El turismo y la conectividad
Domingo, 30 Septiembre 2012 19:21
Dijo hace pocos días el Vicepresidente Danilo Astori que "la conectividad es algo que no depende solamente de una aerolínea de bandera, que es la suma de servicios de transporte que brindan las diferentes empresas fluviales, terrestres y aéreas. Dijo la Ministra de Turismo y Deporte Liliam Kechichian: "Estamos muy conformes, se ha ido mejorando la conectividad, el tráfico con Argentina y con Paraguay está bien atendido, falta arreglar un poco la conectividad con Porto Alegre y con Santiago de Chile". Ambas apreciaciones, contienen parte de verdad absoluta y a la vez, en el contexto actual dejan traslucir una vez más que el gobierno sigue sin evaluar con acierto el impacto que ha ocasionado el cierre de Pluna.
por Sergio Antonio Herrera, DelPDA en Twitter
Está claro que como dice Astori la conectividad es la suma de servicios brindados por distintas modalidades de transporte, eso no merece discusión pero en el contexto actual, a un protagonista de su talla debemos reclamarle que en el caso de opinar, lo haga de una manera más concreta y comprometida, por ejemplo admitiendo las actuales carencias.
Sin embargo, en las apreciaciones de Kechichian, puede advertirse un alto grado de componente político, conciliador, pero a la vez un muy alejado análisis de la realidad actual.
No se puede decir que hemos avanzado porque Aerolíneas Argentinas y Austral han agregado servicios y mucho menos decir que con Brasil, Argentina, Chile y Paraguay estamos bien y que solo falta ajustar algo con la capital chilena y la capital riogradense.
Pluna no solamente tenía 14 frecuencias semanales a Santiago de Chile, 7 de Santiago a Guarulhos pasando por Carrasco; 60 semanales en el Puente Aéreo; 43 semanales entre Buenos Aires y Punta del Este; 14 semanales a Ezeiza; 14 a Asunción; 14 semanales a Guarulhos desde Montevideo y el mismo número de frecuencias a Río de Janeiro y a Porto Alegre, más 7 a Belo Horizonte; 7 a Brasilia; 11 a Curitiba; 13 a Campinhas, entre otras, sino un nivel tarifario muy accesible, que nada tiene que ver con el agio instalado en el nivel de precios actual, lo cual lleva a preferir cualquier destino menos el nuestro.
Lo peor que está pasando en Uruguay es que en aras de mantener una postura política suficiente, rayana en la soberbia y alejarse a cada hora que pasa de la objetividad imprescindible, nos estamos haciendo trampas al solitario y no estamos diagnosticando con certeza el mal que nos aqueja.
A la inocultable crisis mundial, agravada en Europa, se le ha sumado la tendenciosa ofensiva fundamentalista del gobierno K y como si todo eso fuera poco, el cierre de Pluna.
El gran problema es que es lo que se va a hacer con el enfermo llamado Destino Uruguay a partir de la tardecita del lunes 1° de octubre, cuando la vacuna autoanestesiante llamada subasta deje de surtir efecto.
Mientras sigamos automedicándonos y no consultemos a especialistas, el pronóstico no puede ser bueno.
¿Cuánto más pueden aguantar los hoteles, los restaurantes, los servicios de transporte interno, los propios aeropuertos, con el nivel de tráfico actual?.
¿Cuánto más van a aguantar todos estos proveedores sin hacer olas?.
Nos vemos.
Portal de América