"Están convocando a una reunión de alto nivel en presidencia y se dice que va a haber un anuncio importante sobre Pluna" me dijo por teléfono al caer la tarde Alejandro Butler, asesor en comunicación de Pluna S.A. en casi todo el período que tuvo a LeadGate al frente de la empresa, "si sabés algo decime" terminó. Pasé a buscar a mi señora y tomé la ruta hacia la Costa de Oro, hacia casa y apenas llegar con todos los que estábamos, seguimos viaje hacia Atlántida "para distraer" el foco de atención y picar algo.

Varios integrantes directos de mi familia trabajaban en Pluna, esa empresa era uno de los principales auspiciantes de este sitio, por los convenios existentes para familiares directos, siempre que nos adaptásemos al "sujeto a espacio", pagando un poco más que lo que significaban las tasas aeroportuarias, viajábamos a cualquier destino de la red a precios totalmente accesibles, privilegio que se extendía inclusive a ventajas parecidas con una serie de aerolíneas IATA adheridas al convenio. Para un periodista de turismo esto era como el aire para respirar.

La inestabilidad de los hijos que vieron que sus planes de vida entraban en un gran interrogante con niños chicos e inversiones grandes par el techo, era lo que veíamos en sus rostros aunque no lo dijesen y todo lo demás, también mal. De esa forma empezamos el duelo por la leyenda que dejaba de existir con sus jóvenes 75 años.

Por esas razones íntimas,que paralelamente cuajaban a la perfección con la mirada personal hacia el factor Pluna dentro del negocio aéreo, el turismoo del Uruguay y la propia economía nacional, desde el primer momento me autoasigné el lugar de doliente.

A un año de la fatídica noche y repasando todo lo visto, oído, leído y a la vez, también escrito y mencionado por mí, sigo como sin creer que haya pasado lo que pasó.

Me tocó a lo largo de la vida ver desparecer mucha cosa.

El inmenso Introzzi; Angescheidt; La Madrileña y mucho más; restaurantes; boliches, pero hay algunas de esas desapariciones que me impactaron más.

La primera, la del London París, ícono viviente de esta Montevideo de la primera parte del veinte que se arrastró hasta poco más del Ecuador de ese siglo y sucumbió, dejándonos sin nuestra Macey´s o nuestra Harrods.

La segunda fue la de la ONDA. Para graficar lo que fue esa empresa basta con decir que la gente del interior llegó a cambiarle el nombre a los ómnibus. Era frecuente escuchar la pregunta: ¿A qué hora sale "la ONDA" de CITA o la de CORA o la de TURIL?.

De alguna manera, esas dos fueron dolorosas pero de alguna manera esperadas, más la primera que la segunda pero, el final de Pluna no estaba en la cabeza de ninguna persona con visión de país en el idem.

Habrá que agarrarse de lo positivo y entre quienes tratamos de ser de esa forma, aprovechar las grandes enseñanzas, las que insisitimos en denominar el Know How del error no solamente para ayudar al proceso de afirmación y desarrollo de Alas U, sino para colaborar con la actividad y con el país, lo que es decir con nuestra gente.

Habrá que recordarla con mucho carinño, sin descartar la posibilidad de una resurreción, mucho más posible que lo que muchos puedan pensar, pero mientras tanto, dejarla descansar en paz.

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