Uruguay abrió sus fronteras el 1º del corriente mes de noviembre, pero Brasil aún no lo ha hecho. Podrán ingresar brasileños a Uruguay pero no uruguayos a Brasil por vía terrestre.

Se estima que a Montevideo llegarán más de cien aviones repletos de hinchas de los cuatro clubes brasileños finalistas y más de 700 autobuses.

En los ámbitos relacionados con el turismo receptivo uruguayo existe una clara dualidad de sensaciones. Por un lado la gran expectativa de una facturación consistente luego de tanto tiempo de la nada misma, y por el otro una gran preocupación por el resultado de la operación de tantos miles de visitantes a la vez, envueltos en la pasión desmedida que genera el fútbol y el estímulo del alcohol que ingerirán con la catarata de cerveza que están enfriando desde hace tiempo los comercios uruguayos del circuito por el que habrán de moverse.

Desde hace mucho tiempo el Ministerio del Interior uruguayo, organismo que tiene a su cargo la seguridad, viene trabajando con las autoridades de Brasil y con Interpol a efectos de blindar su territorio para que no ingresen los integrantes de las “listas negras” norteñas.

Los días durante los cuales la capital uruguaya se vestirá de fútbol pueden resultar en la fiesta más grande jamás transcurrida dentro de sus fronteras, pero también Montevideo puede convertirse en el escenario de un espectáculo bochornoso.

Además de todas las precauciones posibles y el máximo de eficiencia de nuestros organismos de seguridad, deberemos cruzar los dedos unos cuantos días para sortear la difícil instancia con buena nota.

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