Anécdotas poco frecuentes con resultados afortunados
Miércoles, 17 Enero 2018 12:23

"mandame el pin" decía el WhatsApp de Älvaro... "mandame el pin" decía el WhatsApp de Älvaro...

Una de laa compras características de toda mujer en el exterior, invariablemente incluye cosmética y perfumería. En setiembre pasado habíamos estado con mi esposa en Madrid, al final de una extendida gira europea. Ella había comprado un conjunto de dos cremas que usa habitualmente pero, en la farmacia Montera en la calle del mismo nombre, le dieron un recibo y un comprobante para pasar a retirar una de ellas más tarde. Nos olvidamos y al día siguiente embarcamos en viaje de retorno a Uruguay, reparando acerca del olvido, recién al llegar a casa.

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por Sergio Antonio Herrera, desde Madrid, España

 

Sabiendo que yo venía para aquí Yoselin me encargó que le hiciera esta compra y comentó: “qué pena que no sabemos ni donde está el recibo y el comprobante ya que podrías pasar por la farmacia a ver si por aquellas casualidades te dan la crema. Aunque es díficl ¿no?, ya pasaron cuatro meses”.

 

En Carrasco, a pocos ninutos de salir hacia Madrid el lunes, me dí cuenta que me faltaba una tarjeta de crédito, la cual, dicho al margen, apareció en Peperone en la calle 28 y rambla de Punta del Este donde la usé el sábado pasado. Entonces a pedido, pasó a retirarla mi anigo Alvaro Gimeno, residente en nuestro principal balneario. Pero en la búsqueda “intensiva” dentro de la billetera, si bien no estaba el plástico, encontré el recibo y el comprobante de de la farmacia madrileña.

 

La cara de la empleada de la Montera cuando le planteé la posibilidad que estuviese la crema tras cuatro meses, fue todo un poema pero más significativa fue aún su exclamación cuando la encontró!! Si señores, recuperé las dos cosas: la tarjeta y la crema!!

 

Ante esto, recordé una anécdota vivida con otro amigo, Juan Ramírez, en un festival de Turismo de Gramado. El primer día fuimos a acreditarnos y a reconocer el espacio (llegamos casi al cierre) y nos volvimos al hotel. Allí comprobé que no tenía el celular. Más que lamentarlo no me quedaba otra que volver al día siguiente e investigar. Cuando por la mañana llamamos un taxi para volver al evento, al llegar, el chofer me mira y me pregunta: “¿este celular no lo olvidó usted ayer aquí en el coche?....

 

Sí, ya probé con el 5 de oro y en el casino pero... esa es otra historia.

 

Portal de América

 

 

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