Campiani
Viernes, 08 Marzo 2013 12:21

Campiani
En el país del "no te metás" y el de "algo habrá hecho", cada vez más gente y lamentablemente cada vez más comunicadores, aplican en la vida real el "copio y pego" wébico. Nuestra ética periodística a la hora de los créditos, nos convierte en rara avis al no adjudicarnos como propios jamás, contenidos generados por otros. Cuando publicamos algo de la autoría de alguien, ese alguien figura en los créditos, como debe ser, pero no siempre es y nos pasa casi a diario cuando es al revés, cuando se usa lo que hacemos y no se nos cita, o lo que es peor, cuando se firma de modo "trucho", trabajos de nuestra autoría.
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por Sergio Antonio Herrera, @Del PDA en Twitter

Por eso, por siempre dar la cara y firmar y jamás escondernos a la hora de opinar, es que en estos últimos cinco años hemos sido catalogados de diversas formas nada agradables, por estar también "a contramano" de la generalidad en el tema Campiani.

El desconocido Campiani


En alguna de nuestras charlas, le he preguntado el porqué, cuando apareció en el escenario de Pluna, dejó que la gente en Uruguay lo tomase como un oportunista, como un aventurero que "llegaba sin un peso a hacer un negocio turbio". Creo que nunca me dio una respuesta concreta, porque estoy seguro que nunca le importó, como emprendedor nato, estaba enfocado en su proyecto y hacía que le resbalara todo lo accesorio.

Matías es el mayor de cinco hijos de un matrimonio de clase alta argentina; licenciado en Administración de Empresas en la Universidad Católica de Buenos Aires y MBA de la Carnegie Mellon University, en Pittsburgh, PA. donde se especializó en Entrepreneurship y Finanzas. 

Trabajando para una de las principales empresas norteamericanas de la industria del aluminio fue destinado a cargos de confianza primero en Inglaterra y luego en Alemania.

Con un amigo de la infancia que era el hijo del importador de las primeras computadoras en la Argentina, desarrollan un programa de computación hábil para el manejo de precios y stock de una cadena de supermecados y con sólo 17 años concreta su primer negocio al vender ese software.

Con otro amigo, en este caso italiano, compañero de la Universidad en EEUU, mientras estudian, desarrollan uno de los primeros negocios de tarjetas telefónicas internacionales pero uno de sus mayores logros queda registrado cuando radicado en Alemania, dirige una empresa propia que desarrolla el primer tablet PC en 2002, como vemos, antes del de Jobs.

En 2010, en el marco del foro anual de líderes de ALTA, Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo, desarrollado en la ciudad de Panamá, la organización lo distinguió con el Federico Bloch Award, que reconoce el liderazgo en los avances de la industria de la aviación comercial en América Latina.

En marzo de 2012, apenas tres meses antes del abrupto final, lo vi con mis propios ojos en Wings of Change, el simposio de IATA en el marco de la FIDAE en Santiago de Chile, integrando el jurado de los premios GALA que otorga esa entidad, participando del panel de CEO´s de transportistas regionales moderado por Gustavo Di Cio y también, sentado a la mesa top de los almuerzos, junto a Tony Tyler, Enrique Cueto, Giovanni Bisignani, Alex de Gunten entre otros y en todo momento, prácticamente acosado por la prensa especializada.




La diferencia entre equivocarse y ser venal

Campiani subestimó al enemigo y sobreestimó su propia fuerza.

Lidiar con políticos rioplatenses es una materia que no dan en las universidades del primer mundo.

Se ha hablado con absoluta ligereza acerca de diversos temas que lo tienen como protagonista y todos ellos, están en alguno de los dos juicios que tiene a su cargo el Juzgado de Crimen Organizado aquí en Uruguay.

A lo largo de estos meses nos hemos referido a todos y cada uno de ellos y nos hemos informado también.

Matías Campiani puede haber comprado tres aviones de más, puede haber incluido algún destino de más en la red, puede haber sido demasiado crédulo al negociar con las autoridades argentinas y uruguayas y hasta puede haber errado en el trato con algún funcionario a su cargo.

Pero Matías Campiani, mal que le pese a sus detractores no es venal, es un hombre honrado con enormes valores.

Como hace cinco años

Para todo lo que venga, abro una carta de crédito para él.

Confío en que la justicia de mi país, sea justa.

Y después de esto, los plunólogos y opinólogos anónimos, pueden seguir participando.

Nos vemos.

Portal de América

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