motivos contundentes para llegar hasta allí. Pero si en este momento nos preguntan si volveríamos, si quedamos con ganas de estar algunos días más, la respuesta es mmmm….

 

Budapest nos reconcilió con el Danubio

Llegamos a Budapest, la capital de Hungría, por la que cruza el río Danubio. Su Puente de las Cadenas del siglo XIX conecta el distrito montañoso de Buda con la plana Pest.

La capital húngara nos reconcilió con el Danubio. No en vano la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad a un buen trecho de su paso por esta capital.

Sus diez puentes, la belleza y señalada identidad de las monumentales obras como el Parlamento por ejemplo, le dan a su costa un particular encanto.

El paseo nocturno en barco es imperdible, el señorío del café New York, el Goulash y su manifiesta vocación de ser parecida a París, han hecho que el tiempo de nuestra estancia haya sido escaso y nos hayamos prometido volver.

Artículo publicado en el N° 2 de PDA Magazine

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