por Sergio Antonio Herrera, @DelPDA en Twitter

Los gobernantes de los países donde la independencia de los poderes del Estado brilla por su ausencia, no tienen la autoridad moral para incomodarse ante ninguna opinión periodística que los involucre.

Todos sabemos (aunque pocos lo reconocen públicamente), que en el mundo entero, el cuarto poder existe y que en algunos países históricamente ha sido utilizado en buena medida para favorecer los intereses de cierto sector de la sociedad.

La persecución, la clausura, la discriminación desembozada de quienes piensan diferente y responden a intereses antagónicos a la filosofía del poder de turno es el reiterado error que han cometido históricamente los gobiernos totalitarios de derecha y de izquierda.

Las corporaciones periodísticas en muchos casos han manejado a su antojo la vida de los países, definiendo elecciones si, pero fundamentalmente, torciendo la información a su favor cotidianamente.

El advenimiento de Internet y con ella, la aparición de las redes sociales, ha democratizado la información, también es cierto, pero hay un gran debe en el escenario gigante de la comunicación: la mayoritaria incultura receptiva de los usuarios de esa información, o sea: Juan Pueblo.

Sabido es que las mentiras repetidas, con el paso del tiempo se convierten al menos, en medias verdades.

Hacer periodismo independiente, es no situarse a favor  ni en contra de nada o nadie y para eso, hay que aceptar que se puede ganar prestigio y respeto (aunque pocas veces es expresado específicamente) pero también tener bien claro que uno de los sectores de la organización periodística tan fundamental como el comercial, va a padecer las consecuencias.

Un amigo, muy sabio, suele reiterar que para mantener enhiesta la tribuna independiente, hay que demostrar inteligencia en lo periodístico para no comprometer lo comercial y que ese, es el principio básico para seguir sosteniendo presente nuestra opinión. El amigo tiene toda la razón pero, no es fácil llevarlo a la práctica, al menos para nosotros y por esta causa, hemos perdido clientes y hay algunos a los que ni siquiera intentamos venderles publicidad.

Quienes quieran pontificar con la libertad de expresión, deben acompañar el discurso con los hechos, como hacemos nosotros en el PDA, manteniendo un foro abierto a través de los comentarios, donde los lectores, respetando únicamente (nada menos) la observancia del decoro, las buenas costumbres, el no uso de palabras soeces pueden utilizarlo siempre que así lo entiendan necesario. También hay un costado muy importante a tener en cuenta en la interacción a través de nuestro sitio: quien quiera descalificar, denunciar y aún cuidando el lenguaje, agraviar, debe identificarse ante nosotros suficientemente. Desde aquí no alentamos tirar piedras escondiendo la mano.

La excelencia en la comunicación debe ser construida a diario, hora tras hora y responsables por ello, somos todos, quienes editamos y quienes son los usuarios de los medios.

Para bien informarse, hay que acceder a todas las fuentes posibles, de las más diferentes orientaciones políticas, filosóficas y religiosas y luego, procesar la información recibida y formar cada uno, su propio concepto para poder intercambiar ideas con quien sea, con propiedad.

Las ideas deben ser confrontadas con ideas y para ello, hace falta debatirlas. Claro, no es tan sencillo, la prueba está lo poco que se debate.

¿Por qué será...?

Nos vemos.

Portal de América - Imagen: www.ecuavisa.com