¿El mercado aéreo es de la Argentina o del “otro”…?
Jueves, 23 Junio 2011 01:14

trelew, destino que "casi" llega a operar Pluna trelew, destino que "casi" llega a operar Pluna

Leía las notas colgadas en el Portal sobre la cuestión Pluna y se me ocurrieron algunas reflexiones. Para Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia es indudable que el mercado aéreo está en Argentina. Esto puede parecer un hecho paradójico ya que cabe preguntarse ¿por queé Aerolíneas Argentinas quebró varias veces….?.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Aclaro, formalmente no quebró nunca, pero su privatización en 1991 fue para evitar su cierre, luego se concursó en 2001 y si no hubiera sido por una maniobra ilegal, hoy investigada por la justicia penal, concretada por Pascual Arias, Diaz Ferrán y Mata Ramayo, seguramente hubiera quebrado como lo dijo la propia jueza que toleró esa anomalía legal. (1)
Finalmente en 2008 no quebró porque el Estado Nacional comenzó a aportar fondos a diestra y siniestra y hoy se estima que ese aporte  orilla u$s 1,5 millón diario. De hecho está quebrada.
Sin perjuicio Aerolíneas Argentinas salvo algún ejercicio excepcional siempre tuvo pérdidas.
¿Cómo se explica que Lan haya crecido y se haya consolidado a partir de usar el mercado argentino? ¿qué Pluna, la pequeña Lan como la llamó el editorial del Portal intente operar en este mercado? Y que ¿Aerolíneas Argentinas que fue y es la dueña del mercado por imperio de la vetusta ley 19030 de un gobierno dictatorial como se dice ahora, y de la ANAC y el ORSNA, dependa de la limosna estatal para subsistir?
Lo grave no es que solo Aerolíneas Argentinas sea una empresa en permanente bancarrota, sino que todo intento de hacer transporte aéreo desde 1960 a la fecha terminó mal y lo poco que existe hoy no logra afianzarse.
Develar este misterio es más difícil que el “Misterio del cuarto amarillo”, sin embargo a medida que avancemos veremos que no hay misterio alguno.
La Argentina es el país de los lamentos por las oportunidades pérdidas pero en vez de escudriñar en las causas de esas pérdidas, nos hemos ensañado en la búsqueda de “culpables”.
Como en aquel célebre monologo de Tato Bores, hemos descubierto que siempre la culpa la tiene “el otro”, nunca nosotros. (2)
Si Lan creció gracias al mercado argentino, es porque nosotros no lo supimos aprovechar, entonces ese mercado “vacante” fue aprovechado por “el otro”, el pérfido “otro” fue Lan.
Si en este momento Pluna aspira a ser la “pequeña Lan” es porque el mercado aéreo argentino sigue vacante, entonces la culpa la tiene  otro “otro”, como vemos ya tenemos dos pérfidos “otros”.
Si a ello sumamos que la idea de política aérea que impera en este momento, por parte del gobierno y de los gremios aeronáuticos es la defensa heroica de Aerolíneas Argentinas y un poco menos de Austral (hoy no se sabe si Austral es otro “otro”), vemos que el cielo argentino se va cerrando a contramano de lo que ocurre en el mundo.
Es decir se defiende una suerte de política aérea restrictiva para que no aparezcan más “otros” y entonces la cuestión es decir que no a todo, sin advertir que el negocio turístico no radica en las líneas aéreas sino en el flujo de pasajeros turistas, hombre de negocios, viajes étnicos, etc, etc, etc…
De ese modo estamos restringiendo los flujos y en consecuencia desalentando inversiones y obviamente el desarrollo del turismo propiamente dicho.
Decimos que el turismo crece pero lo que no decimos es cuanto más podría crecer si tuviéramos una política de transporte aéreo acorde a la altura del tiempo.
Creo que una idea interesante de soberanía es la de saber aprovechar los recursos y los medios y las empresas de aviación son solo medios.
Los recursos, que es lo valioso, son la geografía, la historia, el arte, la hospitalidad, la confianza, en fin todo aquello que hace que un destino resulte atractivo.
Lo importante es desarrollar los recursos, invertir en ellos, y en cuanto esos recursos resulten atrayentes y confiables habrá interés en invertir en los medios, en este caso transporte aéreo.
Entonces  si Lan o Pluna, Conviasa o AA o quien sea desean y ven provechoso venir a cualquier destino de la Argentina, ¿por qué le vamos a negar ese deseo que además a nosotros (argentinos) nos viene bien y nos beneficia?
El flujo turístico debe ser permanente y ese flujo es el que pude contribuir a solidificar nuestra economía.
El beneficio del negocio del turismo no está dado porque los turistas o los pasajeros lleguen por una línea aérea de bandera, sino que lleguen y la verdad es totalmente indiferente que lo hagan por tal o cual línea aérea, nacional o extranjera.
Lo que nos debe interesar es que lleguen los turistas a Trelew como lo intentó Pluna, así los pasajeros sean brasileros, peruanos, bolivianos, negros, blancos amarillos o marcianos…, pero si le prohibimos a Pluna hacer una ruta San Pablo-Montevideo-Trelew y no hay ningún otro que la quiera hacer, porque impedirlo, ¿beneficiamos a alguien impidiéndolo? O al revés del Martín Fierro es para mal de todos y bien de ninguno…
Si esa ruta fracasa, será Pluna la que perderá dinero y si resultara exitosa, Aerolíneas Argentinas o AU o ANDES o a mí si se me ocurriera crear una línea aérea, podría tomarla en cualquier momento con el beneficio que el riesgo de experimentar la ruta corrió por parte del “otro”, aunque este “otro” ya no sería tan malo…de donde nosotros pasaríamos a ser “el vivo” o “los vivos” pero en este caso esa no sería por la viveza criolla de tan mala fama, sino más bien por la inteligencia de la dirigencia dirigida a aprovechar o desarrollar un recurso del país corriendo parte del esfuerzo por parte de “otros”.
El negocio del transporte aéreo es muy complicado y para justificar los aportes del Estado a Aerolíneas Argentinas nos dicen que todas las líneas aéreas dan pérdida, entonces lo inteligente sería si Pluna o Lan o sor Juana de la Cruz quieren hacer transporte aéreo porque negárselo, nos evitarían perder mucho dinero.
A veces pienso que perder dinero parecería ser una cualidad honrosa…
Me pregunto en vez de echarle la culpa al “otro” porque no lo convertimos en nuestro socio, no sería más inteligente…porque por lo visto “el otro” ha demostrado ser más inteligente que nosotros…
Por ahora los “otros” son los culpables y gracias a Dios que tenemos quien nos proteja de ellos porque de nosotros no nos ocupamos ni nosotros y como en la canción de Yupanqui, las pérdidas son de nosotros y los recursos turísticos son de nadie…ni de los otros…

NOTAS:
(1) “…Digo esto porque la exclusión de Air Comet SA, como acreedor votante en el acuerdo provocaría fatalmente la no homologación del concordato, la apertura del juego de los arts. 48 y siguientes de la ley concursal, y, finalmente la eventual quiebra de Aerolíneas Argentinas SA.
Llegar a tan gravísima consecuencia a través de una interpretación forzada del art. 45 de la ley 24.522, y sin prueba fehaciente de la existencia de irregularidades por parte de la concursada o sus acreedores, parece repudiar el sentido lógico y de justicia que debe asistir una decisión jurisdiccional….”


(2) MONÓLOGO DE TATO BORES.
Este es un monológo de nuestro gran humorista argentino Tato Bores... es imposible leerlo sin recordar su voz, su entonación y sus gestos, por lo tanto es una linda forma de recordarlo. Espero que lo disfruten como yo, así que...queridos chichipíos, vermouth con papas fritas y good show!!!...
La culpa de todo la tiene el ministro de Economía, dijo uno.
¡No señor! dijo el ministro de Economía mientras buscaba un mango debajo del zócalo. La culpa de todo la tienen los evasores.
¡Mentiras! dijeron los evasores mientras cobraban el 50 por ciento en negro y el otro 50 por ciento también en negro. La culpa de todo la tienen los que nos quieren matar con tanto impuesto
¡Falso! dijeron los de la DGI mientras preparaban un nuevo impuesto al estornudo. La culpa de todo la tiene la patria contratista; ellos se llevaron toda la guita.
¡Pero, por favor...! dijo un empresario de la patria contratista mientras cobraba peaje a la entrada de las escuelas públicas. La culpa de todo la tienen los de la patria financiera.
¡Calumnias! dijo un banquero mientras depositaba a su madre a siete días. La culpa de todo la tienen los corruptos que no tienen moral.
¡Se equivoca! dijo un corrupto mientras vendía a cien dólares un libro que se llamaba "Haga su propio curro" pero que, en realidad, sólo contenía páginas en blanco. La culpa de todo la tiene la burocracia que hace aumentar el gasto público.
¡No es cierto! dijo un empleado público mientas con una mano se rascaba el Ombligo y con la otra el trasero. La culpa de todo la tienen los políticos que prometen una cosa para nosotros y hacen otra para ellos.
¡Eso es pura maldad! dijo un diputado mientras preguntaba dónde quedaba el edificio del Congreso. La culpa de todo la tienen los dueños de la tierra que no nos dejaron nada.
¡Patrañas! dijo un terrateniente mientras contaba hectáreas, vacas, ovejas, peones y recordaba antiguos viajes a Francia y añoraba el placer de tirar manteca al techo. La culpa de todo la tienen los comunistas. ¡Perversos! dijeron los del politburó local mientras bajaban línea para elaborar el duelo. La culpa de todo la tiene la guerrilla trotskista.
¡Verso! dijo un guerrillero mientras armaba un coche-bomba para salvar a la humanidad. La culpa de todo la tienen los fascistas.
¡Malvados! dijo un fascista mientras quemaba una parva de libros juntamente con el librero. La culpa de todo la tienen los judíos.
¡Racistas! dijo un sionista mientras miraba torcido a un coreano del
Once. La culpa de todo la tienen los curas que siempre se meten en lo que no les importa.
¡Blasfemia! dijo un obispo mientras fabricaba ojos de agujas como para que pasaran diez camellos al trote.
La culpa de todo la tienen los científicos que creen en el Big Bang y no en Dios. ¡Error! dijo un científico mientras diseñaba una bomba capaz de matar más gente en menos tiempo con menos ruido y mucho más barata.
La culpa de todo la tienen los padres que no educan a sus hijos.
¡Infamia! dijo un padre mientras trataba de recordar cuántos hijos tenía exactamente. La culpa de todo la tienen los ladrones que no nos dejan vivir ¡
Me ofenden! dijo un ladrón mientras arrebataba una cadenita a una jubilada y, de paso, la tiraba debajo del tren. La culpa de todo la tienen los policías que tienen el gatillo fácil y la pizza abundante. ¡Minga! dijo un policía mientras primero tiraba y después preguntaba.
La culpa de todo la tiene la Justicia que permite que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra. ¡Desacato! dijo un juez mientras cosía pacientemente un expediente de más de quinientas fojas que luego, a la noche, volvería a descoser.
La culpa de todo la tienen los militares que siempre se creyeron los dueños de la verdad y los salvadores de la patria.
¡Negativo! dijo un coronel mientras ordenaba a su asistente que fuera preparando buen tiempo para el fin de semana.
La culpa de todo la tienen los jóvenes de pelo largo. ¡Ustedes están del coco! dijo un joven mientras pedía explicaciones de por qué para ingresar a la facultad había que saber leer y escribir. La culpa de todo la tienen los ancianos por dejarnos el país que nos dejaron.
¡Embusteros! dijo un señor mayor mientras pregonaba que para volver a las viejas buenas épocas nada mejor que una buena guerra mundial.
La culpa de todo la tienen los periodistas porque junto con la noticia aprovechan para contrabandear ideas y negocios propios.
¡Censura! dijo un periodista mientras, con los dedos cruzados, rezaba por la violación y el asesinato nuestro de cada día. La culpa de todo la tiene el imperialismo Yankee.
That´s not true! (¡Eso no es cierto!) dijo un imperialista mientras cargaba en su barco un trozo de territorio con su subsuelo, su espacio aéreo y su gente incluida. The ones to blame are the sepoy, that allowed us to take even the cat (la culpa la tienen los cipayos que nos permitieron llevarnos hasta el gato)
. ¡Infundios! dijo un cipayo mientras marcaba en un plano las provincias más rentables.
La culpa de todo la tiene Magoya.
¡Ridículo! dijo Magoya acostumbrado a estas situaciones. La culpa de todo la tiene Montoto.¡Cobardes! dijo Montoto que de esto también sabía un montón.
La culpa de todo la tiene la gente como vos por escribir boludeces. ¡Paren la mano! dije yo mientras me protegía detrás de un buzón. Yo sé quién tiene la culpa de todo.
La culpa de todo la tiene El Otro. ¡El Otro siempre tiene la culpa! ¡Eso, eso! exclamaron todos a coro. El señor tiene razón: la culpa de todo la tiene El Otro.  
Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper algunas vidrieras y/o pagar alguna solicitada, y/o concurrir a algún programa de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo), nos marchamos a nuestras casas por ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido descubierto. Mientras nos íbamos no podíamos dejar de pensar: ¡Qué flor de Hijo de p... que resultó ser El Otro...!

Portal de América

 

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