por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay

La travesía de ida la hicimos el sábado 20 de diciembre en el Francisco y realmente, dejando de lado nuestra conocida posición crítica hacia López Mena y ciñéndonos pura y exclusivamente al comentario profesional, debemos decir que se trata de un medio de transporte que no solamente es amigable con el medio ambiente sino que prestigia y eleva el servicio a través del Río del Plata. Es una embarcación como sabemos de última generación en la que se viaja con el mayor confort, sea en la clase que sea (Primera Especial; Business; Turista y Económica) y en poco más de dos horas se llega de puerto a puerto. Tiene un muy bien surtido y amplio Free Shop, diversas estaciones para bebidas y comida rápida y un restaurante de gran nivel en la máxima categoría. Para documentar con la mayor precisión la impresión recibida como producto  basta decir que en el baño de caballeros también hay cambiador para bebés...

Como fuimos en el servicio de las 12, con la diferencia de hora a favor, a las 14.30 ya habíamos dejado el equipaje en la habitación del Esplendor Palermo Hollywood, en Fitz Roy y Guatemala y cruzamos a almorzar a una parrilla. Primer intento para pagar con dólares exitoso, lo tomaron a 13.

Hasta el martes 23, tuvimos distinta suerte con el cambio de moneda. En muchos comercios nos cotizaban a 8.50, a 9, a 11 y por ejemplo en una juguetería próxima a Galerías Pacífico nos pagaron a 14.

Un par de veces no tuvimos más remedio que negociar con los "arbolitos" de la calle Florida y ahí la cosa iba desde 12.40 pasaba por 12.70 hasta 12.90 y 13.

No creemos que para un país que pretende ser un destino turístico a nivel mundial como por mérito propio lo es Argentina y obviamente Buenos Aires se pueda conseguir brindar una peor imagen que la que dan estos ciudadanos a través de casi toda la extensión de esta famosa calle peatonal con el reiterado "cambio, cambio, cambio". Estábamos en un lugar que por muchas cosas no le envidia  nada al Primer Mundo pero que con esta imagen cae estrepitosamente al Tercero, siendo generosos.

En bus a la Costa Atlántica

Desde Retiro, en un doble piso ejecutivo de Cóndor La estrella hicimos los 400 kilómetros por 60 dólares la ida y vuelta.

Habíamos conocido Mar del Plata en 1970, integrando un famtour organizado por la Dirección de Turismo de la Provincia de Buenos Aires con una duración de ¡una semana!, un tiempo impensado para la época actual y habíamos recorrido en bus, Tigre; La Plata; Sierra de la Ventana; Carhue; Epecuén; Tandil; Balcarce y "La Feliz". La impresión que habíamos traído no ha variado a pesar del paso del tiempo, encontramos a Mar del Plata en cierto aspecto muy similar a Montevideo.

Con respecto al tipo de cambio allí oscilaba entre 12.50 y 13 y una particularidad: nadie cambia por la calle y lo más natural al parecer es que hay una franja de comercios relacionada con las joyas que se dedica a ello y atiende en horario comercial y en uno de ellos, a la vuelta del hotel en el que nos hospedamos, lamentamos no habernos animado a captar una imagen. Se trata de una joyería que poco y ninguna joya tiene en sus vitrinas en donde se cambia dinero con la mayor naturalidad, tanta naturalidad que...¡tiene custodia policial!, como cualquier casa de cambio o sucursal bancaria...lo que da crédito a lo que dicen algunos comunicadores: "Argentina, país generoso".

En un auto arrendado hicimos algo más de 100 kilómetros para recorrer Mar Chuiquita; Santa Clara; Mar de Las Pampas (dentro de poco dará mucho que hablar); Villa Gesell; Cariló (un muy hermoso lugar) y la acreditada Pinamar.

Cariló

La cartelera de teatros marplatense es el gran atractivo de este lugar y parte de la misma la experimentamos.

Nos matamos de la risa con Toc Toc, un éxito prolongado de la porteña calle Corrientes; vimos un trabajo serio y profesional de Pepe Soriano y Hugo Arana junto a un buen elenco en una obra que no nos terminó de agradar como La Nona y lo mejor de nuestra incursión teatral fue Mujeres de Ceniza, una excelente obra con Nora Cárpena; Mercedes Carreras; Zulma Faiad y Luisa Albinoni.

No hay que dejar de ir a comer a Viento en popa o a Puerto de Palos por el puerto marplatense; a Manolo, Tío Curzio o la franquicia de La Pasiva por Peralta Ramos, ni dejar de recorrer la zona comercial de la calle Guemes o la avenida del pullover, Juan B. Justo.

A la hora de las compras, no solamente está más barato que Uruguay, Mar del Plata en plena temporada es más barato que Buenos Aires.

La playa

En verano hay que tomar sol y bañarse en el mar, por lo tanto la opción obligada es la playa y allí hay dos opciones bien definidas: o un balnerario privado o la playa pública, sitios separados apenas por una cerca. Para situarnos, veamos lo que dice La Nación en su última edición  precisamente sobre la modalidad privada:

"Las autoridades marplatenses clausuraron ayer el balneario Peralta Ramos por haber impedido que turistas instalaran sus sombrillas y reposeras en un sector de uso público. La municipalidad de General Pueyrredón, el partido en el que se encuentra Mar del Plata, recordó que los propietarios de balnearios privados no pueden expulsar a turistas que deseen disfrutar de las playas públicas cercanas a su emprendimiento. "Se trata de una falta grave que no podemos tolerar, por lo que actuamos con toda la firmeza de las normativas vigentes", señaló el secretario de Seguridad y Control de la municipalidad de General Pueyrredón, Adrián Alveolite. El funcionario sostuvo en declaraciones a Radio Provincia que la Municipalidad tomó intervención debido a las "permanentes denuncias" recibidas."

Nosotros un día fuimos a un balneario por la zona del faro. "La entrada" es el alquiler de una carpa para cuatro personas. Tiene además cuatro sillas, una mesa, una reposera y da derecho a estacionamiento cubierto; uso de las piscinas y baños, duchas con toalla y jabón y servicio de bar y restaurante. El precio es de 450 pesos argentinos (USD 35 al Blue) y por ejemplo una picada para dos muy bien servida ronda los 110 pesos (USD 8,50); un coctel 50 pesos (USD 4) una botella de champagne nacional 90 pesos (USD 7).

Como vemos, no solamente en las compras los precios son muy accesibles. Esto como sabemos, constituye un serio argumento favorable a la costa atlántica argentina a la hora de elegir destino de veraneo la clase media del vecino país, la gran ausente de nuestras últimas temporadas.

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